By Erbol:
DEMAND ENVIRONMENTAL COMMITMENT
They warn that Protected Areas are in serious danger if the uncontrolled incursion of illegal activities continues

An image of Otuquis Park. Photo: Sernap
If the incursion of illegal activities into Bolivia’s protected areas continues, these areas could suffer irreversible damage that might jeopardize the existence of their main conservation values and, if not reversed, their very objectives of creation, warned the Commission for the Defense of Bolivia’s Protected Areas (COPDEAPBO).
“What we currently have are vast areas legally established through legal instruments to safeguard the most valuable parts of our natural heritage, but they are not fulfilling the purpose for which they were created,” stated environmental law expert Rodrigo Herrera.
He noted that over 30 years have passed since the establishment of the National System of Protected Areas (SNAP), composed of national, departmental, municipal, or private protected areas important for conserving Bolivia’s biodiversity, and more than 25 years since the creation of the National Service of Protected Areas (SERNAP) as the technical authority responsible for their management and conservation.
After the first 10 years of solid progress in this process, “the direction has been lost, and currently, there is no significant change in the country regarding public environmental management. Moreover, the major reforms that occurred after the approval of the State Political Constitution (CPE) and required the updating and strengthening of fundamental laws, such as Law 1333, were not considered.”
According to the Commission for the Defense of Bolivia’s Protected Areas, the international mobilization sparked by concerns over the planet’s state, which culminated in the 1992 Rio Summit, can be considered the first push for developing environmental management in Bolivia.
The institution advocating for regions with diverse ecosystems believes that the 1990s saw the initiation of proposals and discussions for formulating a national environmental policy, which contributed to the development of the 1992 Environmental Law 1333.
Based on these foundations, various technical tools for environmental management were subsequently developed, such as the General Regulation of Protected Areas (approved by DS 24781 on 07/31/1997) or the creation of the National Service of Protected Areas (SERNAP by DS 25158 on 09/04/1998) as a decentralized technical authority responsible for managing national protected areas and coordinating the SNAP.
However, Herrera asserts that the future of protected areas does not only depend on legal norms but also requires adequate monitoring and oversight. “Like any other surface of the national territory, monitoring is fundamental and must be strengthened,” he added.
Park Rangers
The Escazú Agreement, an international treaty (ratified by Bolivia in 2018), is particularly significant. It seeks to “guarantee the full and effective implementation in Latin America and the Caribbean of rights to access environmental information, public participation in environmental decision-making processes, and access to justice in environmental matters.” It also protects environmental defenders.
Regarding this, the jurist believes that, as in other countries, the institutionalization of park rangers must be a priority. Park rangers should be considered permanent personnel, and their operations must be regulated through specific provisions.
“Their transfers, dismissals, and appointments must be carried out transparently and according to conservation needs, as required not only by Bolivian society but also by international treaties to which Bolivia is a party,” he stated.
“SERNAP staff and all environmental agencies in the country must be composed of individuals highly committed to the environment and specialized in the field,” said Herrera.
He suggested that SERNAP must be developed as a professional technical institution, supported by science and law, to conserve Bolivia’s protected areas—not as an entity aligned with a particular social sector or political ideology.
The institution has an exclusively technical role. Therefore, as in its early years, it should be staffed with suitable individuals with the necessary profile and training to ensure the conservation of the most valuable parts of our natural heritage, such as protected areas, rather than functioning as an entity subject to favoritism or improvisation, as is currently the case.
Dismissal and Reinstatement
On December 30 of last year, the Director of Bolivia’s National Service of Protected Areas (SERNAP) decided to dismiss several employees, including park rangers. Among them was Marcos Uzquiano, an environmental defender known for his commitment to protecting Bolivia’s protected areas and ecosystems.
However, the Second Constitutional Chamber of La Paz ruled in favor of Marcos Uzquiano, granting him legal protection and ordering the annulment of the memo acknowledging his services rendered to the National Service of Protected Areas and reinstating him in his position as Chief of Protection for the Beni Biological Reserve Biosphere.
COPDEAPBO denounced that the authority failed to consider in its decision that park rangers are the first line of defense for Bolivia’s protected areas against activities that harm them. For this reason, they are considered environmental defenders who need full support and recognition for the work they carry out with sacrifice and effort. (Commission for the Defense of Bolivia’s Protected Areas)
Por Erbol:
PIDEN COMPROMISO AMBIENTAL
Advierten que las áreas Protegidas están en serio peligro si continúa la incursión descontrolada de actividades ilegales

Una imagen del parque Otuquis. Foto: Sernap
Si continúa la incursión de actividades ilegales al interior de las áreas protegidas de Bolivia, éstas pueden sufrir daños irreversibles que incluso pueden poner en riesgo la existencia de sus principales valores de conservación y, si no se revierte, sus propios objetivos de creación, advirtió la Comisión para la Defensa de las Áreas Protegidas de Bolivia (COPDEAPBO).
“Lo que tenemos ahora son extensas superficies que fueron creadas legalmente con instrumentos jurídicos para resguardar lo más valioso de nuestro patrimonio natural, pero no están cumpliendo con el propósito de su creación”, afirmó el jurista especialista en medio ambiente, Rodrigo Herrera.
Informó que transcurrieron más de 30 años desde el establecimiento del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) constituido por el conjunto de áreas protegidas nacionales, departamentales, municipales o privadas de importancia para la conservación de la biodiversidad boliviana, y más de 25 años desde la creación del Servicio Nacional de Área Protegidas (SERNAP), como la autoridad técnica, responsable de su gestión y conservación.
Después de los primeros 10 años de avances sólidos en este proceso, “se ha perdido el rumbo y en la actualidad no se encuentra un cambio trascendental en el país, en lo que se refiere a la gestión pública en materia medioambiental, además que las grandes reformas que se registraron después de la aprobación de la Constitución Política del Estado (CPE) y que demandaban la actualización y fortalecimiento de normas fundamentales, como la Ley 1333, no fueron consideradas”.
Según la Comisión para la Defensa de las Áreas Protegidas de Bolivia, la movilización internacional generada por la preocupación sobre el estado del planeta y concretada en la Cumbre de Río de 1992, puede ser considerada como el primer impulso para que se desarrolle la gestión ambiental en Bolivia.
La instancia defensora de las regiones con diversos ecosistemas, considera que en los noventa se iniciaron los planteamientos y discusiones para la formulación de una política ambiental nacional y que aportaron al desarrollo de la Ley 1333 de Medio Ambiente de 1992.
Fue sobre estas bases que se elaboraron, posteriormente, diversas herramientas técnicas para la gestión ambiental como el Reglamento General de Áreas Protegidas (Aprobado por DS 24781 del 31/07/1997) o la creación del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP mediante DS 25158 del 04/09/1998) como una autoridad técnica descentralizada responsable de la gestión de las áreas protegidas nacionales y de la coordinación del SNAP.
Sin embargo, Herrera asume que el futuro de las áreas protegidas no sólo depende de las normas legales, sino también deben ser objeto de un control y de una fiscalización adecuada. “Como cualquier otra superficie del territorio nacional, lo fundamental es la fiscalización, aspecto que debe ser reforzado”, añadió.
Los guardaparques
Tiene especial relevancia el Acuerdo de Escazú un tratado internacional (ratificado por Bolivia en 2018), que busca “garantizar la implementación plena y efectiva en América Latina y el Caribe de los derechos de acceso a la información ambiental, participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales y acceso a la justicia en asuntos ambientales”. También protege a los defensores ambientales.
Al respecto el jurista considera que como en el resto de los países la jnstitucionalidad de los guardaparques tiene que ser una prioridad, por lo que los guardaparques deben ser asumidos como un personal inamovible y que su funcionamiento tiene que estar regulado por relaciones específicas.
“Su traslado, su destitución e incorporación debe cumplirse de una manera transparente y de acuerdo a las necesidades de conservación que es exigido no sólo por la sociedad boliviana, sino también, por los tratados internacionales y de los que forma parte Bolivia”, aseveró.
“Los funcionarios del SERNAP y de todas las dependencias ambientales del país deben ser integradas por personas altamente comprometidas con el medio ambiente y especializadas en la temática”, dijo Herrera.
Sugirió que el SERNAP tiene que ser forjado como una institución técnica profesional y que tiene que apoyarse en la ciencia y en las leyes para conservar las áreas protegidas bolivianas y no como una instancia que pertenecería a un determinado sector social o con una determinada ideología política.
La institución tiene una función exclusivamente técnica, por ello, como era en sus inicios con gente idónea con el perfil y formación necesarios para garantizar la conservación de lo más valioso de nuestro patrimonio natural, como son las áreas protegidas, y no como una institución que puede estar sujeta al cuoteo o improvisación como sucede actualmente.
Destitución y restitución
El 30 de diciembre del año pasado, el Director del Servicio Nacional de Áreas Protegidas de Bolivia (SERNAP) determinó destituir a varios funcionarios, entre ellos a guardaparques. Marcos Uzquiano fue uno de ellos, el defensor del medioambiente que se destacó por su compromiso en la protección de las áreas protegidas y los ecosistemas de Bolivia.
Sin embargo, la Sala Constitucional Segunda de La Paz falló en favor de Marcos Uzquiano, concediéndole la tutela y disponiendo dejar sin efecto el memorando de agradecimiento por sus servicios prestados al Servicio Nacional de Áreas Protegidas, y restituirlo en el cargo que desempeña como Jefe de Protección de la Reserva Biológica Biósfera de Beni.
COPDEAPBO denunció que la autoridad no consideró en su determinación que los guardaparques son la primera línea de defensa de las áreas protegidas de Bolivia frente a las actividades que afectan a las mismas y por ello son considerados defensores ambientales y que necesitan de todo el respaldo y valoración por el trabajo que cumplen con sacrificio y esfuerzo. (Comisión para la Defensa de las Áreas Protegidas de Bolivia)
