Editorial, El Diario:
Throughout Bolivia’s history, political parties that came to power united eventually split into opposing and even antagonistic factions once they began enjoying the perks of power. These parties ended their cycle by succumbing to the reality of a new historical phase. In such situations, party groups repeated the drama of disorder, division, and finally, agony and death.
The stories of these fragmentations are well-known, such as that of the Liberal Party, which gave rise to the Republican Party. Once the latter took power, it too split, and so on, until the Nationalist Revolutionary Movement (MNR) reached the Palacio Quemado and, after proclaiming a “monolithic unity,” atomized and was destined for the grave.
The repetition of these cases became a rule, which is now being fulfilled by the current ruling party, the Movement for Socialism (MAS). It seems to be splitting and its destiny is to enter the cemetery where other political parties have perished due to their grave mistakes.
MAS came to power proclaiming unbreakable unity because it represented various social classes. Its leaders also declared that MAS would never leave the Government Palace, despite being mere tenants, because power is fleeting. However, once the most general goals were achieved, the blue party began to fragment inevitably and definitively, with factions of “evistas” and “arcistas” emerging. The conflicts between them, which initially seemed like a circus comedy, worsened into a tragedy, to the point where some of them are now pleading to restore the lost unity.
However, this division between comedy and tragedy was also dubious, and it has now evolved into a circus tragicomedy, as the now-separated partners have no one to unite them. The famous “social organizations” have gone their own way and are also facing divisions. In any case, the current MAS tragicomedy resembles a horrible passionate drama, whose protagonists could only end their adventure on their deathbeds. Meanwhile, the tragicomedy continues…
Finally, it should be remembered that appearances can be deceiving, and the truth lies behind them. Such is the case with some superficial declarations of unity, which only conceal the party’s fragmentation and the fact that the once-loving coexistence among MAS members no longer exists, either ideologically or practically.
However, what must be anticipated is what to do when the ship sinks, something the country’s political parties—described as piles of broken bricks—have no idea about.
Editorial, El Diario:
A lo largo de la historia de Bolivia, los partidos políticos que llegaron unidos al gobierno, a poco de estar gozando de las mieles del poder se dividieron en fuerzas contrarias y hasta antagónicas y terminaron su ciclo cediendo ante la realidad de una nueva etapa histórica. En tal situación, las tiendas partidarias repitieron el drama del desorden, la división y, finalmente, la agonía y la muerte.
Son conocidas las historias de esas fragmentaciones, como la del Partido Liberal, que engendró al Partido Republicano y una vez que éste se hizo del gobierno, se dividió y así sucesivamente, hasta que llegó el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) al Palacio Quemado y luego de pregonar que gozaba de una “unidad monolítica”, se atomizó y quedó destinado a la tumba.
La repetición de esos casos se convirtió en una ley, que se está cumpliendo con el actual partido de gobierno, el Movimiento al Socialismo (MAS) que, al parecer, se va escindiendo y su destino es ingresar al cementerio donde están partidos políticos que han periclitado por sus graves errores.
El MAS llegó al poder pregonando unidad inquebrantable porque representaba a varias clases sociales. A la vez sus líderes dijeron que nunca el masismo saldría del Palacio de Gobierno, a pesar de que era mero inquilino, porque el poder es efímero. Pero, conseguidas las metas más generales, el partido azul empezó a fragmentarse de manera inevitable y definitiva, por un lado, al surgir bandos de “evistas” y arcistas”. Pero los enfrentamientos entre ellos, que al principio parecían propios de una comedia de circo, se agravaron como parte de una tragedia, de tal forma que algunos de ellos ruegan por retornar a la unidad perdida.
Sin embargo, esa división entre comedia y tragedia era también dudosa y ahora ha derivado en una tragicomedia circense, pues los socios ahora separados no tienen quién los una. Y es que las famosas “organizaciones sociales” se han disparado por su cuenta y, además, también enfrentan divisiones. En todo caso, la actual tragicomedia masista, parece un horrible drama pasional, cuyos protagonistas podrían poner fin a su aventura solo en su lecho de muerte. Entre tanto, la tragicomedia continúa….
Finalmente, se debe recordar que las apariencias engañan y que detrás de ellas está la verdad. Tal es el caso de algunas declaraciones superficiales de unidad, que lo único que encubren es la fragmentación partidaria y que la amorosa convivencia del pasado entre masistas ya no existe, ni en el sentido ideológico ni en el práctico.
Empero, lo que hay que prever es qué se deberá hacer cuando se hunda la nave, algo de lo que no tienen ni idea los partidos políticos del país, calificados como montones de ladrillos rotos.
https://www.eldiario.net/portal/2024/08/27/la-tragicomedia-y-agonia-del-mas/
