Agustin Echalar, Los Tiempos:
Today is the big day of Santa Cruz de la Sierra, the most thriving city in Bolivia, the city that is home to the most Bolivians who in recent decades have decided to settle there, it is a city that attracts Moors and Christians, the rich and the poor, to young and old. Some because there is more work or opportunities to do business or achieve economic fulfillment, others simply because ‘there is more oxygen’, an essential element to live, and with which La Paz, the former locomotive of La Paz, was always stingy.
Although there is a certain percentage of masistas in that city, and not all of them certainly come from the mountains, the truth is that logically masismo cannot settle in the “Eden Santa Cruz”, at least from a purely ideological point of view, and is that Morales’ party is founded on the sympathy and the idea of moral superiority (an unacceptable racism, by the way), of the native peoples, and Santa Cruz is rather the place where that perception of the native people loses all importance but folkloric.
Whoever goes to Santa Cruz, does so because wants to leave behind those values and those telluric realities that the current vice president proclaims with such irrational romanticism. Although one might think that what best suits the current reality is a capitalist, Western-style political model, it is possible that there is also room for a socialist proposal, one should not forget that even Chile gives space to that worldview, (beyond the fact that, at the moment of truth, the Mapochinos did not approve a Constitution so similar to the current one of Bolivia), but this cannot be the masista one.
And of course there is an even stronger detail that alienates the region from the current governing party, and that is the absolutely arbitrary and unjust imprisonment of the department’s governor. All Bolivians know that what happened in November 2019 was the product of the abuse of power committed by Evo Morales, who ran for elections in which he had no right to participate, (even the Arce masistas of Bolivia have now realized this), we know that the Bolivian justice system is crap, first of all because it is completely dependent on the ruling party and acts, above all, to impose its interests, when it is not dedicated to extorting the rest of the citizens who fall into its hands.
We cannot be tired of repeating that preventive detention is an excess that should not be used, that dictating preventive detention to the governor of a department does not make the slightest sense and, in fact, his imprisonment is an abuse that not only violates the rights of Mr. Camacho, but it is genuinely an attack against democracy. Yes, gentlemen, a corrupt justice system at the service of the Government is preventing a citizen who has been widely elected by the people to be governor of the department from carrying out his duties.
There is something even more crass in this fact, and it is the kidnapping of the governor and his transfer to a prison in La Paz located at a height of more than 4,000 meters. (Beyond the fact that people should not be moved to higher altitudes against their will, under any circumstances, we know the havoc it wreaks on health). This transfer is an extreme illustration of that centralism against which the people of Santa Cruz rebel so much. A centralism that perhaps is not and never was as drying as some want to portray it, look in Peru or Chile or Argentina for a city that surpasses the capital in size, economy and quality of life, but in this case It appears extremely brutal and harmful.
The Arce Government has shown and consolidated the worst side of centralism, it is difficult to imagine an action of greater caliber than what it has done. Personally, as a La Paz resident, I am ashamed to have the governor of Santa Cruz as a prisoner in my department. No, gentlemen, this circumstance is not normal, nor fair, and it affects us all. Camacho must be released, he is a political prisoner, he is a victim of the Arce government.
Hoy es el gran día de Santa Cruz de la Sierra, la ciudad más pujante de Bolivia, la ciudad que alberga a más bolivianos que en las últimas décadas han decidido afincarse allí, es una ciudad que atrae a moros y cristianos, a ricos y a pobres, a jóvenes y a viejos. A los unos porque hay más trabajo u oportunidades de hacer negocios o realizarse económicamente, a otros simplemente porque ‘hay más oxígeno’, elemento indispensable para vivir, y con el que La Paz, la otrora locomotora de La Paz siempre fue tacaña.
Aunque existe un cierto porcentaje de masistas en esa ciudad, y no todos ciertamente venidos de la montaña, lo cierto es que por lógica el masismo no puede afincarse en el “edén Santa Cruz”, al menos desde un punto de vista netamente ideológico, y es que el partido de Morales está fundado en la simpatía y la idea de una superioridad moral ( un racismo inaceptable por cierto), de los pueblos originarios, y Santa Cruz es más bien el lugar donde ese percepción de pueblo originario, pierde toda importancia que no sea folclórica.
Quien se va a Santa Cruz, lo hace porque quiere dejar atrás esos valores y esas realidades telúricas que con tan irracional romanticismo pregona el actual vicepresidente. Aunque uno podría pensar que lo que más se adecúa a la realidad camba es un modelo político capitalista, de corte occidental, es posible que también haya espacio para una propuesta socialista, no se debe olvidar que hasta Chile da espacio a esa visión de mundo, (más allá de que, en el momento de la verdad, los mapochinos no aprobaron una Constitución tan parecida a la actual de Bolivia), pero esta no puede ser la masista.
Y por supuesto que hay un detalle aún más fuerte que enajena a la región del actual partido de gobierno, y es el encarcelamiento absolutamente arbitrario e injusto del gobernador del departamento. Todos los bolivianos sabemos que lo que sucedió en noviembre del año 2019 fue producto del abuso de poder cometido por Evo Morales que se postuló a unas elecciones en las cuales no tenía derecho de participar, (de eso se han dado cuenta ahora hasta los masistas de Arce), sabemos que la justicia boliviana es una porquería, ante todo porque es completamente dependiente del partido de gobierno y actúa, ante todo, para imponer los intereses de éste, cuando no se dedica a extorsionar al resto de los ciudadanos que caen en sus manos.
No podemos cansarnos de repetir, que la prisión preventiva es un exceso que no debería ser usado, que dictar prisión preventiva al gobernador de un departamento no tiene el menor sentido y, de hecho, su encarcelamiento es un abuso que no solo atenta contra los derechos del señor Camacho, sino que es genuinamente un atentado contra la democracia. Sí señores, una justicia corrupta y al servicio del Gobierno está impidiendo que cumpla con sus funciones un ciudadano que ha sido elegido ampliamente por el pueblo para ser gobernador del departamento.
Hay algo más craso aún en este hecho, y es el secuestro del gobernador y su traslado a una cárcel paceña ubicada a una altura de más de 4.000 metros. (Más allá de que la gente no debería ser trasladada a lugares de mayor altura contra su voluntad, en cualquier circunstancia, sabemos de los estragos que ésta hace en la salud). Este traslado es una ilustración extrema de ese centralismo contra el que tanto se rebelan los cruceños. Un centralismo que tal vez no es ni nunca fue tan secante como algunos lo quieren dibujar, busque usted en el Perú o en Chile o la Argentina una ciudad que supere en tamaño, economía y calidad de vida a la capital, pero que en este caso se muestra extremadamente brutal y nocivo.
El Gobierno de Arce ha mostrado y consolidado la peor cara del centralismo, es difícil imaginar una acción de mayor calibre de lo que ha hecho. Personalmente, como paceño, me da vergüenza tener en mi departamento como prisionero al gobernador de Santa Cruz. No señores, esa circunstancia no es normal, ni justa, y nos pringa a todos. Camacho debe ser liberado, es un preso político, es una víctima del gobierno de Arce.
https://www.lostiempos.com/actualidad/opinion/20230924/columna/santa-cruz-masismo
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