By Juan José Toro, Vision 360:
Everything we have seen and lived through — not only in the last five years, but for at least thirty — shows that one of the causes of our poverty and stagnation are the blockades.
Blockades add to the reasons for considering them the most commonly used form of pressure in the country. This week began with the one set up by residents of Cruce Culta, or Ventilla, on the road between Potosí and Oruro, and another imposed by transport workers on the Cochabamba–Santa Cruz route in protest over the shortage of fuel.
No matter how fair or justified a blockade of roads or streets may seem, the facts have shown, over the years, that this measure brings many negative effects compared to whatever results it might—or might not—achieve.
The first thing leaders who promote them should consider is that blockades are discriminatory measures, since they affect people with the least economic means. Those who suffer most are those who need to travel and cannot afford air transportation. The authorities whose attention these pressure tactics seek are not affected by them; meanwhile, the ones who are harmed are thousands of people who generally have nothing to do with the reasons behind the blockades—making them profoundly unjust actions.
They are illegal, as they violate the freedom of movement guaranteed by Article 21.7 of the Political Constitution of the State, and they become criminal when they prevent ambulances, medicines, or critically ill people from passing—some of whom have even died as a result. In the past, exceptions were made to let “special cases” through, but today’s blockaders have lost every trace of humanity.
Since becoming commonplace, blockades have caused economic damage measurable in billions of dollars. Because of this, they have become one of the causes of economic recession. They have multiplied our poverty and, even worse, prevent recovery by scaring away tourism—a sector that, if properly encouraged and managed, could become one of the country’s economic engines, as has happened in other nations, even those with fewer attractions for visitors.
There are no dollars, and one way to obtain them would be through payments made by tourists visiting Bolivia. But… who would want to visit a country where roads can be blocked at any moment? Traveling by road is dangerous, and sometimes even access to airports is blocked. Travel agencies around the world plan their destination packages five years in advance, and Bolivia was removed from those lists long ago due to the constant risk of blockades.
Everything we have seen and lived through — not only in the last five years, but for at least thirty — shows that one of the causes of our poverty and stagnation are the blockades. The leaders—especially those who have told me that the only way to be heard is through blockades—must understand that this form of pressure is not only harmful but outdated. They must abandon it, renounce it, and the new authorities must include it among the crimes listed in the Penal Code and punish it with imprisonment.
Por Juan José Toro Montoya, Vision 360:
Todo lo que hemos visto y vivido, no en los últimos cinco años sino en por lo menos 30, demuestra que una de las causas de nuestra pobreza y estancamiento son los bloqueos.
Los bloqueos suman motivos para considerarlos la medida de presión más usada en el país. Esta semana comenzó con el que los pobladores de Cruce Culta, o Ventilla, instalaron en el camino entre Potosí y Oruro y el que transportistas impusieron en la ruta Cochabamba-Santa Cruz en protesta por la falta de carburantes.
No importa cuán justiciero o justificado sea un bloqueo de caminos, o de calles, los hechos han demostrado, a lo largo de los años, que esa medida tiene muchos efectos negativos frente a los resultados que pueda o no obtener.
Lo primero que deberían tomar en cuenta los dirigentes que los propician es que los bloqueos son medidas discriminatorias, puesto que afectan a las personas con menores posibilidades económicas. Los que los sufren son aquellas que necesitan viajar y no pueden pagar los costos del transporte aéreo. Las autoridades, cuya atención se busca con esas medidas de presión, no son afectadas por estas mientras que los perjudicados son miles de personas que generalmente no tienen nada que ver con las causas de los bloqueos, lo que los convierte en acciones altamente injustas.
Son ilegales, puesto que atentan contra la libertad de circulación garantizada por el artículo 21.7 de la Constitución Política del Estado y son criminales cuando impiden el paso de ambulancias, medicinas o personas en estado extremo de salud que, en ocasiones, llegaron a fallecer por eso. Antes se hacía excepciones, y se dejaba pasar a los “casos especiales”, pero los bloqueadores de hoy en día han perdido todo rasgo de humanidad.
Desde que se convirtieron en habituales, los bloqueos han causado daños económicos que ya pueden medirse en miles de millones de dólares. Debido a ello, se han convertido en una de las causas de la recesión económica. Multiplicaron nuestra pobreza y, para peor, no permiten que nos recuperemos porque ahuyentan al turismo que es una actividad económica que, bien fomentada y manejada, podría convertirse en uno de los motores del país, como ha ocurrido en otras naciones, incluso con menos atractivos para los visitantes.
No hay dólares y una de las maneras de conseguirlos es con los pagos que harían los turistas que lleguen a Bolivia, pero… ¿quién se anima a ir a visitar un país en el que te bloquean el rato menos pensado? Transitar por los caminos es peligroso y, en ocasiones, incluso se bloquea el acceso a los aeropuertos. Las agencias de viajes del resto del mundo hacen paquetes quinquenales; es decir, se programa viajes a países durante cinco años, y con esa anticipación. Bolivia ha sido retirada de esos paquetes hace mucho, por el riesgo latente de los bloqueos.
Todo lo que hemos visto y vivido, no en los últimos cinco años sino en por lo menos 30, demuestra que una de las causas de nuestra pobreza y estancamiento son los bloqueos. Los dirigentes, especialmente aquellos que me han dicho que la única manera de hacerse escuchar es con los bloqueos, deben entender que esa medida de presión no solo es perjudicial, sino anacrónica. Deben soltarla, renunciar a ella, y los nuevos gobernantes tienen que incluirla entre los delitos que figuran en el Código Penal y sancionarla con cárcel.
https://www.vision360.bo/noticias/2025/10/16/33226-bloqueos-toxicos
