The wear of Arce in his first year of government
The circumstances in which Luis Arce meets the first year of his government do not seem to be like a celebration. No, because the mobilization that -against Law 1386 on the National Strategy to Fight the Legitimation of Illicit Profits- begins the same day of the anniversary of his inauguration, tomorrow, November 8, a few weeks after another that caused the withdrawal of a bill on the same subject, evidence that, in the balance of these 365 days of State management, the achievements fall behind the wear and tear.
A good part of the sectors that participated in that mobilization, almost four weeks ago, were not against the ruling party and the Government could hardly brand them as “coup plotters” using its most eloquent argument when it comes to confronting the opposition.
The strike that begins tomorrow and is intended to be indefinite calls for more sectors and, although in several of them the MAS strategy has achieved relative rejection, it seems that it will have a greater call and impact than the previous one. The 55 percent of votes obtained by Arce in the October 2020 elections is far from signifying the unconditional support of his voters for the government’s management.
A management perceived as erratic, busier from December to March in campaigning for the official candidates in subnational elections, then in the judicial persecution of the authorities of the transitory government and in the propaganda for imposing the fallacy of the “coup d’état” in Bolivia and abroad.
This effort to erase the electoral fraud of October 2019 from history has reached deplorable extremes, such as the accusation made in September by the President, in the UN General Assembly, against the former ambassador of the European Union in Bolivia of having participated in “the breakdown of the constitutional order” in the country during the denouement of the power vacuum caused by the resignation of Morales and other high authorities two years ago. That accusation deserved the “firm rejection” of the EU.
Two months ago, the risk rating agency Moody’s changed the investment risk outlook in Bolivia from stable to negative, due, among other things, to the accumulation of deficits and public debt, which implies greater difficulty in obtaining short-term financing. Urgent deadline and investments for hydrocarbon exploration as reserves are depleted, to the point that, for 10 days, gas shipments to Argentina have been below what was agreed.
What is also below what is desirable for the Government is the confidence that the population gives it, as evidenced by tomorrow’s strike, the second nationwide in just one year.
El desgaste de Arce en su primer año de gobierno
Las circunstancias en las que Luis Arce cumple el primer año de su gobierno no parecen ser como para una celebración. No, porque la movilización que —en contra de la Ley 1386 de Estrategia Nacional de Lucha Contra la Legitimación de Ganancias Ilícitas— se inicia el mismo día del aniversario de su investidura, mañana 8 de noviembre, pocas semanas después de otra que provocó el retiro de un proyecto de ley sobre el mismo tema, evidencia que, en el balance de estos 365 días de gestión del Estado, los logros pesan menos que el desgaste.
Buena parte de los sectores que participaron de aquella movilización, hace casi cuatro semanas, no eran contrarios al oficialismo y el Gobierno difícilmente pudo tacharlos de “golpistas” usando su argumento más elocuente cuando se trata de enfrentar a la oposición.
El paro que se inicia mañana y pretende ser indefinido convoca a más sectores y, aunque en varios de ellos la estrategia del MAS ha logrado un relativo rechazo, parece que tendrá mayor convocatoria e impacto que el anterior. El 55 por ciento de votos obtenido por Arce en las elecciones de octubre de 2020 está lejos de significar el apoyo incondicional de sus electores a la gestión del Gobierno.
Una gestión percibida como errática, más ocupada desde diciembre hasta marzo en hacer campaña electoral por los candidatos oficialistas en las elecciones subnacionales, luego, en la persecución judicial a las autoridades del Gobierno transitorio y en la propaganda por imponer la falacia del “golpe de Estado” en Bolivia y en el exterior.
Ese empeño en borrar de la historia el fraude electoral de octubre de 2019 ha llegado a extremos deplorables, como la acusación formulada en septiembre por el Presidente, en la asamblea general de la ONU, contra del exembajador de la Unión Europea en Bolivia de haber participado en “la ruptura del orden constitucional” en el país durante el desenlace del vacío de poder provocado por la renuncia de Morales y otras altas autoridades hace dos años. Esa acusación mereció el “firme rechazo” de la UE.
Hace dos meses, la agencia de calificación de riesgo Moody’s cambió la perspectiva de riesgo de inversión en Bolivia de estable a negativa, debido, entre otros aspectos, a la acumulación de déficits y deuda pública, lo que implica mayor dificultad para conseguir financiamiento de corto plazo, e inversiones, urgentes para la exploración en hidrocarburos pues las reservas se agotan, al punto que, desde hace 10 días, los despachos de gas a la Argentina están por debajo de lo acordado.
Lo que también está por debajo de lo deseable para el Gobierno es la confianza que le otorga la población, como lo prueba el paro de mañana, el segundo a escala nacional en sólo un año.
Bolivian Thoughts 