By Diego Ayo, Brujula Digital:
The most dramatic thing about masismo is not the corruption, the cynicism, the ineptitude; no, in truth, the most destructive thing about masismo is and has been the blocking of history. The most recognized leaders of this party, which governed for almost two decades, are not only ideologues of 21st-century socialism, they are and have been wedges—real human wedges that prevented the flow of history. Once MAS is dead (or at least sensibly confined) a floodgate of historical creativity opens.
What can that mean? We have been prisoners not only of a plague of politicians, in truth we have been victims of efficient implementers of a monolithic political-historical routine. They paralyzed time. Didn’t you see it in the movie Clockstoppers or Frozen Time? The protagonist stops time using a magical device at his disposal. He freezes it. I enjoyed that 2002 film. In our own national movie, I could not enjoy it. Morales and his hordes imprisoned us. They did it in a time capsule. We lived a captivity of history, trapped in an immense cell.
What am I saying? That in this Bicentennial we open ourselves to the most fascinating and hope-filled creativity. History ignites and many ideas are being released. The enriching possibility of creating a new and true decentralizing process bursts forth. One joyfully escapes from that prison of national disgrace that lasted almost 20 years.
There is another prisoner who escapes fleeing with an enviable smile, his name is tourism and he could generate US$4 billion for our economy. He flees hand in hand with his fellow inmate: education. Let us recall that the MAS government did not even want to evaluate the course of education by keeping its distance from “PISA,” an essential educational measurement tool, considered an imperial instrument distant from the Plurinational State.
Can we think about science in Bolivia? Can we renew university support for our development? Can we think of something even a little more creative than mere construction of schools (painstakingly built by MAS not with the intention of promoting education but in order to extract a 5, 10 or 15% kickback from erecting those blocks of cement while naming them “Evo Morales School”)?
Of course we can and we must. And establish new market horizons? Without a doubt, our horizon is called planet Earth, and not only Nicaragua or Venezuela, guardians of that foul-smelling cell that their respective blockers knew how to erect with notable authoritarian voracity.
And is there room to dream of bi-oceanic corridors and not lose the sea again in the 21st century? Certainly, Bolivia can reclaim that historical need, consolidating itself as the bridge between the Pacific and the Atlantic. We can imagine it. We can do it, although the infamous and filthy jailers will do everything possible to hurl us back into their cells, lock the padlocks, tie us with chains of authoritarianism and/or sacrifice us when attempting to flee from that lair of voluptuous and insipid idiocy.
The fossilizers of time continue breathing, hurt. They profited from that carceral state of prostration. Confinement enriched them. The MAS oligarchy was the main beneficiary of that imprisonment of an entire country. They wanted, indeed, to stop time. To be true Peter Pans clinging to a single age, enemies of the passage of time! They succeeded, except now only as Peters — the Pan they stole and ate with cleptocratic pleasure.
Today we live a rebirth of Bolivian Disney: we see magical things and we know we can get on board! It is not easy. We cannot be mere dreamers. Of course not, but neither can we long for the masista state of confinement. They kept us locked up. We were hostages of a gang of depraved/idiots who were even frightened that we might read: “It is the government of the people,” they vilely argued, to justify their aristocratic positions and keep us in ignorance.
“If they don’t read, they don’t complain — and we keep them prisoners,” was the motto sweetened by those rulers with pompous citations of the Indigenous people, the poor, the empire.
Today, upon listening to Evo Morales I notice that historical confinement to which we had been subjected. The cocalero repeats his miserable anti-imperialist discourse, his anti-Santa Cruz disdain, his mention of the “process of change” — God knows what little thing that may be — and a string of memorized phrases invariably deployed for three decades. Does the country need that leader? No, we need someone who envisions the future, unleashes immense creativity and does not back down. Rodrigo and Lara? I hope so. It will be difficult, very difficult — first we must emerge from this quagmire and then dream. However, we know, at least, that the fuse of history has been lit.
Diego Ayo is a PhD in political science.
Por Diego Ayo, Brujula Digital:
Lo más dramático del masismo no es la corrupción, el cinismo, la ineptitud; no, en verdad, lo más destructivo del masismo es y ha sido el taponamiento de la historia. Los líderes más reconocidos de este partido, que gobernó durante casi dos décadas, no son sólo ideólogos del socialismo del siglo XXI, son y han sido cuñas, verdaderas cuñas humanas que impidieron el flujo de la historia. Muerto el MAS (o al menos sensatamente recluido) se abre una compuerta de creatividad histórica.
¿Qué puede significar eso? Hemos sido prisioneros no sólo de una lacra de políticos, en verdad hemos sido víctimas de eficientes implementadores de una rutina político-histórica monolítica. Han paralizado el tiempo. ¿No lo vieron en la película Clockstoppers o Tiempo congelado? El protagonista detiene el tiempo con el uso de un aparato mágico a su disposición. Lo congela. Disfruté de esa cinta del año 2002. En nuestra propia película nacional, no pude disfrutar. Morales y sus huestes nos encarcelaron. Lo hicieron en una cápsula de tiempo. Vivimos un cautiverio de la historia apresados en una inmensa celda.
¿Qué es lo que digo? Pues que en este Bicentenario nos abrimos a la más fascinante y esperanzadora creatividad. La historia se enciende y hay muchas ideas que se liberan. Nos salta la posibilidad enriquecedora de crear un nuevo y verdadero proceso descentralizador. Se escapa gozosamente de esa prisión de desvergüenza nacional que duró casi 20 años.
Hay otro prisionero que sale huyendo con una sonrisa envidiable, se llama turismo y podría llegar a generar $us 4.000 millones a nuestra economía. Huye del brazo de su compañero de encierro: la educación. Recordemos que el gobierno del MAS no quiso siquiera evaluar la marcha de la educación alejándose del “Pisa”, una medida de medición educativa imprescindible, considerada como un instrumento imperial distante del Estado Plurinacional.
¿Podemos pensar en la ciencia en Bolivia? ¿Podemos retomar el apoyo universitario a nuestro desarrollo? ¿Podemos pensar en alguito más creativo que no fuera la mera construcción de escuelas (construidas fatigosamente por el MAS no con el afán de promover la educación sino de sacar un 5, 10 o 15% de coima al levantar esos bloques de cemento poniéndole el nombre de “Escuela Evo Morales”)?
Claro, podemos y debemos. ¿Y establecer nuevos horizontes de mercado? Sin duda, nuestro horizonte se llama planeta tierra, y ya no sólo Nicaragua o Venezuela, guardias de aquella maloliente celda que sus respectivos frenadores supieron erigir con notable voracidad autoritaria.
Y ¿hay espacio para soñar con corredores bioceánicos y no volver a perder el mar en pleno siglo XXI? Claro, Bolivia puede retomar esa necesidad histórica consolidándose como el puente entre el Pacífico y el Atlántico. Podemos imaginarlo. Podemos hacerlo, aunque los infames y mugrientos carceleros van a hacer todo lo posible lanzarnos nuevamente a sus celdas, cerrar los candados, atarnos con cadenas de autoritarismo y/o sacrificarnos al intentar fugar de ese antro de cojudez voluptuosa e insípida.
Los anquilosadores del tiempo siguen respirando dolidos. Lucraban con ese estado de postración carcelera. El encierro los enriquecía. La oligarquía masista fue la principal beneficiaria de ese estado de aprisionamiento de todo un país. Querían, pues, detener el tiempo. Ser verdaderos Peter Panes aferrados a una sola edad, ¡enemigos del paso del tiempo! Lo lograron, sólo que ya sólo como Peters, el Pan se lo robaron y comieron a gusto cleptocrático.
Hoy vivimos un renacimiento del Disney boliviano: vemos cosas mágicas y ¡sabemos que podemos subirnos! No es fácil. No podemos ser sólo soñadores. Claro que no, pero tampoco podemos añorar el estado de confinación masista. Nos tenían encerrados. Fuimos rehenes de una caterva de depravados/cojudos que hasta se asustaban de que leyéramos: “es el gobierno del pueblo”, argumentaban vilmente, para justificar sus cargos aristocráticos y mantenernos en la ignorancia.
“Si no leen, ¡no reclaman!, y los mantenemos prisioneros”, fue la consigna edulcorada por esos gobernantes con citas pomposas a los indígenas, los pobres, el imperio.
Hoy, al escuchar a Evo Morales me percato de ese encierro histórico al que habíamos sido sometidos. El cocalero repite su miserable discurso antiimperialista, su desdén anticruceño, su mención al “proceso de cambio” –aya Dios a saber qué cosita será eso – y una sarta de frases memorísticas invariablemente desplegadas desde hace tres décadas. ¿Necesita ese líder el país? No, necesitamos alguien que visualice el futuro, despliegue una inmensa creatividad y no recule. ¿Rodrigo y Lara? Espero que sí. Será difícil, muy difícil, primero debemos salir de este empantanamiento y luego soñar. Sin embargo, sabemos, al menos, que la mecha de la historia se ha activado.
Diego Ayo es PhD en ciencias políticas.
https://brujuladigital.net/opinion/el-carcelero-del-mas-y-el-mundo-de-libertad
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