By Carlos Toranzo Roca, Brujula Digital:
Twenty years ago, several sectors of the country’s middle class looked very favorably on Álvaro García Linera. They said he was a young man who represented the renewal of politics, a man full of ideas. NGO officials were in love with him, as were many international aid workers, especially the “Vikings”: Scandinavians, Swedes, Dutch, French, Swiss—all those who couldn’t start a revolution in their own countries but wanted to do it in Bolivia.
They said this is a country of Indigenous people, of native peoples—of course, they never looked at the mestizos. They became radical in their ideas, but without giving up their decent diplomatic salaries. Even in Santa Cruz, my good friend Susana Seleme introduced García Linera to society—to the business sector. Of course, years later, when this Robespierre showed his claws, she regretted that burst of innocence and criticized the high school graduate who devised, among other things, the extrajudicial execution at the Hotel Las Américas, with his brother operating the events at that location.
Neither the NGOs, nor the aid workers, nor other middle-class sectors reminded us that García Linera had been a guerrilla fighter, that he was someone who stole the salaries of UMSS employees, who carried out acts of terrorism in the country. They never said he was authoritarian. They didn’t mention any of that and were simply dazzled by the things García Linera said about Marx and revolutions.
Over time, those NGOs were repressed and shut down by order of García Linera himself. Many of the middle-class sectors that tried to be critical of MAS were repressed by the Vice President and his party.
Today’s enthusiasts forget that Andrónico grew up politically in the Chapare, that is, in the place of greatest authoritarianism. They don’t tell us that he was formed in the logic of war under the union dictatorship, they don’t explain that he’s used to the excesses of drug trafficking, to the narco-businesses that flourish in the Chapare. They forget that Andrónico was shaped by Morales in his autocratic image; they fail to point out that he co-governed with MAS, that he participated in squandering $80 billion during the commodities boom, that he co-governed with the party that eliminated the rule of law and violated democratic freedoms, human rights, and freedom of expression and the press.
With amnesia, they don’t tell us that he co-governed with Arce, that he shares blame with him and Morales for destroying the country’s institutions. They don’t admit that Andrónico still speaks of socialism, declaring that the enemy must be destroyed. Blind to Andrónico’s meetings with García Linera, Cristina Kirchner, and Zaffaroni in Buenos Aires, forgetful of his meetings with Zapatero—Maduro’s patron—in Madrid. They naively tell us he is someone open to dialogue, though it’s known he only ever “dialogued” to secure five years as Senate president.
Andrónico is the renewal of the Chapare with everything that implies: drug trafficking, authoritarianism with a dictatorial soul, autocratic ideas rooted in a corporatist—not civic or democratic—mindset.
Today, mutatis mutandis, when Andrónico Rodríguez declares himself a presidential candidate, many “innocents” step into the spotlight again, including a Bolivian millionaire living abroad, saying it’s finally time for the youth, claiming the time for political renewal has arrived, that it’s time to open politics to new generations.
Of course, alongside those “innocents”—or those who appear to be, or who wear that armor—are thousands of others: politicians, public officials, leaders of social movements, the cynics, the ones who have ruled for 20 years, those who have robbed the public treasury for two decades by receiving resources from the Indigenous Fund, the Productive Development Bank, the Tax Office, the ABC (highways), YPFB, Customs, regional governments, municipalities, Parliament, and state-owned companies.
There are those who, over 20 years, have repressed those who thought differently, who shut down newspapers, who drove hundreds of Bolivians into exile for disagreeing with MAS. There are all the shameless ones who don’t want to lose power or the privileges given to them by the ruling party. These are the ones who got used to theft, easy money, drug trafficking—and of course, they don’t want to lose any of it.
They realize that if the opposition wins the elections, they will no longer be able to keep their pockets full and will have to give up power. That’s why thousands are behind Andrónico, because he presents himself as a viable man so that all those cynics can continue benefitting from power.
Andrónico is the renewal of the Chapare, the renewal of drug trafficking, of authoritarianism, of autocracy seeking a dictatorial path for Bolivia. Let’s not fall for the naïve idea that the time of the youth has come; yes to youth, but not to MAS youth, who want to govern for 20 more years to lead Bolivia into a dictatorship. We democrats must fight for freedom and block the path to autocrats—whether young or old.
Por Carlos Toranzo Roca, Brújula Digital:
Hace 20 años varios sectores de clases medias del país miraban con muy buenos ojos a Álvaro García Linera. Decían que era un joven que representaba la renovación de la política, que era un hombre lleno de ideas. Los funcionarios de las ONG estaban enamorados de él, otro tanto muchos cooperantes internacionales, en especial los “vikingos”: escandinavos, suecos, holandeses, franceses, suizos, todos ésos que no pudieron hacer una revolución en sus países, pero querían hacerla en Bolivia.
Decían que éste es un país de indígenas, de originarios –claro, nunca miraron a los mestizos–; se pusieron radicales en sus ideas, pero sin renunciar a sus aceptables sueldos de diplomáticos. Hasta en Santa Cruz, mi buena amiga Susana Seleme presentó en sociedad –a los empresarios– a García Linera; claro que años después, cuando este Robespierre sacó las uñas, ella se arrepintió de ese arrebato de inocencia y criticó al bachiller que ideó, entre otras cosas, la ejecución extrajudicial en el Hotel Las Américas, con su hermano operando lo sucedido en ese lugar.
Ni las ONG, ni los cooperantes u otros sectores de clases medias nos recordaron que García Linera era un guerrillero, era un sujeto que robó los sueldos de los empleados de la UMSS, que hizo actos de terrorismo en el país; nunca dijeron que era un autoritario. No mencionaron nada de eso y solamente se encandilaron con las cosas que García Linera hablaba de Marx y de las revoluciones.
Pasado el tiempo, esas ONG fueron reprimidas, cerradas por orden del propio García Linera. Muchos de los sectores de clases medias que intentaron ser críticos al MAS fueron reprimidos por el Vicepresidente y su partido.
Esos entusiastas del presente olvidan que Andrónico ha crecido políticamente en el Chapare, es decir, en el lugar del más grande autoritarismo. No nos dicen que él está formado en la lógica de guerra de la dictadura sindical, no nos explican que él está acostumbrado a los excesos del narcotráfico, a los negocios del narco que proliferan en el Chapare. No recuerdan que Andrónico está formado por Morales a su semejanza autocrática, no señalan que él cogobernó con el MAS, que participó de la dilapidación de 80.000 millones de dólares del boom de las materias primas, que cogobernó con el partido que eliminó el Estado de derecho y que violentó las libertades democráticas, los derechos humanos, la libertad de expresión y de prensa.
Con amnesia, no nos expresan que cogobernó con Arce, que es culpable con él y Morales de la destrucción de la institucionalidad del país. No aseveran que Andrónico sigue discursando sobre el socialismo, expresando que hay que destruir al enemigo. Ciegos ante las reuniones de Andrónico con García Linera, Cristina Kirchner y Zaffaroni en Buenos Aires, olvidadizos ante las reuniones de Andrónico con Zapatero –padrino de Maduro– en Madrid. Inocentemente nos dicen que es un dialogador, pero que se sepa, sólo dialogó para ser cinco años presidente del Senado.
Andrónico es la renovación del Chapare con todo lo que ello implica: narcotráfico, autoritarismo con alma dictatorial, ideas autocráticas de alma corporativa, no ciudadana ni democrática.
Actualmente, mutatis mutandis, cuando Andrónico Rodríguez se declara candidato a la presidencia, de nuevo salen a la palestra muchos “inocentes”, incluido un millonario boliviano que vive fuera del país, que indican que ya era hora de los jóvenes, señalan que ya llegó el tiempo de la renovación de la política, que es época de abrir la política a nuevas generaciones.
Claro, junto a esos “inocentes” –o que parecen serlo o que navegan con esa armadura– están miles de otros: políticos, funcionarios públicos, dirigentes de los movimientos sociales, los cínicos, los que han gobernado 20 años, los que han robado dos décadas al erario público recibiendo recursos del Fondo Indígena, del Banco de Desarrollo Productivo, de la Renta Interna, de la ABC, de YPFB, de la Aduana, de las gobernaciones, de las alcaldías, del Parlamento, de las empresas públicas.
Están los que en 20 años han reprimido a quienes pensaban diferente, los que han cerrado periódicos, los que han botado al exilio a centenas de bolivianos que discrepaban del MAS. Están todos los sinvergüenzas que no desean perder el poder ni las granjerías que les ha brindado el partido de gobierno. Están ésos que se acostumbraron al robo, al dinero fácil, al narcotráfico y, claro está, ellos no quieren perder nada de ello.
Se dan cuenta de que si gana la oposición las elecciones ya no podrán tener los bolsillos llenos y tendrán que dejar el poder. Por eso hay miles detrás de Andrónico, porque éste se muestra como hombre viable para que todos esos cínicos sigan beneficiándose del poder.
Andrónico es la renovación del Chapare, es la renovación del narcotráfico, del autoritarismo, de la autocracia que busca un camino dictatorial para Bolivia. No caigamos en la inocencia de decir que viene la hora de los jóvenes; jóvenes sí, pero del MAS, que quiere gobernar 20 años más para conducir a Bolivia a una dictadura. Los demócratas debemos luchar por la libertad y cerrar el camino a los autócratas, jóvenes o viejos.
https://brujuladigital.net/opinion/garcia-linera-andronico-y-la-renovacion-en-el-chapare
