By Ronald MacLean Abaroa, El Dia:
Bolivians are no longer surprised by anything. Like frogs in a pot of boiling water, the MAS government, now led by Luis Arce Catacora, has slowly accustomed us to increasing the heat of judicial abuses and economic havoc to the point where we’ve lost the ability to react with indignation or anger. Instead, we remain numbed by indifference and complacency, inching closer to the death of democracy and, with it, the loss of our freedom.
It is no coincidence that Arce Catacora, on behalf of Bolivians, congratulates Nicolás Maduro on the shameful conclusion of an electoral fraud and a blatant attack on popular will.
There is none so blind as those who will not see. The persistence of “self-extended” judges is a public display of unfathomable cynicism and arrogance, confirming Arce Catacora’s regime’s clear intentions to cling to power at all costs. They’re doing it in Venezuela, and they’ll do it in Bolivia.
In this context, the electoral process only deepens the opposition’s disunity, wearing it down and weakening it, while the MAS regime pretends to uphold democratic conduct that masks its true authoritarian nature and intentions. The apparent division within MAS, along with Arce Catacora’s electoral weakness—polling no higher than 4% popularity—has clouded the judgment of minor opposition leaders, who, salivating over what they see as a potential victory against MAS, have jumped into the fray. But there will be no such victory, just as there sadly wasn’t this past Sunday in Venezuela.
If victory was not possible for the opposition in Venezuela, it will be even harder for us in Bolivia. On one hand, the Venezuelan opposition, after numerous attempts at unity, mutual betrayals, and regime co-optation, has achieved unprecedented popular support with the heroic and unquestionable leadership of María Corina Machado. In Bolivia, we cannot even come close to claiming the same. Our fractured and polarized opposition cannot hope to reach the nearly 70% unified electoral support seen in Venezuela.
On the other hand, Maduro and Arce Catacora share a disdain for laws and institutions, following the same autocratic and cynical playbook. Franklin Pareja’s excellent recent article, “A Monumental Fraud in the Making,” published in Brújula Digital, reveals the true scope of the grand deception the socialist regime aims to impose on us.
Elections under current circumstances will not restore democracy, nor will they replace the current authoritarian regime, unless fundamental changes are made. These include reforming the fraudulent Plurinational Constitutional Tribunal, removing “self-extended” judges, empowering an independent Supreme Electoral Tribunal, and conducting an independently audited electoral roll. Even then, we will need anti-fraud guarantees, beginning with Arce Catacora renouncing re-election.
He is a professor, former mayor of La Paz, and former Minister of State.
Por Ronald MacLean Abaroa, El Día:
A los bolivianos ya nada nos sorprende. Cual ranas en una olla de agua caliente, el gobierno masista, ahora liderado por Luis Arce Catacora, nos ha ido acostumbrado a subirnos la temperatura de los abusos judiciales y estragos económicos, tanto que hemos perdido la capacidad de reaccionar con indignación o rabia, y permanecemos adormecidos en la indiferencia y el conformismo, al punto de acercarnos lentamente a la muerte de la democracia y, con ella, a la pérdida de nuestra libertad.
No por nada, Arce Catacora –a nombre de los bolivianos– felicita a Nicolás Maduro por la culminación vergonzosa de un fraude electoral y un atropello a la voluntad popular sin nombre.
No hay peor ciego que el que no quiere ver. La persistencia de los jueces “autoprorrogados” es un despliegue público de cinismo y arrogancia inverosímil, que no hace sino confirmar las claras intenciones del régimen de Arce Catacora de no abandonar el poder por ninguna razón. Lo están haciendo en Venezuela y lo harán en Bolivia.
En este sentido, el proceso electoral no hace sino profundizar la desunión de la oposición, desgastarla y debilitarla, mientras el régimen masista finge tener una conducta democrática que disimula su naturaleza y verdaderas intenciones autoritarias. La aparente división del MAS, así como la debilidad electoral de Arce Catacora que no supera el 4% de popularidad, ha obnubilado a los pequeños caudillos opositores, que salivando por lo que consideran una posible victoria electoral sobre el MAS se han lanzado al ruedo. No habrá tal victoria. Como lamentablemente no lo hubo este domingo pasado en Venezuela.
Si no fue posible la victoria de la oposición en Venezuela, lo será aún más difícil para nosotros en Bolivia. Por un lado, la oposición venezolana, luego de múltiples ensayos de unidad, traiciones mutuas, cooptaciones de parte del régimen, etc. ha logrado un nivel de apoyo popular nunca antes alcanzado, con un liderazgo heroico e incuestionable de María Corina Machado. En Bolivia, no podemos decir lo mismo ni muchísimo menos. Nuestra oposición fracturada y polarizada no puede aspirar al grado de apoyo unitario del electorado de casi 70% en Venezuela.
Por otro lado, Maduro y Arce Catacora se equiparan en su desprecio por las leyes y la institucionalidad, siguiendo el mismo libreto autocrático y cínico. Nos basta referirnos al excelente artículo reciente de Franklin Pareja, “Un monumental fraude en construcción”, publicado en Brújula Digital, para entender la verdadera magnitud del gran engaño al que pretende conducirnos el régimen socialista gobernante.
Elecciones en las circunstancias actuales no nos devolverán la democracia y menos la sustitución del régimen autoritario de tuno, a no ser que se logre una modificación fundamental del papel del apócrifo Tribunal Constitucional Plurinacional, de jueces “re-auto-prorrogados”, un Tribunal Supremo Electoral empoderado e independiente y un padrón electoral auditado independientemente. Y, aun así, necesitaremos garantías antifraude, que no pueden ser menos que la renuncia de Arce Catacora a la reelección.
*Es catedrático; fue alcalde de La Paz y ministro de Estado
https://eldia.com.bo/2025-01-14/opinion/puente-del-topater/el-fin-de-la-inocencia.html

