By Ilya Fortún, Brujula Digital:
It’s been a year now since we’ve been living in a different country than we were accustomed to for almost three decades, yet the social situation doesn’t reflect the new conditions. Gone is the illusion of an economy shielded with sustained growth, based on emerging middle classes enjoying the fruits of consumption.
A couple of jolts were enough to expose not only the fragility but also the exhaustion of a populist model of savage capitalism that is falling apart in the hands of a misguided, irresponsible, and self-destructive administration. Regardless of the president’s ridiculous stance, shamelessly claiming that the country isn’t in crisis and that the problems are due to a conspiracy, we are facing an income crisis, a financing crisis, an investment crisis, and a credibility crisis.
The chronic lack of dollars and the absence of serious measures have the business community on the ropes, unemployment is growing every day, and inflation is affecting the majority of the population’s wallets daily.
In a different scenario, under these conditions, the government should be facing protests and social tensions, but curiously, the corresponding protest has not yet erupted. The corporate power groups, which usually set the pace of upheaval, seem more concerned with the internal squabbles of the MAS (Movement for Socialism), which once again proves to be the owner and master of national politics. Today’s conflict revolves around the power struggle between different factions of the ruling party, rather than genuine social protest.
The political control of the judicial system, control of the electoral power, and the definition of the modality of primary elections, which will determine the electoral timing, are also affected by the confrontation between MAS factions.
While the central themes of politics revolve around MAS, the opposition parties fail to find a place on the stage, in my opinion, missing the opportunity to work with that significant 30% or 40% of the population who are neither pro nor anti-MAS by definition, and who today demand readings and solutions that go beyond polarization between the convinced. It also misses the opportunity to politically engage with the large pockets of discontent existing within both MAS factions.
But of course, for that, it is essential to do politics from the grassroots, with high doses of sagacity and realism. Resources and structure are also needed, undoubtedly, but above all, the understanding that politics can’t only be exercised through the media or legal cabinets.
Ilya Fortún is a social communicator.
Por Ilya Fortún, Brujula Digital:
Hace un año ya que vivimos en un país distinto al que estuvimos acostumbrados durante casi tres lustros, y sin embargo la situación social no refleja las nuevas condiciones. Atrás quedó la ilusión de una economía blindada con un crecimiento sostenido, asentado en nuevas clases medias ascendentes disfrutando las mieles del consumo.
Bastaron un par de remezones para desnudar no solamente la fragilidad, sino el agotamiento de un “modelo” populista de capitalismo salvaje que se cae a pedazos en manos de una administración extraviada, irresponsable y suicida. Independientemente de la ridícula postura del presidente, que afirma sin ruborizarse que el país no está en crisis y que los problemas se deben a una conspiración, estamos afrontando una crisis de ingresos, de financiamiento, de inversión y de credibilidad.
La crónica falta de dólares y la falta de medidas serias tienen contra las cuerdas al empresariado, el desempleo crece todos los días y la inflación está afectando todos los días al bolsillo de la gran mayoría de la población.
En otro tipo de coyuntura, en estas condiciones el Gobierno debería estar frente manifestaciones de descontento y de tensión social, pero curiosamente todavía no se ha desatado la protesta correspondiente. Los grupos de poder corporativo, que son los que habitualmente marcan el ritmo de convulsión, parecen estar más pendientes de las peleas intestinas del MAS, que demuestra nuevamente ser el dueño y señor de la política nacional. La conflictividad hoy pasa por la medición de fuerzas entre las distintas facciones del partido de gobierno, y no así por la genuina protesta social.
El control político del sistema judicial, el control del poder electoral y la definición de la modalidad de las elecciones primarias, que definirán el timing electoral, también están atravesados por el enfrentamiento entre bandos masistas.
Mientras los temas centrales de la política discurren en los ejes del MAS, la oposición partidaria no logra encontrar lugar en el escenario, desaprovechando a mi entender la oportunidad de trabajar en ese enorme 30% o 40% de la población que no son ni masistas, ni antimasistas por definición, y que hoy demandan lecturas y soluciones que vayan más allá de la polarización entre los convencidos. También desaprovecha la oportunidad de trabajar políticamente con los grandes bolsones de descontento existente en los dos bandos masistas.
Pero claro, para eso es imprescindible hacer política desde la base, con altas dosis de sagacidad y realismo. Hacen falta también recursos y estructura, sin duda, pero ante todo la comprensión de que la política no solamente se la puede ejercer desde los medios o desde los gabinetes jurídicos.
Ilya Fortún es comunicador social.
https://brujuladigital.net/opinion/la-politica-en-el-eje-del-mas

