Editorial, El Deber:
Illegal land occupation is undoubtedly the greatest challenge faced by agricultural producers in eastern Bolivia, especially in the department of Santa Cruz. This problem has been recurrent and seems to have no solution, as these invasions often go unpunished. However, there is now a glimmer of hope: the Government has just announced that law enforcement has cleared five agricultural properties in the northern zone of Santa Cruz.
The cleared properties are Nueva Toledo, Nueva Toledo Uno, Monteverde, Garza Blanca, and Fuji, located near the Guarayos province, a region where violent occupations have been reported for several years. All these properties have consolidated land titles.
In addition to threatening food production, land invaders operate violently and put the lives of producers and legitimate owners at risk. They arrive armed at night in groups of about 50 people. The affected parties have identified the same ringleaders leading the invasions on different properties.
The continued presence of these so-called “interculturales” on these lands allowed them to appropriate the soybean production of previous years, and they were already preparing to plant another thousand hectares.
It is very positive that these invaders have been stopped on these five properties. It is a good start, but much remains to be done. The productive sector notes that there are over a hundred agricultural properties in the country that still need to be cleared, a task that must be led by the National Institute of Agrarian Reform (INRA).
An ex-director of INRA pointed out that land invasions have worsened in the last ten years because criminals have acted with total impunity. He says that agrarian property is guaranteed in the Political Constitution of the State (CPE), so the Police and justice system must act accordingly, carrying out judicial processes and punishing the guilty.
This problem is so serious that it even worries representatives of other countries whose citizens have a presence and investments in Bolivia’s agricultural sector. For example, a Brazilian deputy is requesting, through appropriate diplomatic channels, that Bolivian authorities take measures to prevent what he describes as a potential “bloodbath” in productive areas of Santa Cruz, such as San Julián. He warns about the danger posed by these invaders, who, according to him, hide under the name of “intercultural movements.”
This assessment is not an exaggeration. In recent years, there have already been dozens of confrontations between invaders and producers and local communities. There have been injuries, deaths, kidnappings, and attacks on the press in these long-standing conflicts. This entire scenario is a powder keg that will sooner or later explode if the full force of the law is not applied.
At the end of the police operation on the five mentioned properties, the Prosecutor’s Office issued arrest warrants against five alleged ringleaders, and their homes were raided. It is important that they are prosecuted and punished accordingly. A precedent must be set to stop the land invasions. The theory that these individuals enjoyed some political protection to perpetrate their crimes must be debunked. The entire criminal scheme must be dismantled, and legal security must be restored to national food production.
Editorial, El Deber:
La ocupación ilegal de tierras es sin duda la mayor dificultad que enfrentan los productores agropecuarios del oriente boliviano, especialmente los del departamento de Santa Cruz. Este problema ha sido recurrente y parece no tener solución, ya que estos avasallamientos suelen quedar impunes. Sin embargo, ahora surge una luz de esperanza: el Gobierno acaba de anunciar que las fuerzas del orden han liberado cinco predios agrícolas en la zona norte de Santa Cruz.
Los predios desalojados son Nueva Toledo, Nueva Toledo Uno, Monteverde, Garza Blanca y Fuji, ubicados cerca de la provincia Guarayos, una región donde se han denunciado violentas ocupaciones durante varios años. Todos estos predios cuentan con títulos consolidados en su derecho propietario.
Además de atentar contra la producción de alimentos, los invasores de tierra operan con violencia y ponen en riesgo la vida de los productores y legítimos propietarios. Llegan armados en horas de la noche en grupos de unas 50 personas. Los afectados han identificado a los mismos cabecillas liderando las invasiones en diferentes predios.
La permanencia de estos llamados “interculturales” en esas tierras ajenas les permitió apropiarse de la producción de soya de anteriores gestiones y ya se preparaban para sembrar otro millar de hectáreas.
Resulta muy positivo que a estos invasores se les haya puesto freno en estos cinco predios. Es un buen comienzo, pero queda mucho por hacer. Desde el sector productivo señalan que existen más de un centenar de propiedades agrícolas en el país que todavía deben ser desalojadas, una tarea que debe ser liderada por el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA).
Justamente, un exdirector del INRA señalaba que las invasiones de tierra se han agravado en los últimos diez años porque los delincuentes han actuado con total impunidad. Dice que la propiedad agraria está garantizada en la CPE, por lo que la Policía y la justicia deben actuar en consecuencia, aplicando los procesos judiciales y sancionando a los culpables.
Este problema es tan delicado que incluso preocupa a representantes de otros países cuyos ciudadanos tienen presencia e inversiones en el sector agropecuario de Bolivia. Un diputado brasileño, por ejemplo, está solicitando, a través de los canales diplomáticos correspondientes, que las autoridades bolivianas tomen providencias para evitar lo que él describe como un potencial “baño de sangre” en zonas productivas de Santa Cruz, como San Julián. Advierte sobre la peligrosidad de estos invasores, que, según él, se escudan bajo la denominación de “movimientos interculturales”.
Esa apreciación no es una exageración. En los últimos años ya se han registrado decenas de enfrentamientos entre los invasores y los productores y comunidades locales. Ha habido heridos, muertos, secuestros y agresiones contra la prensa en estos conflictos de larga data. Todo este escenario constituye un polvorín que tarde o temprano va a explotar si no se comienza a aplicar todo el peso de la ley.
Al final del operativo policial en los cinco predios mencionados, la Fiscalía emitió órdenes de aprehensión contra cinco presuntos cabecillas y sus domicilios fueron allanados. Es importante que se les procese y se les aplique el castigo que se merecen. Se debe sentar un precedente para frenar los avasallamientos. Hay que desvirtuar la teoría de que estos sujetos gozaban de cierta protección política para perpetrar sus delitos. Es necesario desmontar todo el esquema delincuencial y restituir la seguridad jurídica a la producción nacional de alimentos.
https://eldeber.com.bo/edicion-impresa/desalojo-y-castigo-para-frenar-avasallamientos_371770
