The Pilaya Canyon Ecotourism Reserve and Natural Monument is created | Se crea la reserva Ecoturística y Monumento Natural “Cañón del Pilaya”

By El Periódico:

The Municipal Council of San Lorenzo formalizes the protection of over 22,000 hectares, a milestone for biodiversity, ecotourism, and community development in northern Tarija.

In a historic move for environmental conservation in Bolivia, the Municipal Council of San Lorenzo has officially enacted the Municipal Law declaring the Pilaya Canyon a Municipal Protected Area, under the dual category of ecotourism reserve and natural monument. This groundbreaking measure aims to safeguard one of the most stunning and ecologically diverse landscapes in the department of Tarija, while also promoting the sustainable development of local communities.

The new regulation establishes a protected area of 22,021.93 hectares located in the northern part of the department of Tarija, specifically within the jurisdiction of the municipality of San Lorenzo. The main goals of this law are clear and multifaceted: to protect the biodiversity and unique landscapes of the canyon, to promote sustainable ecotourism as an economic driver, and to strengthen community economic development through conservation.

Ecological Justification: A Treasure of Biodiversity and Water

Pilaya Canyon is recognized as one of the deepest in the world, with depths exceeding 3,000 meters, and is home to an astonishing diversity of ecosystems ranging from high Andean páramo to serrano Chaco forest. Its depths house vital habitats for endangered species such as the Andean bear, the Andean condor, and the red-fronted macaw.

Beyond its faunal and floral richness, the canyon plays a crucial hydrological role. It acts as an ecological connectivity point between the Andes and the Chaco, and its watershed (the Camblaya River, which merges into the Pilcomayo River) is essential to extensive hydrological systems, even reaching the Bañado La Estrella in Argentina, highlighting its regional importance.

Robust Legal Framework and Key Prohibitions

The enactment of this law is based on a robust legal framework, including the Political Constitution of the State (Articles 30, 302, 342, 385), the Law of Mother Earth (Law 300), the Environmental Law (Law 1333 and Supreme Decree 24781), the Framework Law on Autonomies (Law 031), and various international agreements such as the Convention on Biological Diversity (Law 1580 of 1994). This legal basis grants municipalities the authority to manage protected areas and ensure their conservation.

The regulation establishes clear and strict prohibitions to protect the area: poaching, deforestation, exploitation of non-renewable resources (such as mining), introduction of exotic species, and any activity that disrupts the ecological balance of the canyon.

Participatory Management and Development Projections

A fundamental pillar of this law is its participatory management model. Active involvement of local communities is anticipated in co-management with the municipal government. A five-year management plan will be implemented, and a social oversight body will be created, composed of the communities themselves, institutions, and civil organizations, ensuring transparency and direct involvement of the beneficiaries. This participatory process has been technically and legally supported by the organization NATIVA and was socialized and approved by the 10 involved communities, backed by meeting minutes signed in 2025. The presence of key species has been documented through camera traps and ecological assessments.

The projections for Pilaya Canyon are ambitious. A strong boost to community ecotourism is expected, with the development of trails, wildlife observation, bike tourism, and wellness tourism in its hot springs. Additionally, sustainable development is to be encouraged through local production, including goat cheese, fruits, and vegetables, generating direct benefits for the communities.

Por El Periódico:

El Concejo Municipal de San Lorenzo oficializa la protección de más de 22.000 hectáreas, un hito para la biodiversidad, el ecoturismo y el desarrollo comunitario en el norte de Tarija.

En un hecho histórico para la conservación ambiental en Bolivia, el Concejo Municipal de San Lorenzo ha promulgado oficialmente la Ley Municipal que declara al Cañón del Pilaya como Área Protegida Municipal, bajo la doble categoría de reserva ecoturística y monumento natural. Esta trascendental medida busca salvaguardar uno de los paisajes más impresionantes y ecológicamente diversos del departamento de Tarija, impulsando a su vez el desarrollo sostenible de las comunidades locales.

La nueva normativa establece un área protegida de 22.021,93 hectáreas ubicada en el norte del departamento de Tarija, específicamente dentro de la jurisdicción del municipio de San Lorenzo. Los objetivos centrales de esta ley son claros y multifacéticos: proteger la biodiversidad y los paisajes únicos del cañón, promover el ecoturismo sostenible como motor económico y fortalecer el desarrollo económico comunitario mediante la conservación.

Justificación ecológica: un tesoro de biodiversidad y agua

El Cañón del Pilaya es reconocido como uno de los más profundos del mundo, con profundidades que superan los 3.000 metros, albergando una asombrosa diversidad de ecosistemas que van desde el páramo altoandino hasta el bosque chaqueño serrano. En sus entrañas, se encuentran hábitats vitales para especies en peligro de extinción, como el oso andino, el cóndor andino y la paraba frente roja.

Además de su riqueza faunística y vegetal, el cañón desempeña un rol hidrológico crucial. Actúa como un punto de conectividad ecológica entre los Andes y el Chaco, y su cuenca (el río Camblaya que confluye en el río Pilcomayo) es fundamental para sistemas hídricos de gran alcance, llegando incluso hasta el Bañado La Estrella en Argentina, lo que subraya su importancia regional.

Marco legal robusto y prohibiciones esenciales

La promulgación de esta ley se fundamenta en un sólido marco legal, que incluye la Constitución Política del Estado (arts. 30, 302, 342, 385), la Ley de la Madre Tierra (Ley 300), la Ley de Medio Ambiente (Ley 1333 y DS 24781), la Ley Marco de Autonomías (Ley 031) y diversos convenios internacionales como el Convenio de Diversidad Biológica (Ley 1580 de 1994). Esta base legal otorga a los municipios competencias para administrar áreas protegidas y asegurar su conservación.

La normativa establece prohibiciones claras y contundentes para proteger el área: caza furtiva, deforestación, explotación de recursos no renovables (como la minería), introducción de especies exóticas y cualquier actividad que altere el equilibrio ecológico del cañón.

Gestión participativa y proyecciones de desarrollo

Un pilar fundamental de esta ley es su modelo de gestión participativa. Se prevé la participación activa de las comunidades locales en la co-gestión con el gobierno municipal. Se implementará un plan de manejo con una vigencia de cinco años y se creará una instancia de control social integrada por las propias comunidades, instituciones y organizaciones civiles, asegurando la transparencia y la implicación directa de los beneficiarios. Este proceso participativo ha sido acompañado técnico-legalmente por la organización NATIVA y contó con la socialización y aprobación de las 10 comunidades involucradas, respaldado por actas de reunión firmadas en 2025. Se ha documentado la presencia de especies clave mediante cámaras trampa y diagnósticos ecológicos.

Las proyecciones para el Cañón del Pilaya son ambiciosas. Se espera un fuerte impulso al ecoturismo comunitario, con el desarrollo de senderos, avistamiento de fauna, cicloturismo y turismo de bienestar en sus aguas termales. Además, se busca fomentar el desarrollo sostenible a través de la producción local, incluyendo quesos de cabra, frutas y verduras, generando beneficios directos para las comunidades.

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