Editorial, Los Tiempos:
Fracture and detriment
The fracture that divides the MAS deepens, so much so that both sides have already started campaigns with the prospect of the 2025 general elections.
This may seem encouraging for the opposition, but it is more likely that the internal rivalry in the ruling party will harm the management of the State and, consequently, all Bolivians.
This division is not recent. It began to manifest itself, with some subtlety, on November 9, 2020, the day after Arce was inaugurated, when Morales returned to Bolivia a year after fleeing.
And it had already been announced a few days after the October 2020 elections.
“We said that we had to have renovation in the MAS, for young people. If Evo Morales wants to help us, he will be very welcome. But it does not mean that Morales will be in the Government. It will be my government”, Luis Arce said then in an interview with the BBC.
This possible “help” may have wanted to manifest itself in some of Morales’ advice on the management of the State in the first months of Arce’s term.
It soon turned into party pressure to impose changes in the cabinet of ministers. A pressure that lost strength over the years by failing in its explicit purpose. And gradually it changed its objective, without modifying its effectiveness.
For a few months now, the pressure from the conservative wing of the MAS on its renovating counterpart has turned into open and growing hostility. It is exercised in several areas: the party itself, Parliament…, and not only through the media and social networks.
The struggle has reached the judicial authorities with the unconstitutionality action against the Organic Statute of the MAS, presented by the head of the Cruceña parliamentary bench of that party.
This action points to seven articles of the masista statute. One of them “ratifies respect for the born leadership” of Morales. Another refers to the obligatory economic contributions of the MAS militants who exercise functions in the administration of the State.
The most recent scenario of hostilities between both sides is future: the 2025 general elections. In other words, we will have close to two and a half years of offensives and counteroffensives. Until it is defined who prevails as the MAS candidate and/or that party finishes fracturing.
Meanwhile, each front will resort to all the means at its disposal to harm the adversary in the struggle for loot: the State apparatus that will be harmed by the use of its resources in the conflict and by carelessness in its management.
Fractura y perjuicio
La fractura que divide al MAS se profundiza, tanto que ambos bandos ya iniciaron sendas campañas en la perspectiva de las elecciones generales de 2025.
Esto quizás puede parecer alentador para la oposición, pero es más probable que la rivalidad intestina en el oficialismo perjudique la gestión del Estado y, en consecuencia, a todos los bolivianos.
No es reciente esa división. Comenzó a manifestarse, con cierta sutileza, el 9 de noviembre de 2020, al día siguiente de la posesión de Arce, cuando Morales volvió a Bolivia un año después de haber huido.
Y ya había sido anunciada pocos días después de los comicios de octubre de 2020.
“Dijimos que teníamos que tener renovación en el MAS, para la gente joven. Si Evo Morales quiere ayudarnos, será muy bienvenido. Pero no significa que Morales estará en el Gobierno. Será mi Gobierno”, decía entonces Luis Arce en una entrevista con la BBC.
Esa posible “ayuda” quizás quiso manifestarse en algunos consejos de Morales sobre la gestión del Estado en los primeros meses del mandato de Arce.
Pronto se transformó en presión partidaria para imponer cambios en el gabinete de ministros. Una presión que perdió fuerza al correr de los años al fracasar en su propósito explícito. Y paulatinamente fue cambiando de objetivo, sin modificar su eficacia.
Desde hace unos meses, la presión del ala conservadora del MAS sobre su par renovadora se ha transformado en franca y creciente hostilidad. Se ejerce en varios ámbitos: el mismo partido, el Parlamento…, y no sólo por los medios de prensa y las redes sociales.
La pugna ha llegado a las instancias judiciales con la acción de inconstitucionalidad contra el Estatuto Orgánico del MAS, presentada por la jefa de la bancada parlamentaria cruceña de ese partido.
Esa acción apunta a siete artículos del estatuto masista. Uno de ellos “ratifica el respeto al liderazgo nato” de Morales. Otro se refiere a los aportes económicos obligatorios de los militantes del MAS que ejercen funciones en la administración del Estado
El escenario más reciente de las hostilidades entre ambos bandos es futuro: las elecciones generales de 2025. Es decir que tendremos cerca de dos años y medio de ofensivas y contraofensivas. Hasta que se defina quien se impone como candidato del MAS y/o ese partido termine de fracturarse.
Mientras, cada frente recurrirá a todos los medios a su alcance para perjudicar al adversario en la pugna por el botín: el aparato del Estado que se verá perjudicado por el uso de sus recursos en el conflicto y por el descuido en su gestión.
https://www.lostiempos.com/actualidad/opinion/20230214/editorial/fractura-perjuicio
Bolivian Thoughts over our wonders 