By Carlos Toranzo Roca, Brujula Digital:
Evo Morales threatens to block the country’s roads if he is not allowed to run as a candidate. What does he want? According to his cynicism, he wants the full enforcement of the Constitution, a clean and independent judiciary, no judicial coup, the government not using the judiciary as a political weapon against opponents, and adherence to the rule of law.
His cynicism is overwhelming in demanding all this, as Morales was the first to violate the Constitution and the laws of the country. The 2009 Magna Carta contains a transitional article accepted by him to prevent him from running in the next presidential election; to approve that Constitution, he gave his word stating that he would not be a candidate. He did not keep his word; in reality, he never did.
After that, he called for the 2016 referendum, stated he would honor its result, and said that if he lost, he would retire to his chaco (farm) with a young woman. He did not keep his word because his chaco was the presidential palace. He ran again, violating the law, and used the judiciary to recognize his “human right” to run indefinitely; his obsequious followers ruled in his favor. Today, those same followers turn their backs on him, supporting the current power.
Morales demands an independent judiciary when, for 14 years, he used it to prolong his power and cover up his corruption, of which Arce was his accomplice. He says the judiciary should not be used as a political weapon, yet he used it as his preferred mechanism to destroy the opposition.
Morales claims he wants the rule of law, yet during his tenure, he absorbed the judiciary and co-opted and used the electoral power. After the 2019 elections, when women, children, and young people mobilized and forced him to resign, the coward fled in tears, alongside García Linera. Today, the fugitive forgets his cowardice and claims there was a “coup d’état” against him. Arce also fled the country; he left Bolivia thanks to the benevolence of President Jeanine Añez, who granted him safe passage, believing it was the right thing to do for a cancer patient. Now, the “patient” uses all his tricks to keep the former president in jail.
Morales shows cynicism in presenting himself as a defender of democracy; his accomplice was the current president. Moreover, he was complicit in sinking the economy by squandering the resources of the commodities boom and preventing hydrocarbon exploration. Both are responsible for the economic crisis plaguing Bolivia.
Morales does not defend the Constitution; he mobilizes his bases, which are reduced to the coca growers, because he wants his own judiciary, desiring an obsequious Constitutional Court to enable him to run in 2025. This is the reason behind his entire political strategy.
Morales is a dictator at heart who has tasted the sweetness of power, and that is why he wants to return to it, to live adored by his clientele, using the public treasury for his whims. If Morales loves power, Arce now shows the same, copying all the defects of his former boss and protector.
Morales lent power to Arce, believing him to be faithful and loyal, thinking he would govern as his “vice president” while the former boss intended to control power and public coffers. A naive belief, as once Arce was installed as president, he felt the power was his and gradually began to disobey Morales.

Power makes Arce believe he is a good president. When he looks in the mirror, he sees the sycophants, always present around the sweetness of power, teaching and advising him that power must be maintained, protected, by any means necessary, legal or illegal, moral or immoral, to undermine anyone who wants to take it away.
Arce is not a leader, not a caudillo, but he controls the public purse, a very useful instrument to convince the “moral reserve of society,” the social movements, that it is better to stay close to the government. This is why the COB, the Bartolinas, the CSUCTB, and other social movements express that “brother Lucho” is the new leader of the process of change. Those who once knelt before Morales now do so before Arce.
Morales and Arce fight for power, not for ideas. The so-called democratic cultural revolution sank long ago, and the process of change does not exist. The plurinational state is an empty shell. In public events of both Arce and Morales supporters, there are no utopias, only the moral poverty of two characters devoid of ethics and political stature to lead a country. Moreover, both show signs of proximity to drug trafficking. The MAS of both factions has nothing left to offer the country.
Por Carlos Toranzo Roca, Brujula Digital:
Evo Morales amenaza, dice que bloqueará los caminos del país si no lo habilitan como candidato. ¿Qué quiere? Según su cinismo, que se dé plena vigencia a la Constitución, una justicia limpia e independiente, que no haya golpe judicial, que el Gobierno no use a la justicia como arma política contra los opositores, que se cumpla el Estado de derecho…
Tiene demasiado cinismo para plantear todo eso, pues Morales fue el primero en violar la Constitución y las leyes del país. En la Carta Magna de 2009 existe un artículo transitorio aceptado por él para evitar que se presentara a la próxima elección presidencial; para aprobar esa Constitución él dio su palabra indicando que no sería candidato. No cumplió su palabra, en realidad, nunca lo hizo.
Después, llamó al referéndum de 2016, indicó que cumpliría su resultado, expresó que si perdía se iría a su chaco con una adolescente, no lo hizo porque su chaco era el palacio presidencial. Candidateó nuevamente violentando el cumplimiento de la ley, usó a la justicia para que se le reconociera su “derecho humano” a candidatear indefinidamente; sus obsecuentes fallaron en su favor, hoy esos mismos le dan la espalda pues apoyan lo que diga el poder de turno.
Morales pide justicia independiente cuando por 14 años usó a esa justicia para prolongar su poder y para tapar sus corrupciones, de la cuales Arce era su cómplice. Dice que no se debe usar a la justicia como arma política, cuando fue él quien la utilizó como su mecanismo preferido para destruir a la oposición.
Morales expresa que quiere que haya Estado de derecho, cuando él durante su mandato absorbió al poder judicial, cooptó y utilizó al poder electoral; tras las elecciones de 2019, cuando mujeres, niños y jóvenes se movilizaron y lo empujaron a que renuncie, el cobarde huyó con llanto en los ojos, juntando sus lágrimas con las de García Linera. Hoy el fugado olvidó su cobardía y dice que hubo un “golpe de Estado” en su contra. También Arce fugó del país; salió de Bolivia gracias a la benevolencia de la presidenta Jeanine Añez, que le dio salvoconducto, creyendo que eso se debía hacer en favor de un enfermo de cáncer. Ahora el enfermo usa todas sus artimañas para dejar en la cárcel a la expresidenta.
Morales muestra cinismo para presentarse como defensor de la democracia; su cómplice fue el actual presidente; más todavía, fue el cómplice de hundir la economía despilfarrando los recursos del boom de las materias primas, evitando que haya exploración de hidrocarburos. Ambos son culpables de la crisis económica que azota a Bolivia.
Morales no defiende la Constitución, moviliza a sus bases, que se reducen a los cocaleros, porque él quiere una justicia propia, desea tener un Tribunal Constitucional obsecuente que lo habilite para ser candidato en 2025, esa es la razón de toda su estrategia política.
Morales es un autoritario de alma dictatorial que ha probado las mieles del poder, por eso desea retornar a ellas, para vivir adulado por sus clientelas, usando sin medida el erario público para sus caprichos. Si Morales ama el poder, ahora Arce demuestra lo mismo, copia todos los defectos del que era su jefe y protector.
A Arce Morales le prestó el poder, pues lo creía fiel, leal, creía que gobernaría como su “vicepresidente” mientras el exjefazo pensaba controlar el poder y las arcas públicas; inocente creencia, pues ni bien Arce fue ungido como presidente, sintió que el poder era suyo y poco a poco, fue desobedeciendo a Morales.

El poder le hace creer a Arce que es un buen presidente, al mirarse al espejo, éste, junto a los obsecuentes, que siempre existen en derredor de las mieles de poder, le enseñaron y aconsejaron que el poder hay que mantenerlo, cuidarlo, haciendo todo lo necesario, legal o ilegal, moral o inmoral, para hundir a quien quiera arrebatárselo.
Arce no es un líder, no es un caudillo, pero es el dueño de la billetera pública, ésta es un instrumento muy útil para convencer a la “reserva moral de la sociedad”, a los movimientos sociales, de que es mejor estar cerca del Gobierno. A ello se debe la docilidad de la COB, de las Bartolinas, de la CSUCTB y otros movimientos sociales que expresan que el “hermano Lucho” es el nuevo líder del proceso de cambio. Todos los que antes se arrodillaban ante Morales ahora lo hacen ante Arce.
Morales y Arce pelean por el poder, no lo hacen por ideas, eso de la revolución democrático cultural se hundió hace tiempo, el proceso de cambio no existe. El Estado plurinacional es una bolsa vacía. En los actos públicos de arcistas y evistas ya no hay utopías, sólo existe la pobreza moral de dos personajes desprovistos de ética y de estatura política para dirigir a un país. Además, a ambos se les nota el tufillo de la cercanía al narcotráfico. El MAS del uno y del otro ya no tienen nada que ofrecerle al país.
https://brujuladigital.net/opinion/hambre-desenfrenada-de-poder-
