Drina Ergueta escribe en Página Siete:
“… “¡Ser hombre no es ser macho!”, una aclaración necesaria que gritaban los marchistas, ya que socialmente se ha creado la idea positiva del término macho, como símbolo de hombría. Una hombría normalmente violenta a la hora de resolver cualquier asunto, incluido el amoroso.
Pero, además, se gritó: “¡Traiciona al patriarcado, delata al machista de tu lado!” lo que implica romper con los privilegios, la protección y rechazar la aceptación social ante cualquier acto que denote el ejercicio de dominio sobre las mujeres.”
