Por Reuters, Yahoo! Finance:
LA PAZ (Reuters) – La escasez de la marraqueta, el pan boliviano subsidiado por el Estado, está creando una primera prueba para el recién electo presidente Rodrigo Paz, mientras el agotamiento de las reservas de trigo y el aumento de costos presionan a los panificadores y frustran a los consumidores.
La frustración de panaderos y compradores pone de relieve los riesgos políticos para Paz, quien busca desmontar el modelo económico cargado de subsidios de sus predecesores socialistas sin enfurecer a una población acostumbrada al apoyo estatal.
Los panaderos dijeron que los retrasos en la harina importada por el Gobierno y otras carencias dificultan satisfacer la demanda del icónico pan, cuyo precio ha estado congelado durante 17 años bajo el anterior gobierno socialista.
Bolivia importa alrededor de tres cuartas partes de su trigo, principalmente desde Argentina.
Los consumidores también se quejaron de que la marraqueta, que se vende por el equivalente a 8 centavos de dólar, se ha reducido a 60 gramos (2 onzas), respecto a los 100 gramos de hace dos años. Algunos compradores hacen fila durante horas.
El panadero Roberto Rengel añadió que aún no había recibido los ingredientes prometidos por el proveedor estatal para septiembre. “El subsidio nos está matando”, dijo.
Algunos vendedores han recurrido a alternativas más caras, como los panes rellenos de queso llamados sarnitas, que ofrecen mejores márgenes. Otros han dejado de vender pan por completo.
Años de políticas estatistas y nacionalización bajo el anterior gobierno de izquierda desalentaron la inversión extranjera y tensaron las finanzas públicas en Bolivia, un importante productor de gas natural y granos, y el país enfrenta ahora una de sus peores crisis económicas en décadas.
La agencia estatal de alimentos EMAPA detuvo el suministro de harina en septiembre porque el Gobierno no pudo pagar a los proveedores a tiempo.
Paz, quien asumió el cargo el 8 de noviembre, ha prometido reformar los subsidios que cubren energía, transporte y bienes básicos, pero hasta ahora ha evitado cambios profundos. El ministro de Economía, José Gabriel Espinoza, dijo a Reuters esta semana que el Gobierno estaba considerando recortar algunos subsidios, como el diésel, pero no ofreció un calendario ni detalles sobre otros productos clave.
El economista boliviano Gonzalo Chávez, de la Universidad Católica Boliviana, dijo que eliminar los subsidios es técnicamente complejo y políticamente arriesgado.
“Los subsidios generan distorsiones y ciegan las señales de precios, haciendo que la gente crea que el pan barato y el combustible barato son derechos adquiridos”, dijo.
Aun así, algunos vendedores temen aumentos de precios en otros productos si se reducen los subsidios al pan. “Si sube el pan, sube todo”, dijo la vendedora ambulante Natividad Zabala.
(Reporte de Lucinda Elliott en Montevideo y Mónica Machicao en La Paz; Reporte adicional de Reuters TV; Edición de Daina Solomon y Lisa Shumaker)
By Reuters, Yahoo! Finance:
LA PAZ (Reuters) -Shortages of Bolivia’s state-subsidized marraqueta bread roll are creating an early test for newly elected President Rodrigo Paz, as dwindling wheat supplies and rising costs squeeze bakers and frustrate consumers.
The frustration from bakers and buyers highlights the political risks for Paz, who aims to unwind the subsidy-heavy economic model of his socialist predecessors without angering a population accustomed to state support.
Bakers said delays in government-imported flour and other shortages make it difficult to meet demand for the iconic roll, whose price has been fixed for 17 years under the previous socialist government.
Bolivia imports about three-quarters of its wheat, mainly from Argentina.
Customers also complained that the marraqueta, which sells for the equivalent of 8 U.S. cents, has shrunk to 60 grams (2 ounces), down from 100 grams two years ago. Some shoppers queue for hours.
Baker Roberto Rengel added he had yet to receive promised ingredients from the state supplier for September. “The subsidy is killing us,” he said.
Some vendors have turned to pricier alternatives such as cheese-filled buns called sarnitas, which offer better margins. Others have stopped selling bread altogether.
Years of state-led policies and nationalization under the previous leftist government deterred foreign investment and strained public finances in Bolivia, a major producer of natural gas and grains, and the country is now facing one of its worst economic crises in decades.
State-run food agency EMAPA halted flour supplies in September because the government could not pay suppliers on time.
Paz, who took office on November 8, has pledged to reform subsidies that cover energy, transport and basic goods but has so far avoided sweeping changes. Economy Minister Jose Gabriel Espinoza told Reuters this week the government was considering cutting some subsidies, such as for diesel, but he did not provide a timeframe or details for other key goods.
Bolivian economist Gonzalo Chavez of the Universidad Catolica Boliviana said removing subsidies was technically complex and politically risky.
“Subsidies create distortions and blind price signals, leading people to believe cheap bread and cheap fuel are entitlements,” he said.
Still, some vendors fretted over price hikes on other goods if bread subsidies were eased. “If bread goes up, everything goes up,” said street seller Natividad Zabala.
(Reporting by Lucinda Elliott in Montevideo and Monica Machicao in La Paz; Additional reporting by Reuters TV; Editing by Daina Solomon and Lisa Shumaker)
