By Carlos Toranzo Roca, Brújula Digital:
They rose to power together, with Evo only adopting indigenous and socialist ideas at the last minute. Early in his campaign, those were not his main themes, as he came from a unionist logic more closely tied to revolutionary nationalism, which is his true heritage, as is the Popular Participation framework. His unionist soul was anti-imperialist, anti-oligarchy, against private enterprise, enamored with state-run businesses, addicted to nationalizations, and deeply rooted in corporatism in politics. All of this stems from the revolutionary MNR of 1952.
Arce, a mid-level functionary at the Central Bank, served as Evo Morales’ Minister of Economy for 14 years. Together, they enjoyed and squandered a boom of approximately $80 billion.
Evo and Arce spoke of a new economic, social, and community model, but in reality, neither believed in community development, and it was never pursued. Furthermore, the so-called community world—tiny as it is and particularly rural—is deeply attached to private property, has a mercantile logic akin to that of the Phoenicians, and aligns with neoliberalism.
Arce served as minister for so long primarily because of his total subservience to Morales, even playing matchmaker in Evo’s affairs with young women, often photographed with both of them. Together, they failed to invest in hydrocarbon exploration, which is why Bolivia is now a net importer of gasoline and diesel. In short, they killed the goose that laid the golden eggs.
They corrupted peasants and social movements through prebendalism, financed the massive embezzlement of the Indigenous Development Fund, gifted cars and buildings, and provided loans that were never repaid because they were meant to fund clientelist mobilizations in favor of the government. Together, they financed dozens of state-run companies, deficit-ridden white elephants that continue to inflate the fiscal deficit, now reaching 11% of GDP.
They paid national TV channels to broadcast Morales’ soccer games, funded the Orinoca Museum to showcase Morales’ soccer jerseys, expanded the legal area for coca cultivation to provide more raw materials for drug trafficking, and turned the Chapare region into a territory without state presence, allowing international drug cartels to strengthen their foothold.
Both caused the deaths of José María Bakovic and Marco Antonio Aramayo. Morales gave the order for extrajudicial killings at the Hotel Las Américas, with Arce remaining silent; the same happened with the El Porvenir massacre and the attack on indigenous people in Chaparina. Their supposed defense of indigenous people amounted to empty words, while their love for Mother Earth turned into ruthless extractivism.
Arce allowed Morales to fully express his misogyny, helping Morales’ female ministers chant sexist songs celebrating the leader’s sexual abuses. Morales used his power to receive young peasant girls and abuse them, offering favors to their parents. Arce remained silent out of subservience, turning a blind eye to statutory rape and acting the same way in the Zapata case, involving influence peddling and her appointment as manager at Camce. Meanwhile, Minister Arce built himself a personal office building with Persian carpets to flaunt extravagance during times of plenty. They came to power preaching austerity, but in reality, squandered millions on luxurious expenses.
Together, they burned through $15 billion in international reserves, exponentially increased external and internal debt to a staggering $37 billion, allowed the Central Bank to finance state expenditures in violation of its regulations, and consumed the petroleum rent. They spoke of the Bolivian miracle, when the only miracle was how they brought the economy to the brink of collapse and plunged it into an extreme crisis.
They ruled the country by deepening divisions between Cambas and Collas, “k’aras and t’aras,” leftists and rightists, insulting their opponents by calling them neoliberals—the very ones who had gifted them the miracle of 57 TCF in gas reserves, which they squandered during nearly 20 years in power.
What merits did Arce have to be the MAS candidate after the cowardly Morales fled to Mexico? His greatest asset was his total subservience, which is how he became the presidential candidate handpicked by Morales. Morales trusted the loyalty of an obsequious minister, but Arce, like anyone who gains power, became intoxicated with it and began to distance himself from Morales, proving that loyalty is non-existent among those with little moral consistency.
Bolivian society must oust MAS from power through the ballot box to create a future free of autocracy. Hopefully, the diverse opposition factions understand that this is the democratic challenge the country faces.
Por Carlos Toranzo Roca, Brújula Digital:
Subieron al poder juntos, Evo sólo a última hora tomó para sí las ideas indigenistas y del socialismo, en los albores de su campaña esos no eran sus temas, pues él viene de una lógica sindical, más ligada al nacionalismo revolucionario, del cual es un hijo como lo es de la Participación Popular; su alma sindical era antiimperialista, antioligárquica, anti empresa privada, amor por el Estado empresario, adicta a las nacionalizaciones y adscripción al corporativismo en la política. Todo eso es herencia del MNR revolucionario del 52.
Arce, un funcionario de medio pelo del Banco Central, fue ministro de Economía de Morales por 14 años, ambos gozaron y dilapidaron un boom de cerca de 80.000 millones de dólares.
Evo y Arce hablaron de un nuevo modelo económico, social comunitario, cuando en realidad ninguno cree en la comunidad y no se la desarrolló nunca. Además, porque el mundo comunitario, minúsculo por cierto y, en especial, el campesino, es profundamente apegado a la propiedad privada, ama al mercado con una lógica fenicia y adscribe al neoliberalismo.
Arce fue ministro todo ese tiempo, primero por ser totalmente obsecuente con Morales, hasta celestino en los amores de Evo con jovencitas que eran fotografiadas con ambos. Entre los dos no realizaron inversiones de exploración de hidrocarburos y por eso ahora Bolivia es un importador neto de gasolina y de diésel; es decir que mataron a la gallina de los huevos de oro.
Entre ambos corrompieron prebendalmente a los campesinos y a los movimientos sociales, financiaron los horribles desfalcos del Fondo de Desarrollo Indígena. Regalaron autos y edificios, dando créditos que no se pagaban nunca porque eran destinados a movilizaciones clientelares en favor del gobierno; entre ambos financiaron decenas de empresas estatales, elefantes blancos deficitarios que incrementan día a día el déficit fiscal que llega a un 11% del PIB.
Pagaron a la TV nacional para transmitir los partidos de fútbol del Jefazo, financiaron el museo de Orinoca para que Morales luzca sus camisetas de fútbol; ampliaron la superficie legal de cultivos de coca para que el narcotráfico tenga más materia prima, convirtieron al Chapare en una geografía sin presencia estatal, dejando que aumente la presencia de carteles internacionales del narcotráfico.
Ambos provocaron la muerte de José María Bakovic y Marco Antonio Aramayo. Morales dio la orden para las ejecuciones extrajudiciales del Hotel las Américas ante el silencio de Arce; sucedió de la misma manera con la matanza de El Porvenir y el ataque a los indígenas en Chaparina. Eso de defensa de los indígenas quedó en puras palabras, el amor por la madre tierra se convirtió en el más despiadado extractivismo.
Arce dejó que Morales desarrollara al máximo su misoginia, ayudó a las ministras de Morales a cantar cánticos machistas celebrando los abusos sexuales del Jefazo. Morales usó su poder para recibir niñas campesinas y abusar de ellas dando prebendas a sus padres. Arce calló en todo momento por obsecuencia, se hizo de la vista gorda ante el estupro, actuó de la misma manera ante el caso de Zapata, el tráfico de influencias y su nombramiento como gerenta en la empresa Camce. Mientras tanto, el ministro Arce se hizo su propio edificio con alfombras persas para demostrar el despilfarro en épocas de opulencia. Llegaron al poder hablando de austeridad, pero en realidad se rifaron millones de dólares en gastos suntuarios.
Entre ambos despilfarraron 15.000 millones de reservas internacionales, subieron exponencialmente la deuda externa e interna, ambas suman la increíble cifra de 37.000 millones de dólares; permitieron que el Banco Central financiara gastos estatales rompiendo las reglas de esa entidad, se comieron la renta petrolera, ambos hablaron del milagro boliviano, cuando el único milagro es que acabaron con la economía boliviana y la llevaron una crisis económica extrema.
Gobernaron al país ampliando las diferencias entre cambas y collas, entre “k’aras y t’aras”, entre izquierdistas y derechistas, insultaron a sus adversarios tratándolos de neoliberales, justamente a ésos que les regalaron el milagro de tener 57 TCF de reservas de gas que mal usaron en casi 20 años de gobierno.
¿Qué méritos tenía Arce para ser candidato del MAS, después de que el cobarde Morales huyo a México? Su gran capital fue su total obsecuencia, así llegó a ser candidato a presidente nombrado por Morales, éste confiaba en la lealtad de un ministro obsecuente, pero Arce, como cualquiera que llega al poder, se engolosinó con éste y comenzó a alejarse de Morales, pues la lealtad no existe en gente de poca consistencia moral.
La sociedad boliviana debe echar al MAS del poder, ganarlo por la vía de las urnas para así crear un futuro no autocrático. Ojalá las diversas oposiciones entiendan que este es el reto democrático del país.
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