By Marco Antonio Belmonte, Vision 360:
Bolivian Electricity Chamber
According to the Bolivian Electricity Chamber (CBE), this impact can be mitigated if the shift in the energy matrix towards electricity generation based on water, solar, wind, and hydrogen is emphasized. The Altiplano region has high potential for solar energy due to its strong radiation.

The President of the Bolivian Electricity Chamber, Angel Zannier (white shirt), with former CBE executive, Miguel Castedo. Photo: CBE
Angel Zannier, President of the Bolivian Electricity Chamber (CBE), warned that, due to the lack of new natural gas fields, Bolivia is on course to import gas in the medium term, which will affect electricity generation and, consequently, the final consumer.
To minimize the impact, Zannier recommended accelerating the gradual transition towards clean energy sources such as hydroelectric, photovoltaic solar, and wind power, along with the production of green hydrogen.
Currently, renewable energy generation in Bolivia is at a disadvantage compared to thermoelectric generation, which has benefited from subsidized gas prices over the past two decades at $1.30 per thousand cubic feet, while the same volume is exported at prices ranging between $8 and $11, Zannier explained.
He reminded that the Bolivian Central Bank (BCB) granted state loans to thermoelectric plants with 30-year terms and interest rates below 2%, as if they were development entities.
However, due to the decline in natural gas production and the scarcity of foreign currency, it makes sense to gradually implement renewable energy generation in the medium to long term, Zannier noted.
He also revealed that Bolivia currently has an installed capacity of around 4,000 megawatts, predominantly from natural gas-fired thermoelectric plants, far exceeding the internal market demand of only 1,800 megawatts, meaning there is significant idle capacity.
To avoid a significant negative impact on the final consumer, the expert recommended that the government should promote renewable energy generation and gradually reduce natural gas subsidies. If Bolivia has to import gas, electricity rates may need to rise, unless large subsidies are maintained.
The Altiplano’s Potential for Green Hydrogen
Zannier emphasized that the solar radiation in Potosí and Oruro offers great potential for green hydrogen production, even surpassing Chile, which has already ventured into this process.
He explained that green hydrogen is an alternative for creating synthetic fuels that can replace diesel and jet fuel, provide energy to refineries, or be transformed into ammonia used in the explosives industry.
Chile currently produces green hydrogen for export to the European Union using solar energy from the north and wind energy from the south. “The Chileans project $50 billion per year in revenue from green hydrogen exports,” Zannier said, adding that Uruguay also has projects to promote the production of this energy.
As a suggestion, Zannier proposed installing a green hydrogen production plant at Viru Viru airport to replace the expensive jet fuel used by planes at Santa Cruz’s terminal.
50 Years of the CBE
These recommendations stem from the technical expertise of the Bolivian Electricity Chamber, which will celebrate its 50th anniversary on September 26. The chamber began as the National Association of Electric Companies (ANELEC), formed by electricity distributors like CRE (Santa Cruz), SETAR (Tarija), SEPSA (Potosí), and CESSA (Sucre).
The enactment of the Electricity Code and the creation of the National Electricity Company (ENDE) structured the sector, which later entered a liberal period with the promulgation of the Electricity Law. Initially, this strengthened the private sector, but the public sector later shifted the paradigm by centralizing the production chain through ENDE.
This year, the CBE, which brings together the private electricity sector, counts a total of 14 members nationwide, a milestone made possible by the incorporation of electricity generators, construction companies in the sector, equipment suppliers, and energy intermediaries working with final consumers.
In CBE’s early days, 60% of Bolivia’s energy demand was met by hydroelectric power, while 40% came from thermoelectric plants that consumed natural gas and other fossil fuels. Today, the internal market is supplied by 70% thermoelectric power and 30% renewable energy from water, sun, and wind.
The growing demand for natural gas contrasts with the global trend toward renewable energy generation and consumption aimed at decarbonization.
Additionally, Bolivia’s natural gas fields are in clear decline due to nearly two decades of a lack of exploration work, meaning the country has only consumed previously discovered reserves. New exploration wells will take time to yield results and, if successful, produce gas.

Por Marco Antonio Belmonte, Vision 360:
Cámara Boliviana de Electricidad
Según la CBE, el impacto se puede paliar si se acentúa el cambio de la matriz energética hacia la generación de electricidad en base al agua, sol, viento e hidrógeno. El altiplano es una zona con alto potencial para la energía solar por la alta radiación.

El presidente de la Cámara Boliviana de Electricidad, Angel Zannier (camisa blanca), junto con el exdirectivo de la CBE, Miguel Castedo. Foto: CBE
El presidente de la Cámara Boliviana de Electricidad (CBE), Ángel Zannier, alertó que ante la actual falta de nuevos yacimientos de gas natural, Bolivia se encamina a importarlo en el mediano plazo, lo que repercutirá en la generación de electricidad y, por ende, en el consumidor final.
Para que el impacto no sea tan negativo, recomendó acelerar la transición paulatina rumbo a fuentes de energías limpias como la hidroeléctrica, la solar fotovoltaica y la eólica, además de la producción de hidrógeno verde.
Actualmente, en el país, la generación de energía con fuentes renovables compite, en desventaja, con la generación termoeléctrica que goza durante las últimas dos décadas de un gas subvencionado a un precio de 1,30 dólares por millar de pies cúbicos, mientras que ese mismo. El volumen es exportado a precios que están entre los 8 y 11 dólares, explicó Zannier.
El presidente de la CBE recordó que el Banco Central de Bolivia (BCB) otorgó, a las termoeléctricas, créditos estatales a 30 años plazo con intereses de menos del 2%, tal cual fuera una entidad de fomento.
Sin embargo, debido a que la producción del gas natural ha mermado y que hay escasez de divisas, es lógico implementar en el mediano y largo plazo, de manera paulatina, la generación de electricidad con fuentes renovables, señaló Zannier.
También reveló que, en la actualidad, Bolivia cuenta con una capacidad instalada de alrededor de 4.000 megavatios con predominio de centrales termoeléctricas a gas natural que supera de lejos a la demanda del mercado interno, que llega sólo a 1.800 megavatios, o sea que existe una gran capacidad ociosa.
Para que el impacto en el consumidor final no sea tan grande y negativo, el experto recomendó que el gobierno debería estimular la generación con energías renovables y disminuyendo paulatinamente la subvención al gas natural, pues si se llega a importar ese energético es posible que las tarifas eléctricas tengan que sufrir incrementos, salvo que se mantengan subvenciones bastante grandes.
El altiplano, potencia para el hidrogeno verde
La radiación solar de Potosí y Oruro es un gran potencial para la producción de hidrógeno verde, el que incluso supera a Chile que ya incursionó en este proceso, manifestó el presidente de la CBE.
Explicó que el hidrógeno verde es una nueva alternativa para crear combustibles sintéticos que pueden sustituir al diésel y al jet fuel, además de brindar energía a las refinerías o transformarse en amoniaco que es utilizado en la industria de los explosivos.
Chile, en base a energía solar del norte y energía eólica del sur, actualmente produce hidrógeno verde para exportar a la Unión Europea, “Los chilenos proyectan percibir 50 mil millones de dólares al año por la exportación de hidrógeno verde”, comentó el ingeniero, quien además refirió que Uruguay también tiene proyectos para impulsar la producción de ese energético.
A manera de sugerencia, Zannier propuso que se instale una planta de producción de hidrógeno verde en el aeropuerto de Viru Viru para remplazar el caro jet fuel que consumen los aviones de esa terminal aérea de Santa Cruz.
50 años del CBE
Las recomendaciones precedentes, provienen de la experiencia técnica de la Cámara Boliviana de Electricidad, que este 26 de septiembre cumple 50 años, entidad que tuvo sus inicios en el entonces Asociación Nacional de Empresas Eléctricas (ANELEC) conformada por las distribuidoras de electricidad CRE (Santa Cruz), SETAR (Tarija), SEPSA (Potosí) y CESSA (Sucre).
La promulgación del Código de Electricidad y la creación de la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) impulsaron la estructuración del sector que posteriormente atravesó un período liberal en el cual se promulgó la Ley de Electricidad que, en principio, fortaleció al sector privado; en la siguiente etapa, el sector público cambió el paradigma logrando la centralización de la cadena de producción a través de ENDE.
Sin embargo, las afiliadas del ente que aglutina al sector eléctrico privado llegan a sumar, este año, un total de 14 miembros en todo el país, logro que se hizo posible con la incorporación de generadores de electricidad, constructoras inmersas en el sector, proveedoras. de equipos y empresas de intermediación energética con los consumidores finales.
En las épocas iniciales de la CBE, el 60% de la energía que demandaba Bolivia era cubierta por la hidroelectricidad y el 40% por termoeléctricas que consumían gas natural y otros combustibles fósiles. Ese panorama se volcó en la actualidad, llegándose a cubrir el mercado interno con 70% de electricidad de termoeléctricas y 30% con energías renovables obtenidas del agua, sol y viento.
La demanda creciente de gas natural va en sentido opuesto a la corriente internacional de generación y consumo de energías renovables que procuran la descarbonización.
Además, en Bolivia los campos de gas natural están en franca declinación debido a un período de casi dos décadas de falta de trabajos de exploración, por lo que sólo se consumieron las reservas que se habían descubierto antes y los nuevos pozos de exploración tardarán en obtener resultados y, en su caso, producción.

