By Ernesto Estremadoiro, El Deber:

Amid the crisis, many families have been forced to adjust their budgets due to rising food prices. /Photo: JC Torrejón
Inflation has surpassed 16.9% so far this year, the fiscal deficit is over 10% of GDP, and the parallel dollar exchange rate is far above the official one. The next president will take office with Bolivia on the verge of collapse.
Bolivia heads into the 2025 presidential runoff at a critical economic crossroads. Rodrigo Paz Pereira, son of former president Jaime Paz Zamora, received 32.14% of the votes and will face Jorge “Tuto” Quiroga, who reached 26.81%. Beyond the electoral contest, the country faces a severe economic outlook that will test the capacity of the incoming leader.
One of the most alarming indicators is the fiscal deficit, now exceeding 10% of GDP, while the trade deficit closed 2024 at $845 million due to falling exports and rising imports.
Adding to this is accumulated inflation, which reached 16.92% between January and July 2025, according to the National Statistics Institute (INE). This figure reflects the heavy impact of social blockades on the cost of living, particularly in June, when the monthly rate jumped to 5.21%, the highest in recent years.
Another immediate challenge is the dollar shortage, which has fueled a parallel exchange market where the U.S. currency is sold at Bs 13.60 and bought at Bs 13.50 — far above the official rate of Bs 6.96. Today, only a few sectors still access dollars at the official price.
Analysis
Economist Carlos Aranda, from the Populi Studies Center, warned that the new government will immediately need about $500 million in the last quarter of the year to cover fuel imports. According to him, the winner of the runoff will inherit a country with poverty rates above 8% — based on independent studies — and inflation that had already surpassed 15% by July.
“Projections from international organizations about Bolivia’s economy have fallen short; all were exceeded before the year ended,” said Aranda.
He also noted that the next president will need to pay $317 million in external debt during the fourth quarter of 2025, in addition to covering salaries and year-end bonuses.
Economist Germán Molina agreed with this diagnosis and went further, warning that the new president will take office amid double-digit inflation that could close the year between 25% and 28%, with rising fiscal and trade deficits, dollar and fuel shortages, and international reserves at historic lows.
“Both candidates will find a country practically in drought: no liquidity in local or foreign currency. It will be like entering a house with no electricity, no food, nothing,” he said.
Molina criticized that both Paz’s and Quiroga’s economic programs are too general and fail to respond to the immediate challenge.
“On TV and in debates, neither was specific. It’s one thing to sing with a guitar; come November 8, they’ll need solutions, and those aren’t in their plans,” he stressed.
Regarding Rodrigo Paz, he observed that his 25-page plan “lacks concrete measures” to face the currency crisis. One of his proposals — making dollar holdings transparent through a legalization scheme similar to Argentina’s — “won’t be an immediate solution,” he cautioned.
As for Jorge Quiroga, he acknowledged his idea of redirecting external loans toward a stabilization fund but questioned the timing: “Amending an international credit contract doesn’t happen in 24 hours. Bureaucracy is heavy, and that delay could be lethal for the country’s stability.”
Molina further warned that the new government will struggle to pay the year-end bonuses in November, as the outgoing administration may leave an empty treasury after meeting its final obligations.
He cautioned that the lack of liquidity could trigger social unrest. “People can be patient for a few days, but if there’s no gasoline or diesel, blockades and protests will return. That’s how serious things are,” he concluded.
Por Ernesto Estremadoiro Flores, El Deber:

Ante la crisis, muchas familias se han visto obligadas a ajustar su presupuesto debido al incremento en el precio de los alimentos. /Foto: JC Torrejón
La inflación supera el 16,9 % en lo que va del año, el déficit fiscal rebasa el 10 % del PIB y el dólar paralelo supera la cotización oficial. El próximo mandatario asumirá un país al borde del colapso
Bolivia llega a la segunda vuelta presidencial de 2025 en medio de una encrucijada económica. Rodrigo Paz Pereira, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, obtuvo el 32,14 % de los votos y disputará la presidencia con Jorge “Tuto” Quiroga, que alcanzó el 26,81 %. Más allá de la pulseada electoral, el país enfrenta un panorama económico crítico que pondrá a prueba la capacidad del próximo mandatario.
Uno de los datos más preocupantes es el déficit fiscal, que se ha vuelto alarmante al superar el 10% del PIB, mientras que el déficit comercial cerró 2024 en $us 845 millones, resultado de la caída de las exportaciones y el incremento de las importaciones.
A ello se suma la inflación acumulada, que llegó a 16,92% entre enero y julio de 2025, según el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE). El dato refleja el fuerte impacto de los bloqueos sociales sobre el costo de vida, especialmente en junio, cuando el índice mensual se disparó a 5,21%, el más alto en años recientes.
Otro desafío inmediato es la escasez de dólares que hizo surgir un el mercado cambiario paralelo, donde la divisa extranjera se cotiza en Bs 13,60 para la venta y Bs 13,50 para la compra, muy por encima del tipo de cambio oficial, que se mantiene en Bs 6,96.
Pero en la actualidad, pocos son los sectores que acceden a la divisa a este precio.
Análisis
El economista Carlos Aranda, del Centro de Estudios Populi, advirtió que el nuevo Gobierno necesitará, de entrada, unos $us 500 millones en el último trimestre del año para cubrir la importación de combustibles. Según el especialista, el ganador de la segunda vuelta heredará un país con tasas de pobreza superiores al 8% —de acuerdo con estudios independientes— y una inflación que ya había superado el 15% hasta julio.
“Las proyecciones de los organismos internacionales sobre la economía boliviana se han quedado cortas; todas fueron superadas antes de terminar el año”, señaló Aranda.
También recordó que el próximo presidente deberá desembolsar $us 317 millones por deuda externa en el cuarto trimestre de 2025, además de cubrir salarios y el aguinaldo de fin de año.
El economista Germán Molina coincidió en el diagnóstico y fue más allá: advirtió que el próximo presidente asumirá el mando en un escenario de inflación de dos dígitos que podría cerrar entre 25% y 28%, con déficit fiscal y comercial crecientes, escasez de dólares y combustibles, y reservas internacionales en mínimos históricos.
“Ambos candidatos encontrarán un país prácticamente en sequía: sin liquidez en moneda nacional ni extranjera. Va a ser como entrar a una casa sin electricidad, sin alimentos, sin nada”, afirmó.
Molina cuestionó que los programas económicos de Paz y Quiroga sean demasiado generales y no respondan al desafío inmediato.
“En televisión y en los debates ninguno fue específico. Otra cosa es cantar con guitarra: cuando llegue el 8 de noviembre tendrán que dar soluciones, y eso no está en sus planes”, enfatizó.
Sobre Rodrigo Paz, observó que su plan de 25 páginas “carece de medidas concretas” para enfrentar la crisis cambiaria.
Una de sus propuestas —transparentar la tenencia de dólares en manos de la población, con un blanqueo similar al aplicado en Argentina— “no será una solución inmediata”, advirtió.
En cuanto a Jorge Quiroga, valoró su planteamiento de redirigir créditos externos hacia un fondo de estabilización, pero cuestionó el factor tiempo: “Modificar un contrato de crédito internacional no se hace en 24 horas. La burocracia es pesada, y ese retraso puede ser letal para la estabilidad del país”, sostuvo.
Molina alertó, además, que el nuevo Gobierno tendrá dificultades para pagar los aguinaldos en noviembre, dado que la actual administración podría dejar la caja vacía tras cumplir sus últimas obligaciones.
Advirtió que la falta de liquidez puede detonar conflictos sociales. “La población puede ser paciente unos días, pero si no hay gasolina ni diésel, volverán los bloqueos y las protestas. Esa es la gravedad de lo que se viene”, concluyó.
