By Juan Cristóbal Mac Lean, Brujula Digital:
Photo: Ministry of Hydrocarbons
What do they want? For us to celebrate MAS’s looting of Bolivia? To cheer for the fact that the country has broken its own corruption record? Or should we celebrate the destruction of institutions? Should we congratulate them for definitively and legally losing the sea, the famous sea? Should we take pride in having the worst universities in the world? In the disastrous state of healthcare? In a completely corrupted justice system? Or in the strengthening of the coca/cocaine complex and its conquest of the TIPNIS?
Or should we all, obligatorily, celebrate the fact that Bolivia, the country of blockades, was excluded—and reasonably so—from the route of the highway corridor connecting the Pacific with the Atlantic?
And speaking of less abstract matters: Should we be happy, set off fireworks, because there’s no gasoline, dollars are unavailable, and prices keep rising without end? Because we all know that these early signs of disaster didn’t originate from an earthquake, a war, or “neoliberal” conspiracies. It’s they themselves who, without any shame, declared as a mandatory holiday the day they seized power. Long before committing fraud, it was they who drove the entire country into its current ruin.
Simply put, like others before them, they squandered all the money. The difference is that no government before them had ever had so much money. And quickly, the “leader of the humble” bought himself a luxury jet—the most expensive available—to live among the clouds. With that, we could say he fired the starting shot for MAS’s total corruption. Later, on the road to power, the legal henchmen ensured the deaths of inconvenient anti-corruption figures like Aramayo and Bakovic.
Was Luis Arce already the boss’s cashier when the $38 million jet purchase was made? I don’t remember, and it doesn’t matter. In any case, after years of being a loyal cashier for misdeeds, Arce learned to carry them out on his own. And here we are.
Should we, lastly, rejoice that they’ve managed to turn Bolivia, on the international stage, into nothing more than a shameful country? To give the most recent example: it’s shameful to congratulate Nicolás Maduro, a man whom no one in their right mind, anywhere in the world, fails to recognize as a political criminal and one of the worst kinds of mafioso.
The list of international embarrassments of this kind is far too long to summarize here. And do they want us to celebrate these too? What is it they want us to obligatorily celebrate?
They can keep their holiday.
Por Juan Cristóbal Mac Lean, Brújula Digital:
Foto: Ministerio de Hidrocarburos
Qué quieren, ¿qué celebremos el saqueo masista de Bolivia? ¿Que hagamos hurras por el hecho de que el país haya vencido su propio récord de corrupción? ¿O debemos celebrar la destrucción de las instituciones? ¿Hay que felicitarlos por haber perdido ya definitiva y jurídicamente el mar, el famoso mar? ¿Hay que enorgullecerse por tener las peores universidades del mundo? ¿Por el desastroso estado de la salud? ¿Por tener completamente acanallada la justicia? ¿Por el fortalecimiento del complejo coca/cocaína y su conquista del TIPNIS?
¿O debemos celebrar todos, y obligatoriamente, que Bolivia, el país de los bloqueos, no haya sido incluido, y más bien razonablemente evitado en el trazado del corredor carretero que unirá el Pacífico con el Atlántico?
Y menos abstracta, esta actualidad: ¿hay que alegrarse, tirar cohetes, porque no haya gasolina, no se consigan dólares y todo suba sin parar? Porque esas primeras señas del desastre, bien lo sabemos, no se originan ni con un terremoto, una guerra o complots “neoliberales”. Son ellos mismos los que decretaron –y sin ninguna vergüenza siguen en la misma– como feriado obligatorio el día que se hicieron del poder; mucho antes de que acaben cometiendo un fraude, son ellos mismos quienes llevaron el país entero a su ruina actual.
Simplemente, y como otros antes que ellos, se farrearon toda la plata. Con la salvedad de que nunca antes, ningún gobierno había tenido tanto dinero como ellos. Y rapidito, el “líder de los humildes”, se compró un super avión, el más caro en plaza, para vivir entre las nubes. Con ello, podríamos decir, dio el pistoletazo de largada para la corrupción masista y total. Luego, ya en el camino, la canalla jurídica se encargaría de asesinar a molestos personajes anticorrupción como Aramayo y Bakovic.
¿Y Luis Arce ya era cajero del jefazo cuando desembolsó los 38 millones de dólares que le costó al país su avión? Ni recuerdo ni importa. En todo caso, tras años de fiel cajero de tropelías, lo cierto es que Arce aprendió a realizarlas por su propia cuenta y aquí estamos, así estamos.
¿Y vamos a alegrarnos, por último, gracias que supieron convertir a Bolivia, en la escena internacional, simplemente en un país vergonzoso? Que, para dar el más reciente ejemplo, vergonzoso es felicitar a Nicolás Maduro, de quien nadie en su sano juicio, en este ancho mundo, ignora que es un criminal político y mafioso de la peor especie.
La lista de vergüenzas internacionales de este tipo es demasiado larga para resumirla aquí. ¿Y quisieran que también las celebremos? ¿O qué es lo que quieren, obligatoriamente, que celebremos?
Que se guarden su feriado.
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