By Bajo el Penoco, El Dia:
Luis Arce takes pleasure in believing that he is harming the regions of eastern Bolivia by building a cereal and almond processing plant in the heart of the highlands, with the same spite that his boss invested over a billion dollars in a urea plant in Chapare and a similar amount in the San Buenaventura sugar mill, where there is no raw material, and the project is doomed to failure.
For these massive structures to operate, they require extraordinary sums of money for transportation and logistics, both to bring in the raw materials and to distribute the final product to the markets, an absurdity explained only by hatred.
However, contrary to what Arce believes, the cruelty is not directed at the people of Santa Cruz, Beni, and Pando, but rather against the very inhabitants of the western part of the country. There is no greater vileness than damaging people’s minds, and what this regime is doing is reinforcing the state’s dependency in certain regions, and worst of all, cementing in disturbed minds the idea that statism can be a driver of development.
Meanwhile, “cunumis” and mestizos produce and prosper in Santa Cruz thanks to the “damned” private initiative. Thank you, Arce, for that love.
Por Bajo el Penoco, El Dia:
Luis Arce disfruta creyendo que le hace un mal a las regiones del oriente boliviano, construyendo una planta de procesamiento de cereales y almendra en pleno altiplano, con la misma saña con la que su jefazo invirtió más de mil millones de dólares en una fábrica de urea en el Chapare y otra cifra similar en el ingenio azucarero San Buenaventura, donde no hay materia prima y el proyecto está condenado al fracaso.
Para que esas moles puedan funcionar necesitan gastar extraordinarias sumas de dinero en transporte y logística, tanto para trasladar los insumos, como para llevar el producto final a los mercados, una estupidez que sólo se explica por el odio.
Pero a diferencia de lo que Arce cree, la crueldad no es contra los cruceños, benianos y pandinos, sino contra los mismos habitantes del occidente del país. No hay vileza más grande que dañarles el cerebro a las personas y lo que hace este régimen es reforzar la dependencia del estado en algunas regiones y, lo peor de todo, consolidar en las mentes perturbadas que el estatismo puede ser un motor del desarrollo.
Mientras tanto, cunumis y mestizos producen y prosperan en Santa Cruz gracias a la “maldita” iniciativa privada. Gracias Arce por ese amor.
https://eldia.com.bo/2024-10-18/bajo-el-penoco/las-maldades-de-arce.html
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