Editorial, Pagina Siete:
The worrying unemployment figures
Bolivian workers have arrived on May 1 in the middle of the worst economic crisis caused by the pandemic and with the highest unemployment rate in recent years, which as of February reaches 8.93%, according to data from the National Institute of Statistics (INE).
According to the Millennium Foundation, 1,022,249 jobs were lost in a cumulative way based on data from Fundempresa, the list of taxpayers of the National Tax Service, the continuous employment survey of the INE, which records an employed population of 5,856,606, and the survey of micro and small companies in the areas of industry, commerce and services. The institution also crossed the information of the Rural Economic Units of the Ministry of Rural Development and Lands, which registers approximately 788 thousand units. They are, according to experts, historical figures, which give an idea of the magnitude of the decline in economic activity due to the pandemic.
However, what is worrying is the deterioration that this means for the quality of life of Bolivians. The issue of decent employment has been shunned for decades in the country; the sources of employment that are listed are generally temporary and it has not been possible to promote a policy that removes the majority of Bolivians from precariousness and informality.
With the pandemic, the situation has worsened around the world, and Bolivia is no exception. In July of last year unemployment levels climbed to 11.56%.
Many people were left without jobs, and a good part suffered salary cuts. People who lost their jobs are unable to find new sources of income and frequently joined the informality figures. Those most affected by this situation are usually young people who try to enter the labor market, and women, who have less recognition for their work and suffer discrimination.
It is, as you can see, an alarming situation. Not only has the quality of employment declined, but unemployment has become massive, without there being a policy or proposal for a solution from the authorities. The increase that has been approved (2% of the minimum wage) is low, but even so the employers consider it excessive and the tripartite dialogue, between government authorities, employers and workers, was again impossible.
It has been said for years, but this diagnosis shows that it is imperative that the Government address this issue at this time. Public-private partnerships and the improvement of working conditions for Bolivians are indispensable in times of crisis.
Las preocupantes cifras del desempleo
Los trabajadores bolivianos han llegado a este 1 de mayo en medio de la peor crisis económica provocada por la pandemia y con la tasa de desocupación más alta de los últimos años que a febrero alcanza a 8,93%, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Según la Fundación Milenio se perdieron 1.022.249 empleos de forma acumulada con base en datos de Fundempresa, el padrón de contribuyentes del Servicio de Impuestos Nacionales, la encuesta continua de empleo del INE, que registra una población ocupada de 5.856.606, y la encuesta a las micro y pequeñas empresas en los rubros de industria, comercio y servicios. La institución también cruzó la información de las Unidades Económicas Campesinas del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, que registra aproximadamente 788 mil unidades. Son, según los expertos, cifras históricas, que dan una idea de la magnitud de la caída de la actividad económica a causa de la pandemia.
Sin embargo, lo preocupante es el deterioro que esto significa para la calidad de vida de los bolivianos. El tema del empleo digno ha sido rehuido por décadas en el país; las fuentes de empleo que se consignan son generalmente eventuales y no se ha podido impulsar una política que saque de la precariedad y la informalidad a la mayoría de los bolivianos.
Con la pandemia la situación se ha agudizado en todo el mundo, y Bolivia no es la excepción. En julio del año pasado los niveles de desempleo treparon al 11,56%.
Muchas personas quedaron sin empleo, y una buena parte sufrió reducciones salariales. Las personas que perdieron sus empleos no logran encontrar nuevas fuentes de ingresos y frecuentemente pasaron a engrosar las cifras de la informalidad. Los más afectados con esta situación suelen ser los jóvenes que intentan ingresar al mercado laboral, y las mujeres, que tienen menos reconocimiento por su trabajo y sufren discriminación.
Es, como se puede ver, una situación alarmante. No sólo ha bajado la calidad del empleo, sino que el desempleo se ha masificado, sin que haya una política o propuesta de solución de parte de las autoridades. El incremento que se ha aprobado (2% al salario mínimo) es bajo, pero aún así los empresarios lo consideran excesivo y el diálogo tripartito, entre autoridades de Gobierno, empresarios y trabajadores, otra vez fue imposible.
Se ha venido diciendo desde hace años, pero este diagnóstico demuestra que es imperativo que el Gobierno se ocupe de este tema en estos momentos. Las alianzas público-privadas y la mejora de las condiciones de trabajo para los bolivianos son indispensables en tiempos de crisis.
