By Fernando Chávez, Vision 360:
Foreign press: Rodrigo Paz, at the head of a Government born with a “pacemaker” and no resources
An analyst foresees the birth of an administration with deep weaknesses — “more like a short-lived transitional government.”

Rodrigo Paz with Edman Lara in the first press conference after the electoral victory. Photo: APG
Rodrigo Paz’s victory in the second electoral round marks the beginning of a new political stage in Bolivia, with a government that appears to have “been born with a pacemaker amid an uncertain transition, marked by economic and institutional exhaustion,” says an analysis published this Sunday by Diario Las Américas, a Spanish outlet headquartered in Miami.
“I don’t think politics has moved its needle 90°, much less 180°. And in any case, if it has turned, it must have been a 360° turn, because I see politics in Bolivia exactly where it started,” political analyst and consultant Erick Fajardo told the outlet.
In his view, even with Paz’s victory, Bolivia remains immersed in a political system that “has not been capable of reinventing itself,” after two decades of hegemony by the party of coca-grower leader Evo Morales, who maintains his political influence and remains free despite the arrest warrant issued in December 2024 for human trafficking and sexual abuse.
“Latin America has a long history of left-wing hegemony. In Chile or Argentina, the left has deep roots, and much of today’s democratic institutional network is based on leftist thought,” the analyst stated.
For Fajardo, Paz’s newly elected presidency responds more to a circumstantial electoral phenomenon than to a structural transformation, in which his candidacy was seen as that of the “outsider” the emerging vote had been seeking, as opinion polls had anticipated for a year.
This would explain why candidacies such as former mayor Manfred Reyes Villa’s failed in the first round, and ultimately Jorge “Tuto” Quiroga’s in the runoff. “Their political culture, their habits, and their rhetoric were too deeply rooted in the traditional (…). The one among them with the least experience, yet most consistent with the outsider pattern, was precisely the one who ended up prevailing,” he says.
Quiroga was also weighed down by the unfortunate racist remarks allegedly made 15 years ago by his running mate, young Bolivian businessman and politician Juan Pablo Velasco, which shifted the second-round debate to “the issue of race and ethnicity.”
“That was a turning point (…). The runoff became a scenario of identity recognition. People in Bolivia voted for those they feel are on one side or the other of the country, and they forgot about the economic issue, which had been the guiding line in the first round,” the analyst pointed out.
A government with a “pacemaker”
The analyst foresees the birth of a government with profound weaknesses, more akin to a short transitional government. “A very weak government has just been born, it is a government with a pacemaker (…). Everyone who does political analysis in Bolivia agrees that this government will hardly last 18 months,” he says.
The causes of this weakness would be structural: “The economy is exhausted. The MAS wiped out the Central Bank’s reserves in a decade and a half, dipped into pension funds, and practically consumed every source of public financing. They just said the Treasury only has 100 million left, which doesn’t even allow you to function for two months.”
To this is added an adverse international environment: “The change in economic doctrine in the United States and the repositioning of Trump’s doctrine of reciprocal tariffs has forced a shift in Latin America’s axis.”
“There is a rather naïve infatuation in the press, especially the American and European press, in pretending something has radically changed here (…). An election does not fix the economy nor dissolve the MAS power structure. Paz is not bringing a suitcase full of dollars. On November 9th (the day after his inauguration), when he walks into the office, it will be clear there are no dollars in the country and there is still no gasoline, and that his challenges remain the same,” he notes.
Lara’s role
Paz will also have to deal with a “Trojan horse”: his vice president. “The left remains inside the government, because if you ask Vice President Edman Lara to define himself, you will be surprised by his self-definition. At the very least he will say progressive, if not social democrat,” he points out.
Lara — whom he considers a young and modern version of Hugo Chávez — also represents a risk because of his ties to the Bolivian police, which since the 1950s — when it took part in the 1952 National Revolution — has had “direct influence over the country’s political power,” and which, during the MAS governments (Morales and Luis Arce), “wove connections with international criminal networks.”
“Today, for the first time in its history, the Bolivian Police has a vice president. That means they no longer need politicians, there will no longer be a minister of government above them. For the first time they have their own political influence,” he stresses.
Por Fernando Chávez Virreira, Vision 360:
Prensa extranjera: Rodrigo Paz, al frente de un Gobierno que nace con “marcapasos” y sin recursos
Un analista vaticina el nacimiento de una gestión con profundas debilidades, “más parecido a un gobierno de transición de corta duración”.

Rodrigo Paz con Edman Lara en la primera conferencia de prensa tras el triunfo electoral. Foto: APG
La victoria de Rodrigo Paz en la segunda vuelta electoral marca el inicio de una nueva etapa política en Bolivia, con un gobierno que parece “haber nacido con marcapasos ante una transición incierta, marcada por el desgaste económico e institucional”, dice un análisis que publica este domingo el Diario Las Américas, un medio español con sede en Miami.
“Yo no creo que la política haya movido su aguja 90°, mucho menos 180°. Y, en todo caso, si ha girado, habrá sido un giro de 360°, porque yo veo la política en Bolivia exactamente donde empezó”, dijo a ese medio el analista y consultor político Erick Fajardo.
A su juicio, aun con el triunfo de Paz, Bolivia continúa inmersa en un sistema político que “no ha sido capaz de reinventarse”, tras dos décadas de hegemonía del partido del líder cocalero, Evo Morales, quien mantiene su influencia política y sigue en libertad pese a la orden de aprehensión emitida en diciembre de 2024 por los delitos de trata de personas y abuso sexual.
“Latinoamérica tiene una larga historia de hegemonía de izquierda. En Chile o Argentina, la izquierda tiene una profunda raigambre, y gran parte de la red de instituciones democráticas hoy día tienen base en pensamiento de izquierda”, expresó el analista.
Para Fajardo, la recién electa presidencia de Paz obedece más a un fenómeno electoral coyuntural que a una transformación estructural, en el que su candidatura fue vista como la del “outsider” que el voto emergente estaba buscando, según anticiparon los sondeos de opinión desde hace un año.
Esto explicaría por qué fracasaron candidaturas como la del exalcalde Manfred Reyes Villa, en la primera vuelta, y finalmente la de Jorge Tuto Quiroga en el balotaje. “Su cultura política, sus hábitos y su retórica estaban demasiado enraizados en lo tradicional (…). Quien de todos ellos tenía menos experiencia, pero más encajaba en el patrón del outsider, fue precisamente quien terminó imponiéndose”, indica.
A Quiroga le pesaron, además, los desafortunados comentarios racistas que habría hecho su dupla, el joven empresario y político boliviano Juan Pablo Velasco, hace 15 años, que reorientó el debate de la segunda vuelta al “tema de la raza y la etnicidad”.
“Ese ha sido un punto de quiebre (…) El balotaje se convirtió en un escenario de reconocimiento identitario. Ha votado la gente en Bolivia por quienes se sienten de un lado o de otro del país, y se han olvidado de la cuestión económica que fue la línea directora en la primera vuelta”, apuntó el analista.
Un gobierno con “marcapasos”
El analista vaticina el nacimiento de un gobierno con profundas debilidades, más parecido a un gobierno de transición de corta duración. “Acaba de nacer un gobierno muy débil, es un gobierno con marcapasos (…) Todo el mundo que hace análisis político en Bolivia coincide en que este gobierno difícilmente dura 18 meses”, dice.
Las causas de esta debilidad serían estructurales: “La economía está exhausta. El MAS liquidó en una década y media las reservas del Banco Central, metió mano a los fondos de jubilación y prácticamente consumió toda fuente de financiamiento público. Acaban de decir que lo único que queda en el Tesoro son 100 millones, lo cual no te permite funcionar ni dos meses”.
A ello se suma un entorno internacional adverso: “El cambio de doctrina económica en Estados Unidos y el reposicionamiento de la doctrina Trump, de los aranceles recíprocos, ha forzado a un cambio de eje en Latinoamérica”.
“Hay un encandilamiento bastante ingenuo de la prensa, sobre todo la americana y europea, de pretender que aquí cambió algo radicalmente (…). Una elección no arregla la economía ni disuelve la estructura de poder del masismo. Paz no está trayendo una maleta con dólares. El 9 de noviembre (un día después de su asunción), cuando entre a la oficina, va a ser claro que no hay dólares en el país y que todavía no hay gasolina, y que sus desafíos siguen siendo los mismos”, señala.
El papel de Lara
Paz, además, tendrá que lidiar con un “caballo de troya”: su vicepresidente. “La izquierda sigue dentro del gobierno, porque si usted le pide definirse al vicepresidente Edman Lara, se va a sorprender de cuál es su autodefinición. Mínimamente le va a decir progresista, sino socialdemócrata”, indica.
Lara, a quien considera una versión joven y moderna de Hugo Chávez, representa un riesgo también por su relación con la policía boliviana, que desde los años 50
-cuando participó en la Revolución Nacional de 1952- tiene “una influencia directa en el poder político del país” y que, durante los gobiernos del MAS (Morales y Luis Arce), “tejió conexiones con redes criminales internacionales”.
“Hoy, por primera vez en su historia, la Policía Boliviana tiene un vicepresidente. Eso quiere decir que ya no necesitan de políticos, ya no va a haber un ministro de gobierno que esté encima de ellos. Por primera vez tiene influencia política propia”, resalta.
