Editorial from El Diario:
Strange Argentine diplomatic behavior
Traditionally, the Argentine Ministry of Foreign Affairs has been jealously respectful of provisions of international law in relation to the treatment of asylum-seekers and political refugees who requested their protection. However, at present it is surprising that this line of conduct is being broken for outdated and inopportune ideological reasons.
In times past, the measures with personages that were isolated in Argentina were so rigid that they were not allowed to approach the Bolivian border, they were put on permanent personal guard, they had to sign assistance books every day, etc. so that they do not fail to comply with principles such as not issuing public statements or conspiring against the security of the neighboring country and others, under penalty of being subjected to the full extent of the law.
They were also denied financial help and were not even allowed to work until they met special conditions. Due to these restrictions, prominent asylees were forced to work even as dockers in the ports, such as masons, shoe polishers, cooks and other necessities; therefore, they complied with the law, even though they had to undergo hunger and misery.
That repression was undoubtedly of a political nature due to the affinity of the officials of the Argentine and Bolivian states, particularly in the middle of the last century. Moreover, President Juan Domingo Perón himself, in order to comply with the laws, subjected Bolivian politicians who breached diplomatic rules to another exile in Uruguay. At the same time, the Uruguayan government condemned these politicians to a third exile by sending them to distant towns such as Durazno and Minas, so that they have no contact with Bolivia.
That strict policy with the Bolivian exiles in Argentina is being modified almost completely at present, since the current neo-Peronist regime, in an absolutely defined way, without taking into account legal provisions and disregarding its diplomatic traditions, does not take into account cited antecedents that originated in the traditions of friendship since the time of the War of Independence of 1810, with the aggravating fact that the protected are anti-democratic elements, of recognized continental danger due to their terrorist position and even to the same host country.
Apparently, the Argentine Ministry of Foreign Affairs is poorly informed about what is happening in Bolivia and especially what happened last November, when a popular insurrection expelled a dictatorial character from the government and from the country, when he left for self-exile ordered his remaining followers to fence the cities, kill the population of hunger and thirst, proceed to the looting and burning of private homes, etc. Such atrocities were put into practice when the autocrat, when fleeing to Mexico, issued the order that says: “Brother, do not enter food to the cities. Let’s block, let’s make a real fence; blocking until winning, brother ”, while his companion, García Linera, sentenced: “Today more than ever, the fight continues. We repeat the sentence: I will return and be millions.”
Incredible but true!
====versión español====
Extraña conducta diplomática argentina
En forma tradicional la Cancillería argentina ha sido celosamente respetuosa de disposiciones de derecho internacional en relación con el tratamiento de los elementos asilados y refugiados políticos que pidieron su protección. Sin embargo, en la actualidad es de extrañar que esa línea de conducta está siendo quebrada por motivos ideológicos caducos e inoportunos.
En tiempos pasados, las medidas con personajes que se asilaban en Argentina eran tan rígidas que no se les permitía ni aproximarse a la frontera boliviana, se les ponía guardia personal permanente, debían firmar libros de asistencia cada día, etc. para que así no dejen de cumplir principios como no emitir declaraciones públicas ni conspirar contra la seguridad del país vecino y otras, so pena de ser sometidos al peso de la ley.
También se les negaba ayuda financiera e inclusive no se les permitía trabajar mientras no cumplan condiciones especiales. Debido a esas restricciones, destacados asilados se veían obligados a trabajar inclusive como estibadores en los puertos, como albañiles, lustradores de zapatos, cocineros y en otros menesteres; por tanto, se sometían a la ley, pese a que tenían que pasar hambre y miseria.
Esa represión era, indudablemente, de tipo político por la afinidad de los funcionarios de los estados argentino y boliviano, en particular a mediados del siglo pasado. Es más, el mismo presidente Juan Domingo Perón, en aras de cumplir las leyes, sometió a otro exilio dentro del exilio a Uruguay a políticos bolivianos que incumplieron reglas diplomáticas. A la par, el gobierno uruguayo condenó a esos políticos a un tercer exilio al enviarlos a pueblos lejanos como Durazno y Minas, de tal forma que no tengan ni el menor contacto con Bolivia.
Esa estricta política con los exiliados bolivianos en Argentina está siendo modificada casi por completo en la actualidad, pues el régimen neoperonista actual, en forma absolutamente definida, sin tomar en cuenta disposiciones legales y dando al traste con sus tradiciones diplomáticas, no toma en cuenta los citados antecedentes que se originaban en las tradiciones de amistad desde el tiempo de la Guerra de la independencia de 1810, con el agravante de que los protegidos son elementos antidemocráticos, de reconocida peligrosidad continental por su posición terrorista y hasta para el mismo país acogedor.
Al parecer, la Cancillería argentina está mal informada acerca de lo que sucede en Bolivia y en especial lo que ocurrió en noviembre pasado, cuando una insurrección popular expulsó del gobierno y del país a un personaje dictatorial que al salir al autoexilio ordenó a sus seguidores que aún le quedaban a cercar las ciudades, matar a la población de hambre y sed, proceder al saqueo e incendio de casas particulares, etc. Tales atrocidades fueron llevadas a la práctica cuando el autócrata, al huir a México, dictó la orden que dice textualmente: “Hermano, que no entre comida a las ciudades. Vamos a bloquear, vamos a hacer un cerco de verdad; bloqueo hasta ganar, hermano”, mientras su acompañante, García Linera, sentenciaba: “Hoy más que nunca, la lucha sigue. Repetimos la sentencia: Volveré y seré millones”.
¡Increíble, pero cierto!
Bolivian Thoughts 