Editorial, El DIa:
Debts are not inherently bad when they fall into good hands. The largest fortunes, the most competitive companies, and the most outstanding achievements in history have been made based on borrowing. But behind that money lies a plan, a brilliant idea, hard work, discipline, and a series of virtues that are nowhere to be found in the government of Arce, the president who has indebted the country the most in its entire history, simply to squander on propaganda, white elephants, and maintaining a useless and parasite-ridden public apparatus.
As minister of economy and now as president, he has been the most irresponsible in terms of borrowing and continues to insist that congress approve loans. He says it’s for the good of the country, but the reality is very different. He is sinking each of the 12 million Bolivians into a pit from which we may not be able to emerge for a long time. In fact, per capita external debt has risen from $231 in 2007 to over $1,200 in 2024. From its inception in November 2020 until January 2024, the Arce government has contracted 33 international loans totaling more than $4.079 billion, a sum that has generated deep concern among citizens and the political opposition. The lack of transparency and accountability regarding the execution and real impact of these financed projects is alarming. To date, the specific destination and tangible results of these millionaire disbursements are unknown. The exponential growth of debt, both external and internal, is unsustainable in the long term and jeopardizes Bolivia’s economic and financial stability. The situation is even more critical when considering the increased country risk and the downgrading of credit ratings by international agencies, which will further hinder access to financing on favorable terms in the future. The Arce government’s borrowing strategy is a short-term solution; however, this economic policy is short-sighted and risks the future welfare of the Bolivian population. Excessive reliance on external borrowing to sustain public spending is not only unsustainable but also compromises the country’s economic sovereignty, making it vulnerable to fluctuations in the global economy and conditions imposed by international credit agencies. Indignation at this situation is justified and necessary. It is essential for the Luis Arce government to adopt austerity measures, improve the efficiency of public spending, and prioritize investment projects that generate economic and social returns, thereby reducing dependence on external borrowing. Only through responsible and transparent economic management can Bolivia ensure sustainable and equitable development for all its inhabitants, without compromising the country’s economic future on the altar of irrational borrowing.
Las deudas no son malas cuando caen en buenas manos. Las fortunas más grandes, las empresas más competitivas, los logros más sobresalientes en la historia se han hecho en base al endeudamiento, pero detrás de esa plata existe un plan, una idea genial, trabajo arduo, disciplina y una serie de virtudes que no figuran ni por asomo en el gobierno de Arce, el mandatario que más ha endeudado al país en toda su historia, simplemente para despilfarrar en propaganda, en elefantes blancos y en mantener un aparato público inservible y plagado de parásitos.
Como ministro de economía y ahora como presidente, ha sido el más irresponsable en materia de endeudamiento y continúa insistiendo para que el congreso siga aprobando créditos. Dice que es por el bien del país, pero la realidad es muy distinta. A cada uno de los 12 millones de bolivianos nos está hundiendo en un pozo del que no podremos salir por mucho tiempo. De hecho, la deuda externa per cápita subió de los 231 dólares en 2007 a los más de 1.200 dólares en 2024. Desde su inicio en noviembre de 2020 hasta enero de 2024, el gobierno de Arce ha contraído 33 créditos internacionales que suman más de 4.079 millones de dólares, un monto que ha generado una profunda inquietud en la ciudadanía y la oposición política. La falta de transparencia y rendición de cuentas sobre la ejecución y el impacto real de estos proyectos financiados es alarmante. Hasta la fecha, se desconoce el destino específico y los resultados tangibles de estos millonarios desembolsos. El crecimiento exponencial de la deuda, tanto externa como interna, es insostenible a largo plazo y pone en jaque la estabilidad económica y financiera de Bolivia. La situación es aún más crítica cuando se considera el aumento del riesgo país y la rebaja de la calificación crediticia por parte de agencias internacionales, lo que dificultará aún más el acceso a financiamiento en condiciones favorables en el futuro. La estrategia de endeudamiento del gobierno de Arce es una solución a corto plazo, sin embargo, esta política económica es miope y pone en riesgo el bienestar futuro de la población boliviana. La dependencia excesiva del endeudamiento externo para sostener el gasto público no solo es insostenible, sino que también compromete la soberanía económica del país, haciéndolo vulnerable a las fluctuaciones de la economía global y a las condiciones impuestas por los organismos internacionales de crédito. La indignación ante esta situación es justificada y necesaria. Es imprescindible que el gobierno de Luis Arce adopte medidas de austeridad, mejore la eficiencia del gasto público y priorice proyectos de inversión que generen retorno económico y social, reduciendo así la dependencia del endeudamiento externo. Solo a través de una gestión económica responsable y transparente, Bolivia podrá asegurar un desarrollo sostenible y equitativo para todas y todos sus habitantes, sin comprometer el futuro económico del país en el altar del endeudamiento irracional.
https://eldia.com.bo/2024-02-29/editorial/por-el-bien-del-pais-no-mas-deudas.html

