By Eric L. Cárdenas, El Diario:
216 years ago in the colonial city of Nuestra Señora de La Paz, a group of individuals who had been secretly organizing since the late 18th century rose up to fight for the independence of Upper Peru from the Spanish crown. Earlier attempts had failed in Cusco and La Paz in 1805, but they remained determined, and on July 16, 1809, they took control of the city’s government after calling a town meeting, which decided to remove Governor-Intendant Tadeo Dávila and Bishop La Santa y Ortega from power.
The first free government in the Americas was then organized, with authorities, a militia, and a governing program. A militia of 900 men was formed under the command of Pedro Domingo Murillo. Taxes such as the alcabala and sisa were abolished, government debt records were burned, and other measures were taken. On July 24, the Junta Tuitiva was established as the ruling body under the name “National Representative Junta of the People’s Rights,” made up of 15 members and presided over by Pedro Domingo Murillo.
The Junta Tuitiva was not only a deliberative body but also the source of executive power, with appointed ministers and officials. Lawyer Gregorio Lanza was named Minister of War. As a legislative and deliberative body, the Junta included representatives from all social sectors: Creoles, mestizos, and even indigenous peoples, with one representative from each indigenous group. Among the indigenous leaders were caciques Francisco Katari Incacollo (Yungas), José Sancu (Sorata), and Gregorio Rojas (Omasuyos).
From the outset, the revolution had the strong support of the people, including some Spaniards like Pedro Indaburo, who was appointed military commander of the province, and Gabriel Antonio Castro, among others. Many Spaniards chose to leave the city or seek refuge in convents. A group of brave women—such as Doña Vicenta Juaristi Eguino, widow of Rodrigo Picón, Úrsula Goizueta, Simona Josefa Manzaneda, and many more—participated by making cannon cartridges, advised by experts. Emissaries were sent to other districts and provinces to encourage uprisings.
On July 27, the Junta Tuitiva issued its Proclamation, a philosophically significant document that denounced Spanish colonialism and proclaimed the freedom of the American peoples. This document provided the ideological foundation for the emancipatory revolution and openly broke colonial ties, abandoning the argument of defending the rights of King Ferdinand VII, who had been taken prisoner and exiled by Napoleon.
On September 30, 1809, the Junta Tuitiva was dissolved as a royalist military force sent from Peru, under Brigadier José Manuel Goyeneche and made up of 7,000 men with cavalry and artillery, approached the city. Though armed resistance took place near Chacaltaya, the patriot forces were overwhelmed and dispersed, with a small group retreating to the Yungas to continue the fight. On January 9, 1810, the main leaders of the July 16 uprising were executed by hanging.
The July 16 revolution in La Paz marked the beginning of the long war for independence in Upper Peru, which would last 15 years. Shortly afterward, on August 9–10, the Quito uprising took place; on May 25, 1810, the Provinces of the Río de la Plata declared independence; and in September 1810, Mexico’s “Grito de Dolores” followed, among other events.
The city of Nuestra Señora de La Paz became the center of the independence struggle, suffering repeated attacks from royalist forces in 1811, 1814, and 1816. Hundreds of residents were executed, their properties expropriated, and the city became the base for guerrilla resistance led by La Paz native José Miguel García Lanza. La Paz made a major blood sacrifice in the fight for independence.
In his memoirs, the Viceroy of Lima, Abascal, wrote: “Ramírez’s column advanced to that place of ruin and desolation, full of thieves and arsonists—La Paz.” Spanish General Pezuela wrote about La Paz: “This unfortunate and barbaric city had the reputation, more than any other, of being the worst and most hostile to the king, to all Europeans, and to loyal and honorable Creoles, ever since July 16, 1809 (…) to the point where even the women took an impassioned stance.”
The author is a lawyer, political scientist, writer, and university professor.
Por Eric L. Cárdenas del Castillo, El Diario:
Hace 216 años en la ciudad colonial de Nuestra Señora de La Paz, un grupo de individuos, desde fines del Siglo XVIII, se habían organizado secretamente para luchar por la independencia del Alto Perú de la corona del reino de España. Antes, habían fracasado en el Cusco y la ciudad de La Paz en 1805, pero no abandonaron su propósito y el 16 de julio de 1809, tomaron el gobierno de la ciudad, luego de convocar a un cabildo a la población, que determinó echar del poder al Gobernador-Intendente Tadeo Dávila y al Obispo La Santa y Ortega.
Organizado el primer gobierno libre de América, con sus autoridades, milicia y programa de gobierno, se organizó una milicia de 900 hombres, encomendándose el comando a Pedro Domingo Murillo. Fueron abrogadas las alcabalas, sisas y otros tributos, se quemaron los documentos de deudas al fisco y hubo otras medidas de gobierno. El 24 de julio se organizó la Junta Tuitiva, como órgano de poder, con el nombre de: “Junta Nacional Representativa de los derechos del Pueblo”, con 15 Vocales, y como Presidente estaba Pedro Domingo Murillo.
La Junta Tuitiva no sólo era un órgano deliberante, sino que era la fuente del Poder Ejecutivo, con ministros y funcionarios. Fue designado Ministro de Guerra el abogado Gregorio Lanza. Como organismo legislativo-deliberante, se estableció la representación de todos los sectores sociales, como criollos, mestizos y hasta los indígenas, uno por cada parcialidad indígena. Fueron miembros de la Junta los caciques indígenas: Francisco Katari Incacollo, por el Partido e Yungas, José Sancu por Sorata y Gregorio Rojas por Omasuyos.
Desde su inicio la revolución contó con el más decidido apoyo del pueblo, incluso algunos españoles como Pedro Indaburo, que fue nombrado comandante militar de la provincia, Gabriel Antonio Castro y otros. Buen número de españoles optaron por dejar la ciudad o buscar refugio en los conventos. Un grupo de valerosas mujeres, como Dña. Vicenta Juaristi Eguino viuda de Rodrigo Picón, Úrsula Goizueta, Simona Josefa Manzaneda y muchas otras, participaron fabricando cartuchos de tiros de cañón asesoradas por entendidos. Fueron enviados emisarios a otras Intendencias y Gobernaciones para que se levanten.
El día 27 de hizo conocer la Proclama de la Junta Tuitiva, que es uno de los documentos de contenido filosófico en el que se repudia el coloniaje español y se proclama la libertad de los pueblos americanos. Es documento de gran valor que fundamenta la revolución emancipadora y rompe abiertamente las cadenas coloniales, dejándose de lado el argumento de la defensa de los derechos del rey Fernando VII, que fue prisionero de Napoleón y residenciado.
El 30 de septiembre de 1809, se disolvió la Junta Tuitiva, al aproximarse la fuerza militar realista que fue enviada del Perú, comandada por el Brigadier José Manuel Goyeneche, conformada por 7.000 hombres, con caballería y artillería. Si bien se presentó resistencia armada en las cercanías de Chacaltaya, ante esa poderosa fuerza los patriotas se disolvieron y un reducido grupo se retiró a los Yungas, donde presentó batalla. El 9 de enero de 1810 fueron llevados a la horca los principales dirigentes del levantamiento de 16 de Julio.
La revolución de 16 de Julio en La Paz, dio inicio a la larga guerra por la independencia, que en el Alto Perú duro 15 años. A los pocos días de ese levantamiento el 9-10 de agosto, se produjo el levantamiento de Quito, el 25 de mayo de 1810, se proclamó la independencia de las Provincias del Río de la Plata, en septiembre de 1810 el “Grito de Dolores en México” y así sucesivamente.
La Ciudad de Nuestra Señora de La Paz, se constituyó en el centro de las luchas independentistas, sufriendo los embates de las fuerzas realistas en 1811, 1814, 1816, siendo fusilados cientos de vecinos, expropiados sus inmuebles y fue el centro de las luchas guerrilleras del paceño José Miguel García Lanza. La Paz aportó con importante caudal de sangre en las luchas independentistas.
En sus memorias el virrey de Lima, Abascal, escribió: “La columna de Ramírez se enderrotó a aquel lugar de ruina y desolación de ladrones e incendiaros de La Paz”. Y el general español Pezuela escribió en referencia a La Paz: “Esta infeliz y bárbara ciudad, tuvo la nota de ser entre todas las demás, la peor y más enemiga del rey, de todos los europeos y de los criollos fieles y honrados, desde el 16 de julio de 1809 (…) llegando a tal extremo que las mujeres tomaron acalorado partido”.
El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.
https://www.eldiario.net/portal/2025/07/19/16-de-julio-de-1809-en-la-paz/
