Editorial, El Deber:
Bolivia and its absent diplomacy
Bolivia, by mandate of its own Constitution, declares itself as a pacifist State that advocates the peaceful resolution of controversies. Furthermore, ideally it is an example to the international community for having granted pacts, conventions and treaties on human rights a supraconstitutional rank.
Naturally, to achieve the political and strategic objectives of its own Magna Carta, the State should have a high-level diplomatic service whose work and commitment should be solely focused on the country and not on the short-term desires of the governments in power.
History has amply demonstrated that Bolivian diplomacy has suffered regrettable failures since the founding of the Republic, back on August 6, 1825. However, in 2009 a new Constitution was proclaimed that, supposedly, was going to lay the foundations for a political system firmly committed to the high interests of the country.
Luis Arce, David Choquehuanca, Evo Morales and hundreds of authorities and former authorities linked to the MAS have persisted in trying to impose a new historical narrative that begins on January 22, 2010 with the creation of the Plurinational State. Well, out of methodological necessity, it is worth analyzing some relevant facts since that founding date, although a large part of the population resists and rejects that story.
Recently, the Pedro Rivero Mercado Chair of Journalism at the Franz Tamayo Private University hosted a discussion on the state of Bolivian diplomacy in which four experts in the field of International Law participated: Karen Longaric, Reimy Ferreira, Rubén Darío Cuéllar and Javier Viscarra Valdivia. In that event revelations emerged that cannot be ignored.
In this context, it is appropriate to remember the worst diplomatic failure in recent history; we are referring to the defeat before Chile in the International Court of Justice in the lawsuit promoted by former President Evo Morales, former Foreign Minister David Choquehuanca and the Bolivian agent before The Hague, Eduardo Rodríguez Veltzé. All the former presidents joined them, except Gonzalo Sánchez de Lozada, and the role of main spokesperson developed by Carlos Mesa stood out.
It was established that the Bolivian thesis that the unilateral acts of States founded expected rights did not have strong or convincing foundations. It was a daring adventure that ended in a fatal failure. Even so, the Court of The Hague urged the litigating countries to maintain dialogue to find a solution to the Bolivian confinement, but the Foreign Ministry never again took any action.
Later came the ruling on the waters of the Silala. It all started with the verbal excesses of former President Evo Morales who, in his capacity as Head of State, never knew how to respect the codes of diplomacy. Faced with Evo’s threats, Chile sued Bolivia for the shared use of the waters that flow from Bolivian to Chilean territory.
Two important details: first, that the Bolivian defense was based on the book of a Bolivian geologist and ignored a study by Sergeomin, dating from 1997, in which it was established that there was a natural water course, beyond the infrastructure that were talked about so much at the time, and, second, that in 2019 Chile proposed to Bolivia to withdraw the lawsuit and close an agreement, a proposal that was not heard by Evo Morales.
Special mention for Foreign Minister Rogelio Mayta, who in three years of work did not know how and could not manage the appointment of ambassadors in key countries for Bolivia such as Brazil, China, Vienna where the international parameters for the fight against drug trafficking are discussed and defined, or Panama, where the thematic axes for the next Climate Change Summit will soon be defined.
Finally, we must mention a disastrous representation of Bolivia’s commercial interests in the Andean Community of Nations, the main regional market for non-traditional exports.
Summary: A diplomatic career is not the same as running diplomacy. Bolivia is going for the second option and they will add more failure to form a voluminous encyclopedia of absurdity.
Bolivia y su diplomacia ausente
Bolivia, por mandato de su propia Constitución, se declara como un Estado pacifista que aboga por la solución pacífica de las controversias. Es más, idealmente es un ejemplo ante la comunidad internacional por haber otorgado a los pactos, convenios y tratados en materia de derechos humanos un rango supraconstitucional.
Naturalmente, para alcanzar los objetivos políticos y estratégicos de su propia Carta Magna, el Estado debería contar con un servicio diplomático de alto nivel cuyo trabajo y compromiso debería estar únicamente enfocado en el país y no en los afanes cortoplacistas de los gobiernos de turno.
La historia ha demostrado con creces que la diplomacia boliviana ha sumado lamentables fracasos desde la fundación de la República, allá por el 6 de agosto de 1825. Sin embargo, en 2009 se proclamó una nueva Constitución que, supuestamente, iba a sentar las bases de un sistema político firmemente comprometido con los altos intereses de la patria.
Luis Arce, David Choquehuanca, Evo Morales y centenares autoridades y exautoridades vinculadas al MAS han persistido en tratar de imponer un nuevo relato histórico que inicia el 22 de enero de 2010 con la creación del Estado Plurinacional. Pues bien, por necesidad metodológica, vale la pena analizar algunos hechos relevantes desde esa fecha fundacional, aunque una gran parte de la población resista y rechace ese relato.
Recientemente, la Cátedra de Periodismo Pedro Rivero Mercado de la Universidad Privada Franz Tamayo propició un conversatorio sobre el estado de la diplomacia boliviana en el que participaron cuatro expertos en materia de Derecho Internacional: Karen Longaric, Reimy Ferreira, Rubén Darío Cuéllar y Javier Viscarra Valdivia. En ese evento surgieron revelaciones que no pueden ser pasadas por alto.
En ese contexto, corresponde recordar el peor fracaso diplomático de la historia reciente; nos referimos a la derrota ante Chile en la Corte Internacional de Justicia en la demanda impulsada por el expresidente Evo Morales, el excanciller David Choquehuanca y el agente boliviano ante La Haya, Eduardo Rodríguez Veltzé. A ellos se sumaron todos los exmandatarios, menos Gonzalo Sánchez de Lozada, y destacó el rol de vocero principal desarrollado por Carlos Mesa.
Quedó establecido que la tesis boliviana de que los actos unilaterales de los Estados fundaban derechos expectaticios no tenía asideros fuertes ni convincentes. Fue una aventura audaz que terminó en un fallo lapidario. Aún así, la Corte de la Haya exhortó a los países litigantes a mantener el diálogo para encontrar una solución al enclaustramiento boliviano, pero nunca más la Cancillería hizo gestión alguna.
Posteriormente vino el fallo sobre las aguas del Silala. Todo empezó por los excesos verbales del expresidente Evo Morales que, en su calidad de Jefe de Estado, nunca supo respetar los códigos de la diplomacia. Ante las amenazas de Evo, Chile demandó a Bolivia por el uso compartido de las aguas que fluyen de territorio boliviano a chileno.
Dos detalles importantes: primero, que la defensa boliviana se basó en el libro de un geólogo boliviano e ignoró un estudio de Sergeomin, que data de 1997, en el que se establecía que sí había un curso natural de aguas, más allá de las obras civiles de las que tanto se habló en su momento, y, segundo, que en 2019 Chile le propuso a Bolivia retirar la demanda y cerrar un acuerdo, propuesta que no fue escuchada por Evo Morales.
Mención aparte para el canciller Rogelio Mayta que en tres años de trabajo no supo ni pudo gestionar la designación de embajadores en países claves para Bolivia como Brasil, China, Viena donde se discuten y definen los parámetros internacionales para el combate al narcotráfico, o Panamá, donde próximamente se definirán los ejes temáticos para la próxima Cumbre sobre el Cambio Climático.
Finalmente, se debe mencionar una funesta representación de los intereses comerciales de Bolivia en la Comunidad Andina de Naciones, principal mercado regional para las exportaciones no tradicionales.
Síntesis: no es lo mismo carrera diplomática que diplomacia a la carrera. Bolivia va por la segunda opción y sumarán más fracaso para formar una voluminosa enciclopedia del absurdo.
https://eldeber.com.bo/edicion-impresa/bolivia-y-su-diplomacia-ausente_344292

