By Renzo Abruzzese, El Deber:
Media violence and state ideology
A couple of decades ago, sitting down to watch the news was truly an intellectual act; social, cultural, political, and societal realities appeared on television screens, in oral and written press, in an organized, comprehensive, and mostly objective manner, with ethical standards that rarely hurt the sensibilities of the audience. There was a sense that one still controlled their environment. What was known as “crime chronicles” aired in the “late-night,” meaning in the hours after midnight until dawn when morning news programs in indigenous languages and native programs began. Today, it is very difficult to get a general overview of the country; television news programming emits such a quantity of violent news that at times I feel I will end up spattered with blood. The coverage of national or local political news is partial, generally brief, lacking context, and consequently, lacks objectivity and is of poor quality.
Probably, almost 20 years of a regime aimed at suppressing freedom of the press and expression manifest in this way today. In fact, all those media outlets that defended their sources and their own opinions ended up closing down. An infinite succession of tricks and traps ended up suffocating institutions. However, despite this being evident, we should not lose sight of the fact that one of the most valuable citizen rights in modernity is the right to be informed. Limiting, curtailing, or manipulating that right, as the MAS (Movement for Socialism) governments do, is characteristic of authoritarian regimes that hate different thinking and are terrified of the truth.
Nevertheless, all of this is part of the phenomenon of the progressive degradation of all dimensions of national reality. Political discourse, the arts, science, public opinion, all have degraded, and the reign of the simplistic has invaded all spaces of national reality. In fact, everything has had to pay tribute to the failed attempt to build a state and a native national culture that never expressed the spirit of the nation, let alone the republican character we cultivate. This failed attempt shows its failure to date in all orders of historical reality and translates into violence, blood, criminality, and systematic disinformation.
It is also possible that all of this is a reflection of a country where, like never before, crime, assassination, drug trafficking, assault, robbery, and the most obtuse forms of corruption have taken hold of reality. Thus, we pay with blood and compound interest the racist ambitions of the MAS and the mediocrity of its most prominent leaders.
Por Renzo Abruzzese, El Deber:
Violencia mediática e ideología estatal
Hace un par de décadas atrás sentarse a ver el noticiero era un verdadero acto intelectivo, la realidad social, cultural, política y social se asomaba las pantallas de televisión, la prensa oral y escrita de manera ordenada, completa, objetiva en la mayoría de los casos y en un nivel ético que rara vez terminaba hiriendo la sensibilidad de los receptores, uno tenía la sensación de que aún controlaba su entorno. Lo que se llamaba “crónica roja” se transmitía en “trasnoche”, es decir en las horas posteriores a las 24:00 hasta el amanecer en que se iniciaban los noticieros matinales en lenguas originarias y los programas nativos. Hoy es muy difícil lograr un panorama general del país, la programación noticiera televisiva emite tal cantidad de noticias violentas que por momentos pienso que voy a terminar salpicado de sangre. La cobertura de noticias políticas nacionales o locales se cubre de manera parcial, por lo general breve, descontextualizada y trasluce, en consecuencia, poca objetividad y pésima calidad.
Probablemente casi 20 años de un régimen orientado a someter la libertad de prensa y de expresión se expresen hoy de esa manera, de hecho, todos aquellos medios que defendían sus fuentes y su propia opinión terminaron cerrando, una infinita sucesión de mañas y trampas terminaron ahogando las instituciones, empero, a pesar de que esto es evidente, no deberíamos perder de vista que uno de los derechos ciudadanos más valiosos en la modernidad, es el de estar informados, limitar, cercenar o manipular ese derecho, como lo hacen los gobiernos masistas es propio de los regímenes autoritarios que odian el pensar diferente y le tienen terror a la verdad.
Todo esto sin embargo hace parte de ese fenómeno de degradación progresiva de todas las dimensiones de la realidad nacional. Se ha degradado el discurso político, las artes, la ciencia, la opinión pública y el imperio de lo simplón ha invadido todos los espacios de la realidad nacional. En los hechos, todo ha tenido que rendir tributo al fallido intento de construir un estado y una cultura nacional originaria que nunca expresaba el espíritu de la nación, y menos el carácter republicano que cultivamos. Ese intento fallido muestra a la fecha su fracaso en todos los órdenes de la realidad histórica y se traduce en violencia, sangre criminalidad y desinformación sistemática.
Es también posible que todo esto sea un reflejo de un país en que, como nunca, el crimen, el sicariato, el narco, el asalto, el robo y las formas más obtusas de corrupción se han apropiado de la realidad. Pagamos así, con sangre y creces las ambiciones racistas del MAS y la mediocridad de sus más connotados caudillos.
https://eldeber.com.bo/edicion-impresa/violencia-mediatica-e-ideologia-estatal_362503

