Editorial, El Dia:
In the somber gloom of the Bolivian cells, a cry of desperation and resistance resonates loudly. Political prisoners in Bolivia, victims of a humiliating and corrupt judicial system, cry out for justice and freedom under the oppressive regime of Luis Arce. The situation of these prisoners, among them well-known names such as Marcel Rivas, Luis Fernando Camacho and Jeanine Áñez, highlights the sad reality of a country mired in repression and political persecution.
Marcel Rivas, former director of Immigration, is in a critical situation, carrying out a hunger strike in the San Pedro prison. His delicate state of health and his determination to protest against the Arce government and the corrupt judges and prosecutors who prolong his imprisonment are a symbol of the tireless struggle of political prisoners in Bolivia. Rivas, like many others, is trapped in a rigged judicial system, where sentences are handed down for political reasons and dissenting voices are brutally silenced.
Luis Fernando Camacho, governor of Santa Cruz, is another visible face of oppression in Bolivia. Arrested for his fight against fraud and dictatorship. His arrest has raised concerns both inside and outside the country. The inhuman conditions of his detention and the degrading treatment that he has denounced are palpable evidence of the abuses of power perpetrated by the Arce regime.
Jeanine Áñez, former transitional and constitutional president of Bolivia, has also been a victim of the Government’s repressive machinery. Sentenced to 10 years in prison for charges concocted by the dictatorship, she represents the fight against political persecution in the country. Her case illustrates the vulnerability of those who dare to challenge the dominant hegemony.
The international community has raised its voice against these injustices. Investigations by human rights organizations and the recent United States report expose arbitrary detentions, torture, lack of judicial independence and restrictions on freedom of expression in Bolivia. The international community observes with horror how fundamental rights are violated with impunity by the “process of change.”
Freedom and justice are inalienable rights that must be guaranteed for all citizens, regardless of their political affiliation. International pressure on the Arce Government is essential to ensure the release of political prisoners and the establishment of a transparent and impartial judicial system in Bolivia.
In the midst of the darkness that surrounds political prisoners in Bolivia, their courage and resistance are a light of hope. Facing adversity with determination, these individuals remind us of the importance of the fight for justice and freedom. It is our responsibility to stand in solidarity with their cause and demand significant change in Bolivia. The world is watching and waiting for justice to be served for those who have been unjustly deprived of their freedom and basic rights.
Although they are supposedly estranged and Luis Arce reproaches Evo Morales for his cowardice for having fled the country, the current president holds hostage all those who fought against fraud in 2019, tortures them, manipulates justice and persecutes anyone. that questions the dictatorial course that the government has taken.
En la sombría penumbra de las celdas bolivianas, un grito de desesperación y resistencia resuena fuertemente. Los presos políticos en Bolivia, víctimas de un sistema judicial vejatorio y corrupto, claman por justicia y libertad bajo el opresivo régimen de Luis Arce. La situación de estos prisioneros, entre ellos nombres notorios como Marcel Rivas, Luis Fernando Camacho y Jeanine Áñez, pone de manifiesto la triste realidad de un país sumido en la represión y la persecución política.
Marcel Rivas, ex director de Migración, se encuentra en una situación crítica, llevando a cabo una huelga de hambre en la cárcel de San Pedro. Su delicado estado de salud y su determinación de protestar contra el gobierno de Arce y los jueces y fiscales corruptos que prolongan su encarcelamiento son un símbolo de la lucha incansable de los presos políticos en Bolivia. Rivas, al igual que muchos otros, se ve atrapado en un sistema judicial manipulado, donde las sentencias son dictadas por motivos políticos y las voces disidentes son silenciadas brutalmente.
Luis Fernando Camacho, gobernador de Santa Cruz, es otro rostro visible de la opresión en Bolivia. Detenido por su lucha contra el fraude y la dictadura. Su arresto ha generado preocupación tanto dentro como fuera del país. Las condiciones inhumanas de su detención y el trato degradante que ha denunciado son una evidencia palpable de los abusos de poder perpetrados por el régimen de Arce.
Jeanine Áñez, expresidenta transitoria y constitucional de Bolivia, también ha sido víctima de la maquinaria represiva del Gobierno. Condenada a 10 años de prisión por cargos fraguados por la dictadura, representa la lucha contra la persecución política en el país. Su caso ilustra la vulnerabilidad de aquellos que se atreven a desafiar la hegemonía dominante.
La comunidad internacional ha levantado la voz contra estas injusticias. Investigaciones de organizaciones de derechos humanos y el reciente informe de Estados Unidos exponen las detenciones arbitrarias, las torturas, la falta de independencia judicial y las restricciones a la libertad de expresión en Bolivia. La comunidad internacional observa con horror cómo los derechos fundamentales son violados impunemente por el “proceso de cambio”.
La libertad y la justicia son derechos inalienables que deben ser garantizados para todos los ciudadanos, sin importar su afiliación política. La presión internacional sobre el Gobierno de Arce es fundamental para asegurar la liberación de los presos políticos y el establecimiento de un sistema judicial transparente e imparcial en Bolivia.
En medio de la oscuridad que envuelve a los presos políticos en Bolivia, su valentía y resistencia son una luz de esperanza. Enfrentando la adversidad con determinación, estos individuos nos recuerdan la importancia de la lucha por la justicia y la libertad. Es nuestra responsabilidad solidarizarnos con su causa y exigir un cambio significativo en Bolivia. El mundo está observando y espera que se haga justicia para aquellos que han sido injustamente privados de su libertad y sus derechos básicos.
Pese a que supuestamente están distanciados y Luis Arce le reprocha a Evo Morales su cobardía por haber huido del país, el actual mandatario mantiene de rehenes a todos los que lucharon contra el fraude en 2019, los tortura, manipula la justicia y persigue a todo aquel que cuestiona el rumbo dictatorial que ha tomado el gobierno.
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