By Francesco Zaratti:
Contrary to what is heard daily, Bolivia is not facing an energy crisis, but a hydrocarbon crisis. In fact, there are no blackouts or electricity rationing, although there are long lines at fuel pumps.
It is true that two-thirds of the electricity we consume is generated by burning natural gas, but precisely for this reason, we should reduce our dependence on gas in electricity generation and bet more on renewable sources, which Bolivia has in abundance.
Fortunately, the new president, Rodrigo Paz, has given clear signs that a profound change is coming in the country and, in particular, in the energy sector. This is due to the calamitous state of Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), the most important public company in the country.
Twenty years after its refoundation, no one doubts that YPFB failed the country. A beautiful maiden with a large dowry and a lot of ambition was handed over to the governments of the Movement Towards Socialism (MAS), and we have been given back a decrepit old woman, stained by corruption, opaque in her chores, victim and accomplice of political interference, obese in personnel, wasteful of foreign currency and gas reserves and indebted to the core.
How could this happen? In two decades, YPFB has had more than 14 presidents, all interim, many denounced and one even convicted of corruption. In addition, according to data from the company itself, YPFB’s operating deficit reached 174 million dollars in the first quarter of this year. Current gas production has been reduced to 26 million cubic meters per day and reserves – according to the president of YPFB – do not exceed 3 TCF. In short, we are with the tank “in reserve” and without money.
What is the remedy for this imminent collapse? Although there is consensus on the adjustment measures (eliminating subsidies, modifying the Hydrocarbons Law and attracting venture capital to explore), there is no agreement on how to apply them to YPFB, within the framework of the Constitution.
There is no shortage of those, from a nationalist vision, who defend the current centralist and monopolistic model. They propose a reengineering that unifies the subsidiaries under a single command, trusting in an almost angelic administration of “competent, patriotic professionals, independent of political power, honest and… single without children”.
Another proposal suggests to free YPFB from the clutches of politics without reforming the Constitution. It recommends turning YPFB or its subsidiaries into joint ventures (as most formally they already are), transferring the execution to private partners – serious oil companies – but keeping the management in the hands of the State.
Others consider a new capitalization necessary: a strong injection of external capital and cutting-edge technology in partnership with YPFB, guaranteeing modern business management.
An additional option, to which I adhere, is to transform YPFB, or each subsidiary, into a stock company listed on the Stock Exchange, incorporating a percentage of citizen participation and another of business investment. This is Ecopetrol’s model, which has allowed Colombian citizens to benefit from the profits and oversee the management of the state-owned company. In addition, it is more in tune with the slogan of the new government: “capitalism for all.”
However, changes in YPFB’s governance and regulatory modifications may encourage exploration, but they do not guarantee the discovery of new gas or oil deposits, much less in the short term.
For this reason, it is essential to promote an energy transition – or, if you prefer, diversification – that for Bolivia is no longer an option, but a necessity.
https://fzaratti.blog/en/2025/11/06/energy-crisis-or-hydrocarbon-crisis/
Por Francesco Zaratti:
A diferencia de lo que se escucha a diario, Bolivia no enfrenta una crisis energética, sino una crisis de hidrocarburos. De hecho, no hay apagones ni racionamiento de electricidad, aunque sí largas filas en los surtidores de carburantes.
Es verdad que dos tercios de la electricidad que consumimos se genera quemando gas natural pero, justamente por ello, deberíamos reducir nuestra dependencia del gas en la generación eléctrica y apostar más por las fuentes renovables, que Bolivia posee en abundancia.
Afortunadamente, el nuevo presidente, Rodrigo Paz, ha dado señales claras de que se avecina un cambio profundo en el país y, en particular, en el sector energético. Ello se debe al estado calamitoso de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), la empresa pública más importante del país.
A veinte años de su refundación, nadie duda de que YPFB le falló al país. Se entregó a los gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS) una hermosa doncella con una gran dote y mucha ambición, y se nos ha devuelto una anciana decrépita, manchada por la corrupción, opaca en sus quehaceres, víctima y cómplice de la injerencia política, obesa en personal, derrochadora de divisas y reservas de gas y endeudada hasta la médula.
¿Cómo pudo suceder esto? En dos décadas, YPFB ha tenido más de 14 presidentes, todos interinos, muchos denunciados y uno incluso condenado por corrupción. Además, según datos de la propia empresa, el déficit operativo de YPFB alcanzó los 174 millones de dólares en el primer trimestre de este año. La producción actual de gas se ha reducido a 26 millones de metros cúbicos por día y las reservas —según el presidente de YPFB— no superan los 3 TCF. En suma, estamos con el tanque “en reserva” y sin dinero.
¿Cuál es el remedio ante este colapso inminente? Aunque existe consenso sobre las medidas de ajuste (eliminar subsidios, modificar la Ley de Hidrocarburos y atraer capitales de riesgo para explorar), no hay acuerdo sobre cómo aplicarlas a YPFB, en el marco de la Constitución.
No faltan quienes, desde una visión nacionalista, defienden el modelo centralista y monopólico vigente. Proponen una reingeniería que unifique las subsidiarias bajo un mando único, confiando en una administración casi angelical de “profesionales competentes, patriotas, independientes del poder político, honestos y… solteros sin hijos”.
Otra propuesta plantea liberar a YPFB de las garras de la política sin reformar la Constitución. Sugiere convertir a YPFB o a sus subsidiarias en empresas mixtas (como formalmente ya lo son en su mayoría), transfiriendo la ejecución a socios privados —empresas petroleras serias— pero manteniendo la dirección en manos del Estado.
Otros consideran necesaria una nueva capitalización: una fuerte inyección de capital externo y tecnología de punta en asociación con YPFB, garantizando una gestión empresarial moderna.
Una opción adicional, a la que me adhiero, es transformar a YPFB, o a cada subsidiaria, en una sociedad por acciones que cotice en la Bolsa, incorporando un porcentaje de participación ciudadana y otro de inversión empresarial. Este es el modelo de Ecopetrol, que ha permitido a los ciudadanos colombianos beneficiarse de las ganancias y fiscalizar la gestión de la empresa estatal. Además, sintoniza mejor con la consigna del nuevo gobierno: “capitalismo para todos”.
Sin embargo, cambios en la gobernanza de YPFB y modificaciones normativas pueden incentivar la exploración, pero no garantizan el hallazgo de nuevos yacimientos de gas o petróleo, y mucho menos a corto plazo.
Por ello, es imprescindible impulsar una transición —o, si se prefiere, diversificación— energética que para Bolivia ya no es una opción, sino una necesidad.
https://fzaratti.blog/2025/11/07/crisis-energetica-o-crisis-de-hidrocarburos/
