Editorial, El Deber:
Systems engineer Édgar Villegas has been charged with public instigation to commit crimes. Such a serious accusation comes from a deputy, Renán Cabezas, from the Evista bloc of the Movement Towards Socialism (MAS), who also demands that the professional be detained in the maximum-security prison of Chonchocoro. More than four years after that moment, the assemblyman and the accusing prosecutor believe that the collective memory of Bolivians has forgotten the countless irregularities committed in that electoral process. Precisely because none of that is forgotten, the reactions of indignation continue to accumulate.
Engineer Édgar Villegas did meticulous work and demonstrated that there were significant differences between the results of the TREP system (rapid transmission of electoral data) and the official count of the Electoral Body: the photographed TREP records showed a number of votes for each party, but in the electoral system, those figures were altered, adding to Evo Morales’ MAS and reducing Carlos Mesa’s Citizen Community. That was one of Villegas’ conclusions, along with a team of young professionals who took the trouble to analyze and present it to the public.
It was not the only evidence of electoral manipulation or fraud. Earlier, on the same day as the elections, in Potosí, it was discovered that many boxes of electoral material were being stored in a location that was not the Departmental Electoral Tribunal, while several reports indicated that several records had not reached their destination. Additionally, the vote count had been halted for over 12 hours, and then a sudden shift declared Evo Morales as the winner, which was practically impossible given the data trend.
Later on, Ethical Hacking, a company hired by the Supreme Electoral Tribunal to audit the elections, revealed the irregularities and intrusion into the TREP and electoral system, indicating clear computer manipulation, for which the administrator of that system, who has now fled the country, was accused.
The aforementioned would later be corroborated by an audit conducted by experts from the Organization of American States, who were summoned by none other than Evo Morales himself. Upon learning the results of this thorough review, Morales announced that he would call for new elections with new electoral officials, thereby making it clear that those responsible for conducting the elections had not been honest or, at least, giving credence to citizens’ suspicions.
The country erupted the day after the results were announced, declaring Evo Morales as the winner amid so many irregularities. When Villegas revealed his findings on a television program, street clashes were already occurring because the public was outraged by the deception that was being attempted.
This is the context, which is why it is now an aberration to accuse Villegas of inciting public crime. In a context of turmoil like the one Bolivia was experiencing, this systems engineer stood up for Bolivia and transparency. He did nothing but set aside passivity and analyze what was happening in the electoral system and the rapid data transmission mechanism (TREP). Villegas was a hero of democracy, along with all those who dared to expose the irregularities that were committed.
It’s important to remember that the OAS audit report, later endorsed by the European Union, exposed that the electoral system was penetrated by external servers that could modify the results; that there were repeated signatures on records that were in different places; that there was data manipulation, among many more process anomalies.
Citizen fury manifested in a 21-day national strike that was observed by Bolivians across the country. Evo Morales resigned from power along with his vice president and the heads of the Legislative Chambers because the citizen strike did not relent. These are real and concrete events that political persecution will not erase.
El ingeniero de sistemas Édgar Villegas ha sido imputado por instigación pública a delinquir. Tamaña acusación proviene de un diputado, Renán Cabezas, del bloque evista del Movimiento Al Socialismo (MAS) que además pide que el profesional sea detenido en el penal de máxima seguridad de Chonchocoro. A más de cuatro años de ese momento, el asambleísta y la Fiscalía que acusa creen que la memoria colectiva de los bolivianos ha olvidado la innumerable cantidad de irregularidades cometidas en ese proceso electoral. Precisamente porque nada de eso queda en el olvido es que las reacciones de indignación suman y siguen.
El ingeniero Édgar Villegas hizo un trabajo minucioso y demostró que entre los resultados del sistema TREP (de transmisión rápida de datos electorales) y el cómputo oficial del Órgano Electoral había notables diferencias: las actas fotografiadas del TREP mostraban un número de votos para cada partido, pero en el sistema electoral esas cifras eran cambiadas, sumando al MAS de Evo Morales y disminuyendo a Comunidad Ciudadana de Carlos Mesa. Esa fue una de las conclusiones de Villegas y de un equipo de jóvenes profesionales, que se dieron el trabajo de hacer el análisis y mostrarlo a la ciudadanía.
No fue la única evidencia de la manipulación electoral o fraude. Antes, el mismo día de las elecciones, en Potosí se descubrió el almacenamiento de muchas cajas con material electoral en un recinto que no era el Tribunal Departamental Electoral, mientras se seguía denunciando que varias actas no habían llegado a su destino. A ello se suma que se hubiera parado el cómputo por más de 12 horas y que luego se mostrara una variación que hacía ganador a Evo Morales, cuando eso era prácticamente imposible, dada la tendencia de los datos.
Más adelante, la empresa Ethical Hacking, contratada por el Tribunal Supremo Electoral para auditar las elecciones, mostró las irregularidades cometidas y la invasión del sistema del TREP y del sistema electoral, en una clara manipulación informática, por la cual ha sido acusado el administrador de ese sistema, que ahora se ha ido del país.
Lo anteriormente mencionado sería corroborado más adelante por la auditoría de expertos de la Organización de Estados Americanos, que fueron convocados nada más y nada menos que por Evo Morales. Tras conocerse el resultado de esa revisión minuciosa fue el mismo Morales quien anunció que llamaría a nuevas elecciones con nuevos vocales electorales, con lo que dejaba claro que los responsables de llevar adelante los comicios no habían sido probos o, al menos, dando asidero a las sospechas ciudadanas.
El país se convulsionó al día siguiente de que se dieron los resultados que daban como ganador a Evo Morales en medio de tantas irregularidades. Cuando Villegas daba a conocer su hallazgo en un programa de televisión ya se producían enfrentamientos callejeros porque la ciudadanía estaba indignada por el engaño que se pretendía consolidar.
Ese es el contexto y por eso ahora resulta una aberración que se acuse a Villegas de incitación pública a delinquir. En un contexto de convulsión como el que se vivía, este ingeniero de sistemas se jugó por Bolivia y por la transparencia. Él no hizo otra cosa que dejar a un lado la pasividad y analizar lo que se estaba haciendo en el sistema electoral y el mecanismo de transmisión rápida de datos (TREP). Villegas fue un héroe de la democracia, junto con todos los que se atrevieron a mostrar las irregularidades que se cometieron.
Hay que recordar que el informe de la auditoría de la OEA, refrendado después por la Unión Europea, puso en evidencia que el sistema electoral fue perforado por servidores ajenos que pudieron modificar los resultados; que hubo firmas repetidas en actas que estuvieron en lugares diferentes; que hubo manipulación de datos, entre muchas más anomalías del proceso.
La furia ciudadana se plasmó en un paro nacional de 21 días que fue acatado por los bolivianos en todo el país. Evo Morales renunció al poder junto con su vicepresidente y las cabezas de las Cámaras Legislativas porque el paro ciudadano no cedía. Son hechos reales y concretos que la persecución política no va a borrar.
https://eldeber.com.bo/opinion/la-imputacion-a-un-heroe-de-la-democracia_361445
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