By Juan José Toro Montoya, Visión 360:
When “Evismo” gets its dead, it will have one more argument for its ultimate goal: to set the country on fire and seize control of it.
Bolivian politicians are crafty. They know perfectly well the game they’re playing, but they pretend to be clueless in front of cameras and microphones.
Let’s look at what they know and think we don’t: protests such as strikes, blockades, marches, and roadblocks aim to produce deaths so they can be used as banners.
Yes. And this isn’t a speculative claim, but rather an analysis of what has happened in conflicts over the past 30 years — that is, an entire generation.
Since at least the “Christmas Massacre” in 1996, the dead have been used — both by protesters and by governments — as a catalytic and often decisive element. In Amayapampa, when the combined forces of the army and police caused civilian deaths, those responsible realized they had screwed up badly by ordering deadly fire, so they “manufactured” a death on their own side: Colonel Eduardo Rivas, who was shot in the head. That way, when the miners demanded justice for their dead, the government waved its own dead in response.
In 2019, the crisis unleashed by electoral fraud resulted in 27 deaths, according to the Inter-American Commission on Human Rights. But it’s worth noting that at the time of Evo Morales’ resignation from the presidency, the death toll had not yet reached ten. The subsequent protests by his supporters — both in Sacaba and Senkata — raised the number. Morales and MAS, then still united, used the dead to build the theory of a coup d’état that is still used today. The circumstances of what happened at the Senkata plant — which was nearly blown up by explosives thrown by protesters — remain unclear. Then-Minister of Government Arturo Murillo, who is still imprisoned in the United States, accused MAS-affiliated snipers of causing the deaths in order to turn the police operation into a massacre. That version has not been definitively confirmed or denied.
What is the goal today, with a blockade that uses the economic crisis as a pretext, when the main objective is — once again — to force Evo Morales’ presidential candidacy? The first answer is this: deaths.
Comfortably seated in front of a microphone at a radio station that serves him, Morales has denied ordering the roadblocks, but justifies them with the same argument used in the statements aired by that station: “the blockades are the expression of the Bolivian people in response to the crisis.” But the blockades are not nationwide — they’re only near the “Evista” enclaves, where he can exert control through threats or by paying the protesters.
The blockades are violent, with attacks on civilians included — as happened in Llallagua — because the “Evistas” want to force the security forces to take repressive action. Once they do, they’ll get the deaths they need to denounce a massacre and play the victim, as always.
When “Evismo” gets its dead, it will have one more argument for its ultimate goal: to set the country on fire and seize control of it.
Por Juan José Toro Montoya, Visión 360:
[Si quiere escuchar el resumen, use este link, gracias]
Cuando el “evismo” consiga sus muertos, tendrá un argumento más para su objetivo final: incendiar el país para apoderarse de él.
Los políticos bolivianos son unos “mañudos”. Ellos conocen perfectamente el juego que están jugando, pero se hacen a los desentendidos frente a las cámaras y micrófonos.
Veamos lo que ellos saben y creen que nosotros no sabemos: las protestas, como paros, cercos, marchas y bloqueos, buscan que haya muertos, para usarlos de bandera.
Sí. Y esto no es una afirmación al cálculo, sino el análisis de lo sucedido en los conflictos de los últimos 30 años; es decir, el equivalente a una generación.
Desde por lo menos la “masacre de Navidad”, de 1996, los muertos fueron usados, tanto por el lado de los manifestantes como por los gobiernos, como un elemento catalizador, y generalmente determinante. En Amayapampa, cuando la intervención de fuerzas combinadas del ejército y la Policía causó muertes en la población civil, los responsables de esas acciones se dieron cuenta que habían metido la pata hasta el fondo al ordenar fuego mortal así que “fabricaron” un muerto de su lado, el coronel Eduardo Rivas, a quien dispararon en la cabeza. Así, cuando los mineros reclamaron por sus muertos, el gobierno enarboló el suyo.
En 2019, la crisis desatada por el fraude electoral se saldó con un saldo que la CIDH cifró en 27 muertos, pero hay que tomar en cuenta que, al momento de la renuncia de Evo Morales a la presidencia, los fallecidos no pasaban de la decena. Las protestas posteriores de sus afines, tanto en Sacaba como en Senkata, elevaron la suma. Los muertos fueron usados por Morales y el MAS, entonces todavía unidos, para armar la teoría del golpe de Estado que se usa hasta hoy. Las circunstancias de lo sucedido en la planta de Senkata, que estuvo a punto de volar por los explosivos arrojados por los manifestantes, no han quedado del todo claras. El entonces ministro de gobierno, Arturo Murillo, hoy todavía preso en Estados Unidos, acusó, entonces, a francotiradores de las filas masistas de hacer provocado las muertes para convertir la acción policial en una masacre. Esa versión no ha sido confirmada ni desmentida fehacientemente.
¿Qué se busca hoy, con un bloqueo que usa como pretexto la crisis económica cuando el objetivo principal es forzar —nuevamente— la habilitación de Evo Morales como candidato presidencial? La primera respuesta es esa: muertos.
Cómodo, desde una silla y frente a los micrófonos de la radio a su servicio, Morales ha negado haber ordenado el cierre de caminos, pero los justifica con el mismo argumento que aparece en los comunicados difundidos por esa emisora: “los bloqueos son la manifestación del pueblo boliviano frente a la crisis”. Pero los bloqueos no están en todo el país, sino solo cerca de los enclaves “evistas”, aquellos que puede controlar con amenazas o pagando a los bloqueadores.
Los bloqueos son violentos, con ataques a civiles incluidos —como ocurrió en Llallagua— porque los “evistas” quieren forzar a las fuerzas de seguridad a asumir acciones represivas. Una vez que lo hagan, conseguirán los muertos que sean necesarios para denunciar una masacre, victimizándose, como siempre.
Cuando el “evismo” consiga sus muertos, tendrá un argumento más para su objetivo final: incendiar el país para apoderarse de él.
https://www.vision360.bo/noticias/2025/06/12/26584-buscando-los-muertos
