Editorial, Pagina Siete:
A victory of the people
President Luis Arce gambled everything for everything to make the strike of the sectors that demanded the repeal of Law 1386 fail in the understanding that a new setback would put the Government in a situation of constant ungovernability. He gambled and lost.
After six days of unemployment, blockades, police violence, clashes between civilians, more than 70 injured, more than 130 detainees and one deceased, the President had to go back and listen to the people: he asked for the abrogation of the Mother Law, which approves the strategy national campaign against the legitimation of illicit profits.
In this conflict, the Government took a strong hand, to set a precedent of authority and took precautions so that the protest did not lead to another November 2019, although the mobilization did not have that objective. Even David Choquehuanca brought out his war face and called on the social sectors to rise up to defend the so-called process of change. Along the same lines, Arce called on the MAS bases to come out to defend him, Evo Morales even introduced him to the soldiers of the revolution who would fight for him.
And, the strategy included an unprecedented police deployment in the Arce government, a suspicious transfer of military forces and weapons to Santa Cruz for a parade that did not take place, an action by hooded groups using official vans and, as has already been done custom in the MAS, the sending of social groups to the front line as if they were militias of the ruling party.
And, in order not to leave any loose ends, in the midst of the conflict, the departmental commanders were changed and three officers related to the MAS were promoted to generals, although two of them were not among the first of their class. They did not want to risk discontent, discomfort or riots.
Despite everything, the Government lost because the people’s demand is legitimate: the annulment of a law that calls into question the income of the country’s informal workers, who are the majority, and which can be an instrument of persecution.
The government tried to install the theory of another “coup d’état” and accused the media of being responsible for the misinformation around the law. None of this is true because some of the mobilized sectors, such as unions and transporters, are related to the MAS and the last thing they want is to overthrow the government.
The lesson that Luis Arce must draw from this conflict is that, although he has almost all the state power in his hands, the limits and counterweights will come from the street. And, if he is adding defeats, he will also accumulate weakness. It is time to abandon authoritarianism and govern for all Bolivians.
Una victoria del pueblo
El presidente Luis Arce se las jugó el todo por el todo para hacer fracasar el paro de los sectores que exigían la abrogatoria de la Ley 1386 en el entendido de que un nuevo retroceso pondría al Gobierno ante una situación de ingobernabilidad constante. Se las jugó y perdió.
Tras seis días de paro, bloqueos, violencia policial, enfrentamientos entre civiles, más de 70 heridos, más de 130 detenidos y un fallecido, el Presidente tuvo que retroceder y escuchar al pueblo: pidió la abrogatoria de la Ley Madre, que aprueba la estrategia nacional de lucha contra la legitimación de ganancias ilícitas.
En este conflicto el Gobierno sacó la mano dura, para sentar un precedente de autoridad y tomó los recaudos para que la protesta no derivara en otro noviembre de 2019, aunque la movilización no tenía ese objetivo. Hasta David Choquehuanca sacó a relucir su rostro de guerra y llamó a los sectores sociales a levantarse para defender el denominado proceso de cambio. En la misma línea, Arce hizo llamados a las bases del MAS para salir a defenderlo, Evo Morales hasta le presentó a los soldados de la revolución que lucharían por él.
Y, la estrategia incluyó un despliegue policial sin precedentes en el gobierno de Arce, un sospechoso traslado de fuerzas y armas militares a Santa Cruz para un desfile que no se realizó, una acción de grupos encapuchados usando camionetas oficiales y, como ya se ha hecho costumbre en el MAS, el envío de grupos sociales a la primera línea como si fueran milicias del partido gobernante.
Y, para no dejar cabos sueltos, en pleno conflicto, fueron cambiados los comandantes departamentales y fueron ascendidos a generales tres oficiales afines al MAS, aunque dos de ellos no estaban entre los primeros de sus cursos. No querían arriesgar con descontentos, malestares ni motines.
Pese a todo, el Gobierno perdió porque la demanda del pueblo es legítima: la anulación de una ley que pone en entredicho los ingresos de los trabajadores informales del país, que son la mayoría, y que puede ser un instrumento de persecución.
El Gobierno trató de instalar la teoría de otro “golpe de Estado” y acusó a los medios de ser los responsables de la desinformación en torno a la ley. Nada de eso es verdad porque algunos de los sectores movilizados, como los gremiales y los transportistas, son afines al MAS y lo último que quieren es tumbar al Gobierno.
La lección que Luis Arce debe sacar de este conflicto es que, si bien tiene casi todo el poder estatal en sus manos, los límites y contrapesos le vendrán de la calle. Y, si va sumando derrotas, también irá acumulando debilidad. Es hora de abandonar el autoritarismo y gobernar para todos los bolivianos.
https://www.paginasiete.bo/opinion/editorial/2021/11/15/una-victoria-del-pueblo-315205.html
Bolivian Thoughts 