Demetrio Reynolds, El Día:
The useful vote versus the hard vote
In this stubborn exercise at the polls, there is no great news. It seems that someone has taken us for the horses of the Ferris wheel, so we go round and round without advancing anywhere. Last year at this time we saw the same actors in the electoral arena, with the same speeches and with the same lies. It’s a bit boring, but we don’t have other oxen to plow the rough terrain of democracy.
The stormy contest has begun. Almost a dozen candidates dream of being president. As there are no elections without discrepancies, it has been seen that they understand each other better, more than rivals between them. The one about those sometimes seemed to be a “little joke”, like the ones the yatiri knew how to do when he was chancellor. They were also adept at unleashing their profanity in an alleged joke. If so, 14 years have teased the country without disgust. But one day the “sovereign” got angry and told him out! to the tyrant; he left Chimoré crying, as you must still remember.
Those who cheated yesterday are now taking care that it is not their turn to be deceived: “the thief thinks that they are all of his condition.” They are experts in these evil arts of making fraud, they do not accept that anyone disputes the laurel they won in October of last year. And to heal in health, as they say, they see the same thing everywhere, even in the soup; fear makes them suppose that the storm at the polls is approaching. It is suspected that the vice-presidential candidate has seen this disaster in coca.
They pretend to be other people; they don’t remember anything from the past. They suffer from amnesia. They want to fill their history with other glories; they are democrats of a new kind; nothing to do with their predecessors, the vandals of yesterday. The economy and finance guru, who by chance is also now a presidential candidate, has said that he has the magic formula to reverse the disaster that the Chinese pandemic has caused in the economy, in close alliance with the other blue one. This time Bolivia will seriously resemble European Switzerland. Know the effect of its foolproof efficacy; that is to say, proof of those who are of the hard vote.
The former chancellor does not want to change his profile; he appears as subsumed in the tide of the blue and black flags. And he’s a great movie character. He was seen acting in the Chaparina massacre against indigenous people. In another no less stellar role, the candidate of yore plays a high official kidnapped, but accompanied by a uniformed assistant next door, just in case.
The other fantastic character is the one who manages the blue troop by remote control, from Buenos Aires. The brave vacationer enjoys life on other beaches; but he has promised to return to Bolivia the day after the electoral victory. He is a very lucky guy, as the former defense minister said. They have reserved a cell for him in Chonchocoro; but the indigenous magnate always has a hidden card up his sleeve to slip away.
The author is a columnist
El voto útil contra el voto duro
En ese terco ejercicio de las urnas, no hay gran novedad. Parece que alguien nos ha tomado por los caballos de la noria, por eso damos vueltas y vueltas sin avanzar a ninguna parte. El año pasado a estas fechas vimos en el ruedo electoral a los mismos actores, con los mimos discursos y con las mismas mentiras. Es un poco aburrido, pero no tenemos otros bueyes para arar el áspero terreno de la democracia.
La borrascosa contienda ha empezado. Casi una docena de candidatos sueña con ser presidente. Como no hay elecciones sin discrepancias, se ha visto que se entienden mejor entre duros, más que los rivales entre ellos. Lo de aquellos a veces parecía ser un “chistecito”, como los que sabía hacer el yatiri cuando era canciller. También eran diestros para descargar sus groserías en una supuesta broma. Si fuera así, 14 años nos han embromado el país sin asco. Pero un día el “soberano” se enojó y le dijo ¡fuera! al tirano; éste se fue llorando de Chimoré, como ustedes deben recordar todavía.
Los que ayer hicieron trampa, esos mismos se cuidan ahora de que no les toque el turno de padecer el engaño: “el ladrón piensa que todos son de su condición”. Ellos son expertos en esas malas artes de hacer fraudes, no aceptan que nadie les dispute el laurel que ganaron en octubre del año pasado. Y para curarse en salud, como se dice, ven eso mismo en todas partes, hasta en la sopa; el miedo les hace suponer que la tormenta de las urnas se aproxima. Se sospecha que el candidato vicepresidencial ha visto ese descalabro en la coca.
Fingen ser otras gentes; no recuerdan nada del pasado. Padecen de amnesia. Quieren llenar con otras glorias su historia; son demócratas de nuevo cuño; nada que ver con sus antecesores, los vándalos de ayer. El gurú en economía y finanzas, que por casualidad es también ahora candidato presidencial, ha dicho que tiene la fórmula mágica para revertir el desastre que ha causado en la economía la pandemia china, en estrecha alianza con la otra de color azul. Esta vez Bolivia se parecerá en serio a la Suiza europea. Conoce el efecto de su eficacia a prueba de tontos; es decir, a prueba de los que son del voto duro.
El tal ex canciller no quiere cambiar su perfil; aparece como subsumido en la marea de las banderas azules y negras. Y es un gran personaje de película. Se le vio actuando en la masacre de Chaparina contra indígenas. En otro papel no menos estelar, el candidato de marras hace de alto funcionario secuestrado, pero acompañado de una asistente uniformada al lado, por si acaso.
El otro personaje fantástico es ese que maneja la tropa azul a control remoto, desde Buenos Aires. El valiente vacacionista disfruta la vida en otras playas; pero ha prometido volver a Bolivia al día siguiente del triunfo electoral. Es un tjpeco de mucha suerte, como dijera el ex ministro de Defensa. Le tienen reservado una celda en Chonchocoro; pero el magnate indígena siempre lleva bajo la manga una carta oculta para escurrirse.
El autor es columnista
Bolivian Thoughts 