Tipnis at its worst – El Tipnis en su peor momento

Editorial, El Deber:

One of the most important reserves in Bolivia is being mistreated from various sides without anyone taking responsibility for preventing it.

The Isiboro Sécure Park (Tipnis) suffers one of the greatest challenges in its history, due to the recurring and illegal activities of deforestation and felling of trees, illegal coca leaf plantations and the rampant cattle activity in an unsuitable area, for those practices.

This protected area, with high biodiversity, which is also home to indigenous peoples, suffers from permanent subjugation by the so-called intercultural who, after settling down, grow coca in prohibited places, in addition to clearing and ranching.

The Tipnis, the object of struggle in past decades and original and environmental claims, is being fragmented by the uncontrolled expansion of the agricultural frontier, also putting at risk the survival of the original indigenous populations that depend on the resources of the jungle.

Territories are parceled out, paths are opened in the forest, the ecosystems that the reserve guards in the southern area of Tipnis are modified. Along with the jungle, the identity of indigenous peoples such as the chimanes, mosetenes and yuracarés is preserved. Given the little concern of the Bolivian State for the invasion in these territories, despair grows along with the denunciations and the deterioration of the territory.

Even this progress in felling and clearing, plus the coca planting, has led to scenarios of tension, violence and insecurity in the Tipnis.

It is urgent to safeguard this natural jewel before it is too late. Like other patrimonies, they are worth if they are alive and prevent them from becoming ruins to worship them and photograph their vestiges. Today its defense is urgent, without deadlines or excuses.

Because the loss of Tipnis has consequences for biodiversity. Being one of the most biodiverse protected areas in the country and in South America, its ecosystems, such as the humid jungle, high altitude meadows, lagoons, etc., are crucial to conserving its flora and fauna.

It contains endemic species, found nowhere else in the world, including the black caiman, the spectacled bear, and the red-maned puma. The loss of the Tipnis would mean the extinction of these species.

It is worth mentioning that it also houses biodiversity corridors that connect with other ecosystems such as the Amazon, the Chaco and the Chiquitana region. The fragmentation of these corridors would isolate species populations and further erode biodiversity.

It is not about “my territory” to abuse it until it is dry, because, among other damages already mentioned, indiscriminate deforestation would increase the carbon footprint and increase the emission of greenhouse gases. This means that the damage is not only to Bolivia. The human, ethnic, cultural and environmental consequences on a regional scale have a devastating impact.

It is time to lower the speeches of the Pachamama and the protection of the environment to an honest, concrete and tangible reality. The balance, so often mentioned, must be put into practice, as well as life in harmony between man and nature. The rest is politicking.

Una de las reservas más importantes de Bolivia está siendo maltratada por varios flancos sin que nadie asuma la responsabilidad de impedirlo.

El parque Isiboro Sécure (Tipnis) sufre uno de los mayores desafíos de su historia, por las actividades recurrentes e ilegales de la deforestación y tala de árboles, las plantaciones ilegales de hoja de coca y el desenfreno de la actividad ganadera en una zona no apta para esas prácticas.

Esta zona protegida, con alta biodiversidad, que además es hogar de pueblos indígenas, sufre de permanentes avasallamientos de los llamados interculturales que tras asentarse cultivan cocales en sitios prohibidos, además del desmonte y la ganadería.

El Tipnis, objeto de lucha en décadas pasadas y de reivindicaciones originarias y medioambientales, está siendo fragmentado por la descontrolada expansión de la frontera agrícola poniendo en riesgo, además, la supervivencia de las poblaciones indígenas originarias que dependen de los recursos de la selva.

Se parcelan territorios, se abren caminos en el bosque, se modifican los ecosistemas que guarda la reserva en la zona sur del Tipnis. Junto con la selva se preserva la identidad de los pueblos indígenas como los chimanes, mosetenes y yuracarés. Ante la escasa preocupación del Estado boliviano por la invasión en estos territorios, la desesperación crece junto a las denuncias y el deterioro del territorio.

Incluso este avance de las talas y desmontes, más el sembradío de coca, ha derivado en escenarios de tensión, violencia e inseguridad en el Tipnis.

Es urgente salvaguardar esta joya natural antes que sea tarde. Como otros patrimonios, valen si están vivos y evitar que se conviertan en ruinas para adorarlos y fotografiar sus vestigios. Hoy su defensa es urgente, sin plazos ni excusas.

Porque la pérdida del Tipnis trae consecuencias para la biodiversidad. Al ser una de las áreas protegidas más biodiversas del país y de Sudamérica, sus ecosistemas, como la selva húmeda, praderas de altura, lagunas, etc., son cruciales para conservar su flora y su fauna.

Contiene especies endémicas, que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo, entre ellas el caimán negro, el oso de anteojos y el puma de crin rojizo. La pérdida del Tipnis significaría la extinción de estas especies.

Cabe mencionar que alberga también corredores de biodiversidad que conectan con otros ecosistemas como la Amazonia, el Chaco y la región chiquitana. La fragmentación de estos corredores aislaría poblaciones de especies y erosionaría aún más la biodiversidad.

No se trata de “mi territorio” para abusar de él hasta secarlo, porque, entre otros daños ya señalados, la deforestación indiscriminada aumentaría la huella de carbono e incrementaría la emisión de gases de efecto invernadero. Esto significa que el daño no es solo a Bolivia. Las consecuencias humanas, étnicas, culturales y ambientales a escala regional tienen un impacto demoledor.

Es hora de bajar los discursos de la Pachamama y la protección del medioambiente a una realidad honesta, concreta y palpable. El equilibrio, tantas veces mencionado, debe ponerse en práctica, así como la vida en armonía entre el hombre y la naturaleza. Lo demás es politiquería.

https://eldeber.com.bo/edicion-impresa/el-tipnis-en-su-peor-momento_322286

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