By Brújula Digital:
Columnists Enrique Velazco and Gonzalo Colque criticized the IMF for applauding the MAS model for years and only now warning of its collapse. They accused the organization of ignoring structural weaknesses and issuing late alerts, now that the severity of Bolivia’s economic crisis is evident.
Development experts Enrique Velazco and Gonzalo Colque separately criticized the passive stance of the International Monetary Fund, which for nearly two decades applauded the MAS’s economic policies, only to begin criticizing them now.
In two columns published in Brújula Digital, Velazco and Colque highlighted this apparent inconsistency from the IMF.
The IMF supported MAS governments for years with praise for their economic management, but its most recent report marks a drastic shift as it expresses concern over the country’s “severe fiscal and external imbalances.”
In his analysis of the IMF’s latest Article IV Consultation report on Bolivia, Velazco states that “it gives the impression that the Fund’s mission suddenly stumbled upon a ticking time bomb.” According to the document, the organization calls for “urgent actions to address the overvaluation of the exchange rate, strengthen international reserves, and carry out sustained fiscal consolidation.”
What stands out in the report, Velazco notes, is the alarmist tone considering that since at least 2008 the IMF had maintained a condescending attitude toward Bolivia’s economic model. “The IMF never tired of praising the results of the Bolivian economy,” he says, recalling that on several occasions its recommendations omitted key structural aspects such as the growing dependence on raw materials or the freezing of fuel prices.
Velazco cites several examples from previous reports. In 2011, the IMF congratulated the country’s economic performance and predicted further growth due to a recovery in hydrocarbon production, increased public investment, and favorable export prices. “It applauded the results of the financial system with particular emphasis and recommended that the government protect it,” Velazco adds.
However, the expert argues that such enthusiasm was problematic because “the financialization of economies promoted by the IMF and World Bank since the 1980s led to precarious employment under the euphemism of entrepreneurship,” while microcredit institutions transformed into commercial banks with large profits.
In 2013 and 2015, the IMF once again celebrated Bolivia’s economic growth, highlighting achievements in poverty reduction, inflation control, and dedollarization. “Even when there were already studies by the IMF itself and the World Bank recognizing that financialization was a cause of inequality and wealth concentration, they kept recommending the same formula,” Velazco says.
In 2018 and 2022, the IMF’s tone began to shift, but without yet marking a clear break, Velazco recalls.
Gonzalo Colque’s Perspective
For his part, Colque believes the IMF ignored the structural weaknesses of the Bolivian economy, such as the freezing of fuel prices. He said that despite having privileged information, the international organization did not foresee the deterioration of Bolivia’s economic model and only recently began warning about the magnitude of the crisis.
During the gas boom from 2006 to 2015, the IMF openly praised the country’s economic performance. It highlighted growth of around 5% per year, poverty reduction, dedollarization, and the increase in international reserves. Colque recalls that the IMF even presented the MAS economic model as a successful example of macroeconomic management.
That discourse changed radically. In its most recent report, the IMF describes Bolivia’s situation as critical, with “chronic macroeconomic imbalances,” “high fiscal deficits,” and “virtually depleted international reserves.” The tone, once celebratory, is now curiously alarming.
Colque questions this shift: “Didn’t the IMF see the collapse of the economic model coming? Why did it underestimate the structural weaknesses of the Bolivian economy?” he asks. For him, the IMF’s role should be to anticipate crises, not simply describe them once they are underway.
The columnist explains that the IMF operates on two levels: one technical and the other ideological. The first relates to its diagnostics and recommendations; the second, to its preference for pro-market reforms, such as shrinking the state or removing subsidies. This latter stance has generated tensions with left-wing governments like that of the MAS, which could have influenced the positive tone during the boom years.
“The favorable reports may have had a political or diplomatic purpose,” Colque notes. He recalls that then-president Evo Morales used them on several occasions to defend his administration. Despite ideological clashes, the IMF maintained Article IV consultations and periodic evaluations with the country.
To conclude, Colque offers a recommendation to all presidential candidates: defenders of economic orthodoxy should not treat the IMF report as “a new bible” but analyze it critically. At the same time, MAS and its allies should set aside their prejudices and recognize the urgency of implementing corrective measures. “If they continue ignoring the crisis, they will not only deepen the economic deterioration but also multiply poverty among the majorities they claim to represent and protect,” he warns.
BD/RPU
Por Brújula Digital:
Los columnistas Enrique Velazco y Gonzalo Colque criticaron al FMI por aplaudir durante años el modelo del MAS y recién advertir sobre su colapso. Acusaron al organismo de ignorar debilidades estructurales y emitir alertas tardías, cuando ya es evidente la gravedad de la crisis económica en Bolivia.
Los especialistas en temas de desarrollo Enrique Velazco y Gonzalo Colque criticaron por separado la actitud pasiva del Fondo Monetaria Internacional, que durante casi dos décadas aplaudió las políticas económicas del MAS, para recién empezar a criticarlas ahora.
En dos columnas publicadas en Brújula Digital, Velazco y Colque hicieron conocer esa aparente inconsistencia del FMI.
El FMI respaldó durante años a los gobiernos del MAS con elogios a su manejo económico, pero su más reciente reporte marca un giro drástico al expresar preocupación por los “agudos desequilibrios fiscales y externos” del país.
En su análisis del último informe del FMI sobre la Consulta del Artículo IV para Bolivia, Velazco afirma que “da la impresión de que la misión del Fondo se encontró, de pronto, con una bomba a punto de estallar”. Según el documento, el organismo solicita “acciones urgentes para abordar la sobrevaloración del tipo de cambio, fortalecer las reservas internacionales y llevar a cabo una consolidación fiscal sostenida”.
Para Velazco, lo llamativo del informe es el sentido de alarma tomando en cuenta que desde al menos 2008 el FMI mantuvo una actitud condescendiente respecto al modelo económico boliviano. “El FMI no se cansó de alabar los resultados de la economía boliviana”, dice, y recuerda que en varias ocasiones sus recomendaciones omitieron aspectos estructurales clave, como la creciente dependencia de las materias primas o el congelamiento del precio de los combustibles.
Velazco cita varios ejemplos de reportes anteriores. En 2011, el FMI felicitó el desempeño económico del país y afirmó que se esperaba un mayor crecimiento por la recuperación en la producción de hidrocarburos, el aumento de la inversión pública y precios favorables de exportación. “Aplaudió con especial énfasis los resultados del sistema financiero y recomendó al Gobierno protegerlo”, agrega Velazco.
Sin embargo, el especialista sostiene que ese entusiasmo era problemático, pues “la financiarización de las economías que el FMI y el BM promovieron desde los años 80 inducía a la precarización del empleo bajo el eufemismo de emprendedorismo”, mientras las entidades de microcrédito se transformaban en bancos comerciales con grandes utilidades.
En 2013 y 2015, el FMI volvió a celebrar el crecimiento económico de Bolivia, destacando los logros en reducción de pobreza, control de la inflación y desdolarización. “Incluso cuando ya existían estudios del propio FMI y del Banco Mundial que reconocían que la financiarización era causa de desigualdad y concentración de la riqueza, seguían recomendando la misma receta”, afirma Velazco.
En 2018 y 2022, el tono del FMI comenzó a cambiar, pero aún sin marcar un quiebre, recordó Velazco.
La visión de Gonzalo Colque
Por su parte, según el criterio de Colque, el FMI ignoró las debilidades estructurales de la economía boliviana, como el congelamiento de los precios de los combustibles. Afirmó que pese a contar con información privilegiada, el organismo internacional no anticipó el deterioro del modelo económico boliviano y solo recientemente ha comenzado a advertir sobre la magnitud de la crisis.
Durante la bonanza del gas entre 2006 y 2015, el FMI elogió abiertamente el desempeño económico del país. Destacó el crecimiento en torno al 5% anual, la reducción de la pobreza, la desdolarización y el incremento de reservas internacionales. Colque recuerda que Incluso llegó a presentar el modelo económico del MAS como un ejemplo exitoso de manejo macroeconómico.
Ese discurso cambió radicalmente. En su informe más reciente, el FMI describe la situación boliviana como crítica, con “desequilibrios macroeconómicos crónicos”, “déficits fiscales elevados” y “reservas internacionales casi agotadas”. El tono, antes celebratorio, ahora es curiosamente preocupante.
Colque cuestiona esta transformación: “¿Acaso el FMI no vio venir el colapso del modelo económico? ¿Por qué subestimó las debilidades estructurales de la economía boliviana?”, se pregunta. Para él, la función del Fondo debería ser anticipar las crisis, no simplemente describirlas cuando ya están en curso.
El columnista explica que el FMI opera con dos dimensiones: una técnica y otra ideológica. La primera se vincula a sus diagnósticos y recomendaciones; la segunda, a su preferencia por reformas promercado, como la reducción del Estado o la eliminación de subsidios. Esta última ha generado tensiones con gobiernos de izquierda, como el del MAS, lo que podría haber influido en el tono positivo durante la bonanza.
“Los informes favorables pudieran haber tenido un propósito político o diplomático”, señala Colque. Recuerda que el entonces presidente Evo Morales los usó en varias ocasiones para defender su gestión. A pesar de los roces ideológicos, el FMI logró mantener consultas bajo el Artículo IV y evaluaciones periódicas con el país.
Para cerrar, Colque lanza una recomendación a todos los candidatos presidenciales: los defensores de la ortodoxia económica no deberían adoptar el informe del FMI como “una nueva biblia”, sino analizarlo con espíritu crítico. A su vez, el MAS y sus aliados deberían dejar de lado sus prejuicios y reconocer la urgencia de implementar medidas correctivas. “De seguir ignorando la crisis, no solo profundizarán el deterioro económico, sino que multiplicarán la pobreza entre las mayorías que dicen representar y proteger”, advierte.
BD/RPU
