By Mauricio Quiroz, El Deber:

At least 30,000 preventive detainees exist in the country.
Councilor Spencer said that there is an order to review all cases throughout the national territory.
The issue of preventive detention in Bolivia has returned to the center of debate after the Supreme Court of Justice (TSJ) decided to order a review of the cases of former president Jeanine Áñez, Santa Cruz governor Luis Fernando Camacho, and former Potosí civic leader Marco Antonio Pumari. The measure sparked protests in prisons across the country and reignited accusations of the political use of this judicial tool.
In the midst of this debate, Council of the Magistracy member Carlos Spencer confirmed that a technical survey and audits will begin in all courts to evaluate compliance with deadlines in cases involving preventive detention.
“This past weekend there was a demonstration in Palmasola, and in that sense, the Council is the only body that can supervise and oversee. All detainees must be treated equally,” he told EL DEBER.
Spencer assured that coordination with the Public Prosecutor’s Office is underway to avoid delays and that, if unjustified delays are found, judges could face disciplinary and even criminal sanctions. “It is not about giving privileges to some, but about guaranteeing due process for all,” he emphasized.
Asked about the existence of political prisoners in the country, Spencer replied: “Through the media we have been informed, and it is well known, that there are detainees, but not only they should be given privileges — all prisoners throughout Bolivia must be treated equally.”
“Anticipated sentences”
Meanwhile, former Ombudsman Waldo Albarracín described preventive detention as an “anticipated sentence” used for political purposes.
“Today, nearly 85% of detainees are imprisoned ‘just in case.’ All it takes is a phone call from the Minister of Justice to order imprisonment for political reasons,” he denounced on EL DEBER Radio.
Albarracín recalled that in 2019 his house was set on fire amid protests, and afterward he received direct threats. “That was a warning that they knew what could happen to us if we insisted on investigations,” he recounted. His case, taken to the IACHR, symbolizes what he describes as a pattern of persecution and judicial bias.
Prisons in emergency
The TSJ’s order to review the cases of Áñez, Camacho, and Pumari sparked protests in prisons, although these demonstrations remained under the control of the Penitentiary Regime.
“Equal rights, equal rights!” chanted inmates at La Paz prison, while in Palmasola — with nearly 10,000 inmates — a state of emergency was declared. Prisoners denounced “privileged treatment” for political figures and demanded a general review through messages released to the press and social media.
The Penitentiary Regime confirmed, however, that there was no riot, only a peaceful protest with delegates from all cell blocks. In several districts, these representatives were allowed to make statements to journalists.
A structural crisis
Former president and ex-magistrate Eduardo Rodríguez Veltzé warned that the crisis of judicial delays cannot be resolved with isolated measures. He identified six structural problems: the absence of a State criminal policy, lack of constitutional oversight, the routine use of preventive detention by judges, the discretion of the Public Prosecutor’s Office, penal populism, and a collapsed prison system.
“Solutions must be assumed as a State policy, not as a government measure or partisan initiative,” he emphasized.
Por Mauricio Quiroz Terán, El Deber:

Al menos 30.000 presos preventivos existen en el país.
El consejero Spencer dijo que hay una instrucción para revisar todos los casos en todo el territorio nacional.
La figura de la detención preventiva en Bolivia volvió al centro del debate tras la decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de ordenar la revisión de los casos de la expresidenta Jeanine Áñez, el gobernador cruceño Luis Fernando Camacho y el exlíder cívico potosino Marco Antonio Pumari. La medida generó protestas en cárceles de todo el país y reavivó las denuncias de uso político de esta herramienta judicial.
En medio de este debate, el miembro del Consejo de la Magistratura Carlos Spencer confirmó que se iniciará un relevamiento técnico y auditorías en todos los juzgados para evaluar el cumplimiento de plazos en procesos con detención preventiva.
“Ha existido el fin de semana una manifestación en Palmasola, y en ese entendido, el Consejo es el único ente que puede supervisar y fiscalizar. Todos los privados de libertad deben ser atendidos con el mismo trato igualitario”, afirmó a EL DEBER.
Spencer aseguró que se coordina con el Ministerio Público para evitar dilaciones y que, en caso de hallarse responsabilidades por retardación injustificada, los jueces podrían enfrentar sanciones disciplinarias e incluso penales. “No se trata de dar privilegios a algunos, sino de garantizar el debido proceso a todos”, enfatizó.
Consultado sobre la existencia de presos políticos en el país, Spencer respondió: “Por los medios de comunicación nos han informado y es conocimiento bueno de que existen privados de libertad, pero no sólo ellos deben ser privilegiados, sino todos los presos que se encuentran privados de libertad en toda Bolivia”.
“Sentencias anticipadas”
En paralelo, el exdefensor del Pueblo Waldo Albarracín calificó la detención preventiva como una “sentencia anticipada” usada con fines políticos.
“Hoy cerca del 85% de los privados de libertad están detenidos ‘por si acaso’. Basta un telefonazo del Ministro de Justicia para ordenar el encarcelamiento por razones políticas”, denunció en EL DEBER Radio.
Albarracín recordó que en 2019 su casa fue incendiada en medio de protestas, y que después recibió amenazas directas. “Ese fue un aviso de que sabían lo que nos podía pasar si insistíamos en las investigaciones”, relató. Su caso, llevado hasta la CIDH, simboliza lo que califica como un patrón de persecución y parcialización de la justicia.
Cárceles en emergencia
La disposición del TSJ de revisar los casos de Áñez, Camacho y Pumari encendió la protesta en recintos penitenciarios, aunque estas expresiones estuvieron bajo el control de Régimen Penitenciario.
“¡Igualdad de derechos, igualdad de derechos!”, corearon internos de la cárcel de La Paz, mientras en Palmasola, con casi 10.000 reclusos, se declaró estado de emergencia. Los privados de libertad denunciaron un “trato privilegiado” para figuras políticas y exigieron una revisión general a través de mensajes emitidos a través de la prensa y redes sociales.
Eso sí, desde Régimen Penitenciario se confirmó que no hubo motín, sino una protesta pacífica con delegados de todos los pabellones. Estos representantes tuvieron el permiso, en varios distritos, para emitir sus declaraciones a los periodistas.
Una crisis estructural
El expresidente y exmagistrado Eduardo Rodríguez Veltzé advirtió que la crisis de retardación de no puede resolverse con medidas aisladas. Identificó seis problemas estructurales: ausencia de una política criminal de Estado, falta de control constitucional, uso rutinario de la detención preventiva por jueces, discrecionalidad del Ministerio Público, populismo penal y un sistema penitenciario colapsado.
“Las soluciones deben asumirse como una política de Estado, no de gobierno ni de iniciativas partidarias”, enfatizó.
