Editorial, Página Siete:
The governor of Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, represents one of the radical poles of Bolivian politics and is not a leader who is capable of uniting the democratic forces of the country, however, his violent arrest and subsequent sending to jail of Chonchocoro has aroused the indignation and protest of a diversity of sectors of Bolivian society because, in this case, a specific citizen is not being defended, but instead seeks to make democratic values and freedoms prevail in Bolivia.
The current protest in Santa Cruz, which is linked to the 36-day strike last year, precisely demands the validity of these principles and is one more expression of the sustained resistance against the MAS government.
The Government is mistaken if it believes that the political, civic and social leaders who demand the release of the Santa Cruz governor do so because they support him politically; in reality it is a protest against political persecution, against the subjugation of justice and against authoritarianism in general.
This fight, which has its epicenter in Santa Cruz, is questioning the very foundations of the model established by the MAS for more than 15 years and which, according to several analysts consulted by this newspaper, is in the process of decomposition.
In an article published this Sunday in the Ideas supplement, analyst Henry Oporto talks about the need for a new social contract in the face of “the governance crisis and a latent power conflict.”
Meanwhile, the specialist in public administration, Gustavo Pedraza, in an interview also published this Sunday in Página Siete, warns that the constant conflict in Santa Cruz is the transition towards post-masismo and a new State model, in which the human rights, judicial independence and the productive economy.
At this point, the conflict in Bolivia does not have a specific beginning and end, but rather a succession of social and political unrest that, day after day, deepens the questioning of the government of Luis Arce.
Therefore, the ignorance of the results of the referendum of February 21, 2016, the political crisis of 2019 and the establishment of the rhetoric of the “coup d’état” that has put a former president, a governor and a civicleader in jail are the milestones that lead the MAS Government towards the end of its cycle.
That is why it is important to remember that there was no coup in 2019 and that, therefore, Jeanine Añez, Marco Pumari and Luis Fernando Camacho should not be imprisoned. Asking for the freedom of these people is defending democracy.
El gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, representa a uno de los polos radicales de la política boliviana y no es un líder que sea capaz de aglutinar a las fuerzas democráticas del país, sin embargo, su violenta detención y posterior envío a la cárcel de Chonchocoro ha despertado la indignación y protesta de una diversidad de sectores de la sociedad boliviana porque, en este caso, no se está defendiendo a un ciudadano en concreto, sino que se busca hacer prevalecer los valores democráticos y las libertades en Bolivia.
La actual protesta de Santa Cruz, que está unida al paro de 36 días del año pasado, demanda justamente la vigencia de esos principios y es una expresión más de la resistencia sostenida en contra del gobierno del MAS.
El Gobierno se equivoca si cree que los líderes políticos, cívicos y sociales que exigen la libertad del gobernador cruceño lo hacen porque lo apoyan políticamente; en realidad es una protesta en contra de la persecución política, en contra del sometimiento de la justicia y en contra del autoritarismo en general.
Esta lucha, que tiene su epicentro en Santa Cruz, está cuestionando las bases mismas del modelo instaurado por el MAS desde hace más de 15 años y, que, según varios analistas consultados por este medio, está en proceso de descomposición.
En un artículo publicado este domingo en el suplemento Ideas, el analista Henry Oporto habla de la necesidad de un nuevo contrato social ante “la crisis de gobernabilidad y un conflicto de poder latente”.
Entre tanto, el especialista en administración pública, Gustavo Pedraza, en una entrevista también publicada este domingo en Página Siete, advierte que la constante conflictividad de Santa Cruz es la transición hacia el posmasismo y a un nuevo modelo de Estado, en el que se respeten los derechos humanos, la independencia judicial y la economía productiva.
A estas alturas, la conflictividad en Bolivia no tiene un inicio y un final determinados, sino que es una sucesión de malestar social y político que, día tras día, ahonda el cuestionamiento al gobierno de Luis Arce.
Por tanto, el desconocimiento de los resultados del referéndum del 21 de febrero de 2016, la crisis política del 2019 y la instauración de la retórica del “golpe de estado” que ha llevado a la cárcel a una expresidenta, a un gobernador y un dirigente cívico son los hitos que encaminan al Gobierno del MAS hacia el fin de su ciclo.
Por eso es importante recordar que el 2019 no hubo golpe de Estado y que, por tanto, Jeanine Añez, Marco Pumari y Luis Fernando Camacho no deberían estar presos. Pedir la libertad de estas personas es defender la democracia.
https://www.paginasiete.bo/opinion/editorial/no-es-camacho-es-la-democracia-MK5941068