By Marcelo Ugalde, Eju.tv:
While the usual suspects continue to hog the microphones, resignations, and betrayals, two figures have remained on the sidelines of the central circus of Bolivian politics—two youngsters of just 57 years old. I’m talking about Rodrigo Paz Pereira and Jaime Dunn, who could well represent an alternative, something different for the anti-MAS voting segment, a group that has been repeatedly deceived and disappointed and has been forced to vote for the candidate anointed by the latest polls—like it or not.
Rodrigo Paz has been in politics for years; he’s not exactly new. He was a congressman, mayor of Tarija (an administration I won’t go into), and is currently a senator. He has a track record and concrete experience in public administration. He’s demonstrated political skills, has visited nearly every municipality in the country—something not many can claim. He’s a good speaker and a known name in national politics. Yet, despite all that, he hasn’t managed to stand out enough. The spotlight remains hijacked by those who always disappoint.
Jaime Dunn comes from the world of economics and academia. He has a solid and notable career abroad and has played an active role as an analyst and columnist. He’s clear, rigorous, and has explained economic matters with authority. He doesn’t have traditional political training, but in this context, that’s not a flaw that disqualifies him—many in politics lack it too. Dunn’s problem, like Paz’s, is solitude. They don’t appear to be backed by a team or a clear national projection strategy.
And without structure—even if only circumstantial and unsustainable, as they tend to be—in a country where politics is measured by polls rather than substance, it’s very hard to be heard. That’s one of the main obstacles for any figure not already part of the Chavo del 8 neighborhood club. But that same lack of structure also frees them—they don’t have to negotiate with the past, nor with opportunists, nor report to outdated political bosses. They don’t carry the baggage of past defeats or the suspicion of implicit pacts with the ruling party.
One might criticize Dunn for advocating an imported liberalism that has nothing to do with Bolivia’s reality. Paz has a somewhat clearer view.
The solution cannot be found in the problem. The debate around opposition leadership continues to revolve around those who have already failed, those who, through action or inaction, have kept MAS in power for two decades. In light of that, it’s hard to understand why profiles like Paz or Dunn are not being considered. They’re not a political project per se, but if we’re going to be deceived or surprised, let it be by someone new.
Marcelo Ugalde Castrillo, Politician and entrepreneur
Mientras los de siempre siguen repartiéndose micrófonos, renuncias y traiciones, hay dos figuras que se han mantenido al margen del circo central de la política boliviana, son dos jovenzuelos de 57 añitos. Hablo de Rodrigo Paz Pereira y Jaime Dunn, que bien podrían representar una alternativa, algo distinto para el segmento de votantes anti MAS, mismo que es engañado y decepcionado una y otra vez, y se ha visto obligado a votar por el ungido de turno proveniente de las encuestas. Le guste o no.
Rodrigo Paz ha hecho política desde hace años, no es necesariamente nuevo. Fue diputado, alcalde de Tarija (gestión a la que no me referiré), hoy senador, tiene trayectoria y experiencia concreta en gestión pública. Ha demostrado habilidades políticas, ha visitado casi todos los municipios del país, algo que no todos pueden mostrar. Tiene buena oratoria y un nombre en la política nacional. Pero a pesar de eso, no ha logrado hacerse notar lo suficiente. La atención sigue secuestrada por los que siempre defraudan.
Jaime Dunn viene del mundo económico, el académico. Tiene una carrera sólida y destacada fuera del país y una participación activa como analista y columnista. Es claro, riguroso, y ha sabido explicar la economía con solvencia. No tiene formación política en el sentido tradicional, pero eso, en este contexto, no es un defecto que lo excluya, porque muchos que están en política tampoco la tienen. El problema de Dunn, igual que el de Paz, es la soledad. No se les ve respaldados por un equipo o una estrategia clara de proyección nacional.
Y es que, sin estructura, aunque sea circunstancial y poco sostenible en el tiempo (como suelen ser), en un país donde la política se mide por encuestas antes que, por contenido, es muy difícil hacerse escuchar. Esa es una de las grandes trabas para cualquier figura que no esté dentro del club de la vecindad del chavo. Pero esa misma falta de estructura también los libera, no tienen que negociar con el pasado, ni con oportunistas, ni rendir cuentas a jefes políticos oxidados. No cargan la mochila de las derrotas pasadas, ni las sospechas de pactos implícitos con el oficialismo.
A Dunn podría reclamarle que clame por un liberalismo importado, que nada tiene que ver con la realidad de Bolivia. Paz la tiene algo más clara.
La solución no se puede encontrar en el problema. La discusión sobre liderazgo opositor se sigue centrando en los que ya fracasaron, en los que, por acción u omisión, han sostenido al MAS durante dos décadas. Frente a eso, cuesta entender por qué no se apuesta por perfiles como los de Paz o Dunn. No son un proyecto político como tal, pero, si alguien nos va a engañar o sorprender, que sea alguien nuevo.
Marcelo Ugalde Castrillo, Político y empresario
